jueves, 24 de septiembre de 2009

Grand Theft Auto Chinatown Wars

Para los que no conocen esta maravilla de la DS. Ya se ve cuan complicado es de manejar en ocasiones... Pero a mi me mola un montón.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Metal Gear Solid

District 9:¿Xenofobo yo?

A lo largo de varios posts de este blog, he comentado que la Ciencia Ficción se encuentra en franca decadencia debido a que hemos llegado a un momento en que la Ciencia a secas, sin “ficción” como añadido, nos sorprende día sí día también con cosas que hace nada serían consideradas simples quimeras. Pero ocurre que de vez en cuando, un producto, en este caso “District 9”, una película, hace que nos reconciliemos con el género. Y es que pensándolo un poco, la ciencia ficción es la mejor manera de criticar y parodiar a la sociedad vigente en cada momento sin levantar las ampollas que otras maneras más directas podrían provocar. Además, en muchos aspectos, te evitas tener que andarte con determinados subterfugios. Existe una gran tradición en este sentido: “Los viajes de Gulliver”, “El Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, las novelas Pulp de los años 50 y 60 o los filmes de zombies de George Romero. En este sentido, “District 9” representa un caso paradigmático.

Tal vez, la crisis que está sufriendo la ciencia ficción en la actualidad provenga de la falta en los últimos tiempos de esa actitud algo contestataria característica del género. Por ejemplo: las adaptaciones cinematográficas de clásicos literarios que hemos estado viendo los últimos años, como puedan ser “Soy leyenda” o “Yo, Robot”, estaban convenientemente esterilizadas y liberadas de cualquier cuestión que pudiera ser malinterpretada o pudiera ofender a cualquier colectivo y/o etnia. Por otra parte, la Ciencia Ficción vigente en estos momentos se está escorando cada vez más hacia la fantasía y, en el caso del cine, el maximalismo visual, con lo se esta perdiendo un poco la conexión de lo que se estaba contando con la realidad, la sensación de verité necesaria. Esto hace muy difícil que el espectador o lector pudiera sentir cualquier tipo de conexión con los personajes o la historia que se está contando. Un ejemplo pedestre; mientras que en la trilogía clásica de Star Wars podías sentir cierta empatía por Luke, Leia y (sobre todo) Han Solo, ya que se les veía “humanos” en un entorno tecnológico. En la nueva esto es mucho más complicado. La forma, batallas, naves, efectos visuales… enmascaraban a los personajes y sus circunstancias. La forma enmascaraba y anulaba al fondo, que es que, en definitiva, importa. Era difícil sentir empatía.

En el año 1982, una inmensa nave nodriza extraterrestre se para sobre la ciudad Sudafricana de Johannesburgo. Y ahí se queda. Tras varias semanas sin dar ningún tipo de señal, la ONU decide entrar para ver qué hay dentro. Y encuentran en torno a un millón de extraterrestres insetoides. Habían perdido a sus líderes, con lo que, debido a su sociedad colmena, estaban sin dirección. Los “bichos” son trasladados a un gueto justo debajo de la nave, el “Distrito 9”, donde intentan sobrevivir en un entorno cada vez más amenazante. La historia estalla cuando la empresa (privada) que ha sido encargada por la ONU para controlar a los “bichos” decide trasladarlos a otro gueto, lejos de la civilización humana, donde podrán ser mejor controlados, ya que este ha sido construido ex profeso para eso. Es decir: es un campo de concentración en toda regla. Este traslado es encargado a Wikus Van der Merwe (Sharlto Copley), un hombre gris, un chupatintas voluntarioso, el antihéroe por antonomasia. Pero en el transcurso de su misión,sufre un lamentable accidente…

Lo primero que hay que comentar es evidente, la película denuncia la Xenofobia (no podemos hablar de racismo) y lo hace tanto de forma explicita (lo que dice y como lo dice) como implícita (lo que da a intuir): por ejemplo, Wikus es un Boer, vive en Johannesburgo, y aunque intenta ser ecuánime, sobre todo, cara a la galería, es evidente que es tan xenófobo como el que más. Como demostrará con sus hechos más adelante. Y es que la película empieza como un documental sobre “los hechos” basado en entrevistas a los que conocían a Wikus o tiene información interesante sobre lo acontecido. Intercalado a este reportaje, tenemos el registro grabado de las acciones de Wikus durante la operación de desahucio del Distrito 9 a las que se refieren los entrevistados. Poco a poco, a estas dos líneas narrativas de los hechos, ambas subjetivas, se va añadiendo una tercera, la del propio espectador, que ve los hechos a través de la 4ª pared. Esta es, en teoría, el punto de vista más objetivo, si bien ya sabemos que en el cine no existe la objetividad. Es esta última narración la que va primando a medida que transcurre la película. Destaca como lo que vemos como espectadores difiere con lo que te cuentan los entrevistados en la entrevistas y la selección de imágenes grabadas cámara en mano. Lo que tiene un fuerte significado moral: nos hace cómplices de los hechos: hemos visto lo que ha sucedido:¿Qué vamos a hacer?.

En el fondo de la película radica algo tan primigenio como el miedo al “otro”, uno de los motores más potentes de eso que llamamos historia. Miedo al extraño, al de enfrente. Es importante destacar que, por más que los científicos justifiquen en el falso documental el comportamiento de los “bichos” por ser seres coloniales, con diferentes funciones en una sociedad colmena, nadie atiende a razón. Ni los científicos que enuncian estas teorías, latiendo solapada la Xenofobia: el miedo al diferente. Destacar que los humanos que expresan opiniones más radicales y xenófobas son negros, que, sabemos, son los destinatarios naturales de ese tipo de crueles comentarios en Johannesburgo: aquí todos somos culpables; sin excepción.

La película tiene grandes aciertos. En ningún momento intenta dogmatizar o adoctrinar al espectador. Se limita a ponerle un espejo delante de la cara con el azogue de la ciencia ficción. Además, se cuida mucho de juzgar a los personajes o tomar parte por alguien. Por supuesto, la parte “documental” toma parte por la humanidad. Pero es que otras partes de la película se encargan de desacreditar esa postura.

Por otra parte, va introduciendo a los personajes, los hechos y las acciones poco a poco de una manera excelente, lo que demuestra un control de la narrativa y sus recursos prodigioso que no es muy usual. Este prodigio se acrecienta pensando que, tal como hemos comentado, el relato está narrado a través de tres narradores, cada uno con su gramática y dialéctica propias, pero obteniendo en su conjunto un producto final sólido, muy coherente y depurado.

A medida que la película va avanzando vamos conociendo más cosas y aprehendiendo su trasfondo. A la vez, la historia se va alejando del verismo para ir hacia la ciencia ficción más gore y violenta, cercana a los modernos videojuegos, como el Gears of War. Si bien, en ningún momento para a ser una mera atracción de barraca de feria centrada en saturar los sentidos del espectador. Es cierto que nos encontramos con el hecho de que la película es cada vez más sensual, alude más a los sentidos, pero en ningún momento pierde su función narrativa en aras de la espectacularidad. Al final, la película retorna al verismo de una forma brutalmente nihilista que deja la historia realmente abierta. Algunos dirían que demasiado: Puede suceder de todo, lo que, en el fondo, es bastante desasosegante.

Resumiendo. Podemos decir que es una película sobresaliente. Lo que me demuestra 2 cosas:
  1. La ciencia ficción sigue vigente y aun es una poderosa arma de crítica.No hace falta mucho dinero para hacer buenos productos; hace falta imaginación esfuerzo, profesionalidad y ganas de hacer cine, no un mero producto para recaudar pasta el primer fin de semana.
  2. La narrativa cinematográfica y televisiva es muy joven. Intuyo que aun debe de evolucionar mucho y que lo va a hacer. Creo que esta historia no se podría contar de esta manera en un libro. Creo que estamos siendo espectadores del comienzo del alejamiento narrativo del cine de la literatura. Lo que es muy interesante. Pero eso será posible siempre que se piense más en el cine o la televisión que en el dinero. Creo que es esta la vía que hay que seguir para preservar el medio y dejarse de tonterías como las 3D. La gente quiere que le cuenten historias y que se las cuenten bien. Si esta es una porquería, ya puedes meter pasta y 3D, que has fracasado.