jueves, 30 de agosto de 2012

"El Legado de Bourne" Un mundo que se expande

Cuando te toca comentar películas como la que nos ocupa hoy, me veo avocado a tener que volver a exponer mis ideas sobre cuales son (para mí) las diferencias que existen entre una continuación y una secuela. Pero también me doy cuenta de que esto sería, para los que me leéis con regularidad, un ejercicio reiterativo. Ya lo sabéis. Y si no lo sabéis, o no lo recordáis, os recomiendo que volváis a releer antiguos posts del presente blog. Y es que hoy nos encontramos con una continuación de libro: “El legado de Bourne” continúa la historia allí donde la trilogía anterior la había dejado, introduciendo nuevas circunstancias, personajes y situaciones complementarias a las seminales, ya  expuestas en las aventuras del espía y asesino  amnésico. Abriendo, en fin,  los horizontes de esta.
La historia es la siguiente: debido a los hechos acontecidos en Londres al comienzo de la anterior película:”El ultimátum de Bourne”, los oscuros poderes que manejan la información y tejen su telaraña pacientemente desde la sombra, viendo su potencial exposición, deciden salvar los platos y eliminar cualquier evidencia que pueda poner en peligro el “core” de su organización y, de paso, a ellos mismos. Y la manera de “eliminar” las evidencias es, efectivamente, eliminar a sus agentes de campo. Aquellos que los pueden comprometer. Pero vuelven a tener problemas con uno de ellos, Alex Cross (Jeremy Renner). Este aprovecha que está de misión de entrenamiento en las montañas para poder librarse de la ejecución. Asustado porque sus propios jefes intentan matarlo, busca el único contacto que cree seguro, la Dra. Marta Shearing (Rachel Weisz) para encontrar que ella también es objetivo de las eliminaciones selectivas. Así que, juntos, comienzan una carrera contrarreloj para obtener unas drogas que Cross necesita para mantenerse en plenas condiciones y así, poder desaparecer.
La historia es bastante sencilla, pero efectiva. Al comienzo, si no tienes la trilogía anterior fresca, puede que te resulte un poco caótica. Sobre todo, porque aquella cerraba bastante bien el arco argumental y ahora este debe de volver a ser abierto. Esto implica que aparezcan muchos personajes de las películas anteriores durante, al menos, unos segundos en situaciones ya conocidas y nuevas para poder situar la historia en el espacio y el tiempo. Esta es la razón por la que muchos críticos han encontrado esta película más seria y adulta (adjetivos que juro que he leído). Pues bueno. En mi humilde opinión, todas las partes de la saga son adultas y serias. No sé si esta lo es más. Tampoco es algo que creo que sea fácil de cuantificar. Yo prefiero limitarme a decir que la primera parte de la película es más lenta y densa que las anteriores. Lo que no quiere decir que sea peor o más aburrida. Solo que no tiene tanta acción. Está más centrada en los personajes y sus hechos que sobre  lo qué hacen y como lo hacen. De hecho, podemos decir que la película en general tiene menos acción que las anteriores. O, más bien, que está más concentrada en pequeñas Set-pieces perfectamente situadas en la misma y que responden a los increcendos de la tensión de la narración. Porque aunque haya menos acción, no hay menos tensión o urgencia.
Si lo piensas bien, esta película te da más de lo mismo, pero lo suficientemente cambiado como para que no sientas que se te está tomando el pelo. El guionista-director (Tony Gilroy)demuestra, en su debut como director, que ha aprendido de aquellos directores con los que se ha codeado en sus años como escritor. Especialmente, de Paul Greengrass, director de las dos anteriores aventuras de Bourne. Es cierto que no llega al nivel de excelencia narrativa de este último, sabio conocedor de todos los recursos y triquiñuelas de la cámara en hombro. A cambio de tener la cámara más quieta y tranquila, tiene más claridad expositiva y un montaje más tranquilo y sincopado, si bien coherente con el de la saga. De todos modos, la acción y las persecuciones a motor estaban más o menos garantizadas desde el momento y hora que el director de la segunda unidad vuelve a ser un Dan Bradley cada vez más crecido.
Estéticamente, también se conserva la unidad estilística de las anteriores películas, si bien se ha optado por una tonalidad verdosa que contrasta con la más apagada azulada que caracterizaba a la saga anterior y resaltaba la frialdad de la ausencia de memoria de Jason Bourne.  Alex Cross sabe quién es y como ha llegado allí. No quiere volver atrás. Solo que necesita sus medicinas. Esto aporta más calidez estética a la película. También hay cierta unidad en la música, con la revisitación, en varios momentos, de la pequeña tonada de Bourne. De hecho, la película comienza con esta, resaltando la ya varias veces citada continuidad. Pero también cuando se menciona a Bourne o la influencia de este se deja notar en la trama.
Yo encuentro que es una película muy buena. Muy entretenida y agradable de ver. Sales con la sensación de que te lo has pasado bien sin que te hayan tomado el pelo más allá de lo permitido para que te sientas un idiota. La magia del cine está, en parte en ese “Truco Final” del que hablaba Christopher Nolan. Sin embargo, está un pequeño peldaño por debajo de las anteriores. Las razones son varias. La primera, que Jeremy Renner, siendo un gran actor, tiene menos carisma que Matt Damon, que además, se ve más vulnerable. Cuando disfrutabas de las películas anteriores, sabías que el Bourne que interpretaba Damon era una máquina de matar y un asesino frío. Pero se le veía vulnerable, con cara de buen chico. Renner tiene una apariencia más marcial, militar. Se ve más peligroso. Además, encuentro que la historia de Cross es demasiado semejante a la de Bourne en demasiados puntos. Sin embargo, me ha gustado el toque scifi que han introducido. Es muy sutil y se ve claramente que su función es formal: meter un objetivo imperante para los personajes y una cuenta atrás que los apremie.
A pesar de haber mencionado que Renner tiene menos carisma que Damon, esto no debe de ser entendido como que no me haya gustado su interpretación. Ya he dicho que es un gran actor. Solo que es menos versátil y su físico lo limita más . Rachel Weisz hace un papel relativamente fácil para lo que nos tiene acostumbrados, con lo que se la ve más que sobrada. Me gustaría destacar que es la 2ª vez (que yo sepa) que coincide con Oscar Isaac en un filme (aunque no compartan plano), otro actor, esta vez más secundario, que poco a poco va demostrando su calidad. Y es que el plantel de secundarios de esta película es de relumbrón y calidad demostrada (que las dos cosas no van siempre juntas). Muchos ya vienen heredados de las anteriores películas, e incluso se repiten escenas de ellos procedentes de la 3ª parte, si bien, la mayoría han grabado nuevo material, por poco que sea. Me gustaría listar alguno de ellos, sin ser exhaustivo: Albert Finney, David Strathairn, Scott Glenn o Joan Allen. Entre los nuevos, nos encontramos con un frío y eficiente Edward Norton, la estupenda Alice Gainer o un inmenso y amenazador Stacy Keach. Pero me gustaría destacar al siempre estupendo Zeljo Ivanek. Es un actor que necesita reconocimiento masivo ya, más allá de ser una presencia reconocible.
Es evidente que la función de esta película es servir de puente a próximas películas donde se entrará más en detalle y donde todos los personajes (Bourne incluido) van a tener mucho que decir. Pues la película tiene una trama cerrada, pero la historia queda completamente abierta y con todos los personajes con objetivos por cumplir y anhelos que conseguir. En este sentido, es de agradecer que, a pesar de su función de tránsito o peaje narrativo necesario, tenga la suficiente unidad como para constituir una entidad propia. Sales del cine con ganas de saber más de Alex Cross, la doctora, sus enemigos y ¿aliados? Y, por supuesto, de Jason Bourne, cuya presencia se nota en toda la trama, a pesar de que no sale en persona una sola vez. Esperemos que lo haga en futuras ocasiones.
               

sábado, 11 de agosto de 2012

Prometheus: Promete mucho, no da nada.


La noticia de que Ridley Scott iba a volver a la Ciencia ficción fue, en su momento, recibida como una noticia estupenda por los seguidores del género. Hay que tener en cuenta que el director inglés ha sido el artífice de dos de los clásicos más contundentes que existen, “Alien” y “Blade Runner”. Pronto nos enteramos, pues se encargaron de difundirlo bien, de que iba a ser un retorno al mundo de Alien, si bien, no consistiría en una secuela estrictamente hablando, lo que extrañó a mucha gente y mosqueó a otra. En principio, Ridley se iba a limitar a ser productor, delegando la función de director en uno de sus discípulos aventajados. Pero algo debió de encontrar el director inglés en el guión del semi-novato Jon Spaihls que le hizo cambiar de idea y ponerse también detrás de la cámara, para mayor regocijo de sus seguidores y todos aquellos que querían saber qué más tenía que decir Scott sobre los Xenomorfos, la Weilan-Yutani,etc. En consecuencia con esa decisión, mandó una reescritura al ínclito Damon Lindelof, que dejó sus huellas (perdón, sus marcas de la casa) en todo el guión.

Y es que la película que nos han presentado no es ni de lejos digna de ser considerada buena. Lo siento. Más bien todo lo contrario. Y me temo que con esta opinión disiento de la mayoría de los comentaristas y críticos del mundo. En las páginas web de cine, su valoración es bastante alta, cosa que me llama poderosamente la atención. Tal vez sea cosa mía, lo reconozco, pero como siempre, he intentado fundamentar mis opiniones y solo puedo sacar esta conclusión. El caso es que me he estado planteando como podría defender mi posición, ya digo, contraria a la general, sin hacer spoilers ni parecer que estoy pontificando. Imposible. Así que voy a hacer una excepción en este caso. Lo repito para que quede claro: a partir de aquí hay spoilers, si bien intentaré que sean lo más someros posible.

Lo primero, el guión de Prometheus es un despropósito. Está lleno de incoherencias, sin sentidos y, lo que es peor, vacíos. El más gordo de todos, la presencia de muchos personajes que son eso, cáscaras vacías en medio de una narración confusa. Y lo peor es que están interpretados por actores tan solventes como Charlize Theron o Idris Elba. Su caso es especialmente sangrante: ambos actores están totalmente desperdiciados en personajes sin sustancia y que, si se eliminaran, la película apenas se resentiría. Mala señal. El personaje de Theron tiene un buscado componente de ambigüedad  para que el espectador dude de su naturaleza que podría haber dado para mucho. Pero es tan burdo y vulgar, que solo agrava su insustancialidad.

Pero es que personajes con más entidad en la trama y/o argumento son también absurdos. Sin ir más lejos, la protagonista, Elisabeth Shaw (Noomi Rapace), motor de la narración al ser la que propone la expedición Prometheus, es una científica que actúa movida más por la fe que por el método científico. Un fe fundamentada en un cacao mental pseudofilosófico de un misticismo de mercadillo, con ciertos toques de Von Daniken o JJ Benitez. Se me hace muy difícil de creer que nadie monte una expedición espacial a lo desconocido que cuesta “billones de dolares”, como bien se indica, con el único respaldo de la fe, pues no hay mucha más razón para montar la misma. Al menos, ninguna desde un punto de vista científico. Pero de la ciencia de verdad, no la pseudociencia de “Friker” Jiménez.

Y es que esto de olvidarse de las mínimas normas y protocolos científicos (¡Qué demonios!, de la ciencia en sí)es un mal que afecta a TODOS los hombres de ciencia de la película. Los actos y actitudes de Millburn y Fifield (Rafe Spall y Sean Harris), biólogo y geólogo respectivamente, son directamente patéticas e injustificables. Se supone que son una élite en sus especialidades y resultan la vergüenza de todo aquel que se dedique un poco en serio a la investigación. ¿Qué Geólogo y cartógrafo se pierde en la propia estructura que está cartografiando? ¿Qué biólogo echa la mano alegremente al primer ser vivo extraterrestre que encuentra en su camino sin tomar las más mínimas precauciones? Y más cuando unas escenas antes había demostrado que era un cobarde redomado. Estúpido es decir poco. Lo que salva algo a los patéticos personajes es la sólida actuación de los intérpretes, sobresalientes en la mayoría de los casos. Destaca un maravilloso Michael Fassbender que saca petróleo del mejor personaje de la película con diferencia (lo que no es decir demasiado) para elevarlo por encima de la mediocridad imperante en todo el metraje.

La narrativa misma de la película es un desastre sin sentido desde la primera escena, una preciosa  rodada en Islandia que, sin embargo, carece de todo sentido y que solo da lugar a especulación, sembrando ya dudas desde el comienzo. ¿Qué es lo que hemos visto? ¿Cuál es su significado?¿Qué pinta ahí y cuál es su relación con el resto, más allá de que es bonita y/o emocionante?. Estas preguntas solo significan una cosa: Sobra. Además, esta escena destruye lo que, en mi opinión, da sentido a la narración, a la película, su propósito declarado: resolver la cuestión de los Space-jokeys ¿Quiénes y como son?. Si ya pones uno en la primera escena y lo muestras totalmente, bajas el nivel de expectativa del público a niveles mínimos. Es decir, en esta escena han primado que es bonita sobre el hecho de que tenga razón de ser o sea adecuada para la narración. Y de ahí, “p'alante” la cosa es tan caótica que la web está llena de foros con dudas de la gente sobre cosas que no le han quedado claras o, directamente, no han entendido. Y no me estoy refiriendo a cosas que pueden dar lugar a interpretaciones, como la esquiva naturaleza de Vickers (Theron) que ya hemos mencionado, si no a cosas que NO se entienden. Mala señal que me retrotrae a cierta serie que se desarrollaba en una Isla del pacífico y cuyo Showrunner era... Damon Lindelof ¡Qué casualidad!


Pero vamos con las cosas buenas, que las tiene. Ocultas, pero las tiene. Lo primero, la actuación de los actores, francamente buena. Sinceramente, yo les daba un Oscar colectivo por sacar adelante tan bien semejante porquería de personajes y encontrar cierta dignidad en esos diálogos. Demuestra que son buenos de verdad. También hay que destacar ciertas ideas estéticas muy de agradecer, como utilizar los diseños de la fallida película de “Dune” de Jodorowsky o, en general, la parte técnica: fotografía, diseño de producción, etc. Es evidente que Ridley, a pesar de haberse metido en este berenjenal, es un buen director. También destacan unos paisajes muy bonitos y los efectos especiales. Sinceramente, el mejor momento de la película es el más grimoso, asqueroso y de los más increíbles y discutibles.


Como pensamiento final, tres comentarios:

1. Los mentideros de la red dicen que la “versión real” de la película va a ser la extendida que saldrá en DVD y bluray algún día de estos y que tendrá unos 30 minutos más. Esto me lleva a plantearme dos cosas:¿Es ético proyectar en el cine un proyectos que sabes recortado, que no es completo, y cobrar por ello como si lo fuera? Esta es una pregunta que ya se han hecho en los videojuegos con los DLC's. La segunda pregunta es si, sabiendo que el proyecto está incompleto, ¿debemos de ser más indulgentes a la hora de juzgar la película? Yo creo que no. Que debemos de criticar duramente que nos hayan dado algo sin acabar adecuadamente y juzgarlo como un producto terminado. Si lo proyectan en una sala de cine y te cobran por ello, es un producto terminado y con entidad propia.

2. Hay algún crítico que se ha atrevido (osado) a comparar los levísimos y pueriles toques humanísticos y/o identitarios del Androide David con la gran zozobra y angustia vital de los replicantes de Blade Runner. Es una comparación fácil, ya que ambas son películas de Scott. Pero es tan terriblemente desafortunada que el periodista/ critico solo merece el mayor de los oprobios y el finiquito, puesto que solo demuestra que no tiene ni idea, que es un iletrado y, lo que es peor, que carece de autoridad alguna para criticar películas. Y mucho menos, cobrar por ello. Y ojo, que esto no lo digo porque sea un fan loco de Blade Runner incapaz de ser objetivo.

3. Me planteo qué es lo que lleva a unas personas tan reconocidas y solventes como Ridley Scott, Michael Fassbender, etc. a meterse en semejante... cosa tan deficiente y mala. Es imposible que los defectos que he mencionado no se vieran ya en el guión, terriblemente malo en casi todos los aspectos. Puede que la cosa empeorara en producción o postproducción, lo que tampoco dice nada bueno en absoluto. Pero la ínfima calidad de la narración en general (dejo fuera la parte técnica, ojo) es tan evidente a todos los niveles que realmente se me escapa qué han visto en ella. De verdad. Es un gran misterio.

jueves, 2 de agosto de 2012

Fail compilation July 2012