lunes, 26 de marzo de 2007

300


Al fín: 300

Por fin, ya he visto 300. Como podréis notar los que leéis este blog de vez en cuando, era una peli a la que le tenía bastantes ganas. Y no me ha decepcionado. Ya hace como 8 años (¡como pasa el tiempo!) que había leido el comic, y me acordaba perfectamente de aquellas imágenes panorámicas, sin apenas viñetas, aprovechando al máximo los gutters. Era un cómic curioso y particular, en formato apaisado, de espesa y densa textura visual, que te sumergía en la historia, una historia legendaria, exagerada y mítica. Pero cierta en su esencia.

Y eso es lo mejor de la película, heredado del cómic: te transmite la épica legendaria de la batalla, aquella que es pura propaganda y mitificación del héroe frente al “malo” sin fisuras, el monstruoso y enigmático enemigo oriental. Carece de cualquier coartada políticamente correcta: los buenos de la función son los Espartanos, a pesar de mostrarlos como una panda de locos por la guerra y la búsqueda de la gloria a través de la muerte en batalla. En un tiempo como el actual, donde hay que ser políticamente correctos en todo para no ofender en lo más mínimo ningún colectivo, es un ejercicio que se me antoja muy saludable. Aquí, las mujeres son solo mujeres y el enemigo, lo que hay que aniquilar: el extraño, el extranjero, el diferente. Reconozcamos que es una actitud algo troglodita, pero es que así es como se pensaba entonces. Cambiar eso, sería falsear la historia. Leonidas solo respeta a su enemigo como tal. En el resto, le parece lo peor y lo desprecia. A esto colaboran unos actores muy en su papel. Especialmente un Gerard Buttler que interpreta a un Leonidas muy humano, a pesar de tener tanto de héroe como de energúmeno.

Los personajes son de una sola pieza, como tallados en mármol. Los espartanos se mueven medio desnudos, con sus capas rojo sangre ondeando al viento, en una Grecia ideal, de blancas casas, patios de arena y ágoras en bancadas y rodeadas de columnas, rodeadas de extensos campos de trigo bajo cielos dorados. Los persas aparecen como aficionados al oro, al piercing y a la monstruosidad. La corte de Jerjes, empezando por el Jerjes mismo, tiene una estética filogay y de degenerada ambigüedad sexual claramente marcada.

Como es obvio, la realidad no era así. Era cierto que los espartanos eran unas máquinas de matar que vivían por y para la guerra, como bien muestran las crónicas del tiempo. El propio Leonidas y sus huestes, habían masacrado a miles de persas en Marathón 10 años antes del episodio de las Termópilas. Aun así no peleaban con el torso desnudo, como en la película, si no con armadura. Pero es que jamás se ha visto una sola estatua de un hoplita espartano con armadura. Por ende, en la peli y el comic no llevan armadura. También es evidente que los persas no eran tan enfermos ni monstruosos como se ve en la película y el comic. Pero es que da igual: es una batalla legendaria, contada a la luz de la lumbre a los guerreros para infundirles valor. Lo cierto es que 300 espartanos retuvieron a 250.000 persas 3 días.

La película está llena de efectos digitales por los cuatro costados. Pero lo bueno es que no se “notan”. Se ven, los disfrutas, pero no te entretienen, no te despistan, forman parte de la historia. Una historia sencilla, directa, sin ambages, como lo son las leyendas. La mítica de la historia se ve y se oye. Es alucinante la paleta de colores, tomada directamente del cómic, colores calidos: rojo sangre, dorados, verde olivino y una gran variedad de ocres. La fotografía es sucia y sencilla, con poca profundidad de campo. La imagen está siempre salpicada de partículas, ya sea polvo, lluvia, arena o salpicaduras de roja y espesa sangre. Y que decir del sonido: se oye como esas lanzas abren las tripas, como ese metal entrechoca, como el acero abre las carnes y como la sangre salpica. Realmente te hace creíble este cuento basado en hechos reales.

Como muchos ya sabéis, la idea detrás de la película es exactamente la misma que en “Sin City”; no tanto interpretar el cómic de Frank Miller como hacer “la lectura” del mismo. Aquí eso es menos cierto. A los indudables hallazgos gráficos y narrativos de Miller y Lynn Varley (su colorista, esposa y coautora), fielmente llevados a la pantalla, el director ha introducido recursos del cine más clásico, heredados de De Mille para engrasar las transiciones entre los monolíticos e imponentes fragmentos o set pieces de la historia, llegando a incluir una pequeña subtrama original en Esparta, que no aporta nada a la historia más que alejar un poco al espectador de la batalla. Esto hace que le película, bastante larga, no se haga pesada en ningún momento.

Es tremendamente entretenida, bruta y violenta. He disfrutado como un enano de este cuento que los ancianos contaban a los jóvenes de su Polis en las largas y frías noches de hace 2.500 años, en la que se narra una batalla que, visto desde ahora, ha tenido una trascendencia inaudita en la historia de la humanidad. Es curioso como una pelea de 3 días puede cambiar 2.500 años de historia….

Recordemos a Leonidas por su sacrificio Kamikaze, pero tremendamente útil. Él, como el Cid, también ganó una guerra después de muerto.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jelou !!!

Yo la ví antes que tú,chincha, jeje

A ver, que tanto comentario nejatifo te está desestabilizando.

Hay que decir que la fotografía es bárbara. He perdido el límite de saber si estaba viendo una película, un cuadro o un cómic.

Hay que volver a verla!!!

Espartaaaaaaaanos !!! ejem, yo me saltaría lo de la prueba de niño y eso, porque soy trabajador de la Unión Europea y Esparta está en Europa ¿no?. Soy un Espartano no-extracomunitario ^_^

Tonio - carteiro dijo...

Aquí ya empezamos a desbarrar por todas partes: ¿¿qué es eso de saltarnos la prueba de los niños?? tendrían que haber puesto ... bueno, no, ya pusieron la escena de los latigazos y de los niños partiéndose los morros... vaya... no eché nada de menos del cómic; de hecho, creo que vi el cómic animado y nunca, nunca, nunca se me olvidará la cara de Leónidas con las manos de Jerjes en los hombros (¿¿qué pensaría?? jajaja)La reina pintaba poco después de soltar la mítica "las espartanas somos las únicas mujeres que damos a luz hombres de verdad", pero no podemos negar la indudable belleza de la actriz y el innegable poderío de la escena de cama.
Para más inri del detalle, copiando de la wikipedia (toma fuente de sabiduría)Dienekes, soldado espartano, consideraba el arco como un arma poco honorable, ya que evadía el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Fue entonces cuando pronunció su famosa frase: «Tanto mejor; lucharemos a la sombra». Y no sólo eso, al despuntar el alba del cuarto día, Leónidas dijo a sus hombres: «Tomad un buen desayuno, puesto que hoy cenaremos en el Hades». La hazaña fue recordada en una lápida conmemorativa escrita por el poeta Simónides, que decía así: Oh, extranjero, informa a Esparta, si pasas por allí, que aquí hemos caído defendiendo su ley.
Y recordad: no va a ser rápido, no te va a gustar... y no soy tu reina.