sábado, 27 de marzo de 2010

The Book of Eli: Un manual de autoayuda


Resulta, cuando menos, paradójico que, cuando la gente se siente algo perdida y la sociedad sufre algún revés, el arte narrativo responde contándonos pesadillas en sentido más genérico. Si uno lo piensa detenidamente, parecería lógico que, en los momentos de crisis, se abogara más por el optimismo. Por un ejercicio de escapismo. Pero no. En los momentos oscuros, los relatos también se vuelven oscuros. Parece como si se quisieran conjurar los demonios plasmándolos en el papel o la pantalla. Ejemplos de esto lo tenemos a lo largo de toda la historia de la humanidad. Desde los crueles relatos que contaban los griegos a la lumbre cuando su polis estaba siendo asediada por los persas (u otra polis) hasta los desencantados Thrillers de mediados del siglo XX. Otros ejemplos más recientes pueden ser, “El Sr. de los Anillos” (en el fondo, habla de la corrupción del alma y la perversión de los principios)

Pero en el fondo, si lo vemos bien, la cosa tiene trampa, ya que al final de las mismas siempre hay algo que nos reconforta, aunque solo sea la justicia poética. Es decir, por muy mal que se pongan las cosas, al final se arreglarán.

La película que nos ocupa hoy se suma a este tipo de corriente. Es una pesadilla apocalíptica que se suma a “La Carretera”, ”Nº 9”, “2012” y otras sobre invasiones extraterrestres, abduciones...

Después de una supuesta guerra nuclear por motivos religiosos, los humanos se han visto condenados a vagar bajo el inclemente sol por los desiérticos restos de una civilización destruida, que (sobre)vive de los despojos de la anterior. Un inhóspito lugar donde el hombre se ha vuelto, más que nunca, lobo para el hombre. La novedad en esta ocasión radica en que el objeto de denuedo de los protagonistas, el “McGuffin” es cultural. Hasta ahora, en este tipo de pesadillas nos habían expuesto conflictos por cosas fñisicas: agua, gasolina, comida…Pero nunca por un libro. Y no un libro cualquiera: La Biblia.

Y no es una elección baladí, ya que pocos libros más crípticos y complejos que este, escrito a lo largo de miles de años y bajo diferentes ópticas. Tal vez en ello radica su poder, que es interpretable, como la Ley; ya que es la Ley de Dios. No hace falta que mencione aquí el hecho de que, a pesar de que, al menos en el nuevo testamento, predica la paz, muchas guerras se han intentado justificar utilizándola. Mismo en la película se menciona que el desastre apocalíptico que había asolado al mundo tenía origen religioso, razón por la cual, las habían destruido todas. Y ahora me pregunto yo; ¿porqué solo las biblias y no también los coranes u otros textos sagrados? ¿Tal vez le estén dando al hecho un significado más allá?

En principio, este concepto es bastante jugoso como para plantear algo realmente nuevo: una película apocalíptica humanista: la cultura, aquello que nos hace humanos sobre el resto de la fauna del planeta, prevalece sobre nuestra naturaleza de animales, sujeta a la ficisidad de un cuerpo. Sin embargo, el desarrollo de la historia da al traste con este posible planteamiento, más cerca de la filosofía que del cine de acción. Resulta que se trata a ese libro casi como un grimorio mágico de esos que salen en “Dragones y Mazmorras”, una recopilación de supuestos hechizos mágicos que sirven para manipular la psique de aquellos que escuchan su contenido. ¡Que puñetas, es la Palabra de Dios!. Pero hacia el final la cosa empeora, al imponerse una idea de mesianismo que convierte en literal el Deus ex Machina: un duelo de voluntades en el que gana claramente el primero. Es decir, en la “lucha” entre el Homo y el Deus, el segundo sale claramente vencedor.

He leído por ahí críticas que mencionan que el sorprendente final responde al triunfo de la voluntad intelectual frente al salvajismo. Disiento, es la imposición de lo casual y lo causal frente a lo humano, lo defectivo. También he leído por ahí que es el triunfo de los axiomas católicos. Perdonen que también disienta. De católicos no tienen nada. Cristianos, tal vez, pero no católicos. El catolicismo interpreta la Biblia más como narraciones, parábolas…escritos de los que se debe de extraer una enseñanza, que es lo importante. No es tanto “Haz lo que digo” como un “Haz lo que hago”, sobre todo, el nuevo testamento. Los protestantes hacen una interpretación bastante más literal y profética de la Biblia. Una interpretación más cercana a las ideas mesiánicas. Que es lo que tenemos aquí. No olvidemos que la Biblia es el único texto religioso que se destruye.

Pero que narices; no estamos hablando de una película de Bergman, si no que de una película de acción Hollywoodiense, tierra judía, no nos olvidemos. Y esto no lo digo como comentario antisemita, si no por el hecho de los judíos interpretan la Biblia de una manera aun más alejada al catolicismo. Así que tampoco tenemos que pedirle demasiado en cuestiones teológicas.

Lo que nos queda es una película muy entretenida, muy bien filmada y algo tramposa (nos escamotean información de modo rastrero y no siempre en aras de la narrativa). Creo que tiene muchas cosas muy estimables, desde un comienzo mudo que nos explica la cotidianidad del protagonista (que no puedo evitar que me recuerde al de Wall-E) hasta esa maravillosa ambientación pasando por una ficisidad y realismo de la violencia francamente interesante.

Pero eso puede enmascarar el hecho de que es una película tramposa y una decepción en cuanto a lo que narra. Sobre todo, en un final que es muy muy flojo, con un Twist que altera el sentido de la película para peor, ya que le quita mucho significado y peso a la trama. Y no digo más para no Spoilear.

Una pena.

lunes, 1 de marzo de 2010

Mola!