jueves, 28 de julio de 2011

Trailer de la película de "Hundir la flota".

Cuando hace un par de años nos dijeron que iban a hacer una película sobre Facebook nos quedamos con el gesto torcido, pero la vimos y resuitó que estaba más que bien. Poco después nos enteramos que iban a hacer una película basada en el juego "Hundir la flota" y también nos quedamos bastante anonadados. Pues aquí teneis el trailer. Obviamente, tiene relativamente poco que ver con el juego de mesa:

jueves, 21 de julio de 2011

Teaser: The amazing Spiderman

lunes, 18 de julio de 2011

domingo, 17 de julio de 2011

Cars 2: El mundo está loco loco



Hay un dicho por ahí, bien conocido, que dice que las segundas partes nunca fueron buenas. Esto puede ser verdad si lo que consideramos como una segunda parte es realmente una segunda parte. Me explico. Cuando una obra tiene éxito, lo fácil, factible y, en el fondo, lo cómodo, es hacer una “segunda parte”. Pero esta puede limitarse a ser un mero “exploit” de los éxitos de la obra original o intentar innovar, sin que la cosa desentone demasiado, para crear cierta sensación de coherencia. Aportar algo nuevo. También existe una tercera opción. Y es que, simplemente, la historia no había acabado. Por último, también debemos de reconocer el hecho de que toda segunda parte palidece frente a la primera por haber perdido el efecto sorpresa que esta atesoraba, es más “conocida” y el espectador va a exigir más para obtener el mismo efecto. Es como los yonkis: el efecto de acomodación.

Por todas estas razones, creo que se debe de ser muy cuidadoso a la hora de desarrollar una segunda parte. Se deben de manejar los parámetros citados con cierta precaución. En mi opinión, los estudios de Hollywood se dedican a clonar sus éxitos con demasiada alegría. Así vemos como meritorias películas se vacían de contenido y sentido al irse convirtiendo en sagas. Y no solo me refiero a “Piratas del Caribe” o “Matrix”, dos ejemplos bien conocidos. También me refiero a “Aliens”, “Parque Jurásico” o “El planeta de los Simios” por poner un ejemplo más clásico y demostrar que no es un fenómeno reciente.

Pero puede ser que la idea detrás de la segunda parte sea contar algo diferente aprovechando los hallazgos de la primera parte. Esto es lo que viene sucediendo desde hace años con la Pixar. Casi todas las películas de éxito de la compañía del flexo Luxor, han tenido al menos un corto que “explotaba” la película. Y “Toy Story”, además, cuenta con tres partes. De modo que el hecho de que se propusieran hacer “Cars 2” no es tampoco una sorpresa. Lo és que hayan decidido hacer un producto tan radicalmente diferente en tantas cosas a su referente. Pues las tres películas de “Toy Story” hablan de la amistad como tema desde un punto de vista concreto y van desarrollando su tesis sobre el citado tema, la fidelidad, etc. de un modo coherente, y continuista a lo largo de la saga. En el caso de “Cars”, el tema era también la amistad, pero desde otro punto de vista: como la manera de regresar al mundo real. Además, este tema servía de coartada para reivindicar otros conceptos más difusos y complejos. Pixar, como siempre, desarrollaba unos personajes complejos, creíbles, a pesar de ser coches, con unos conflictos perfectamente reconocibles e identificables. En cambio, en esta segunda parte, se han olvidado del “mensaje” para darnos el primer largometraje de la compañía que es simple disfrute y desparrame, como lo eran muchos de sus cortos.

Aquí se puede entrar a valorar si un remake de una película tan trabajada a nivel de guión era la ocasión adecuada para hacer un simple divertimento insustancial o no.

Porque es indiscutible que esta es la peor película de Pixar. Lo que no significa nada, ya que aun así, es muy superior a la mayoría del cine que se hace. Solo que, sobre todo a nivel de guión, palidece frente a toda la producción anterior de la compañía. En este caso, el mensaje queda en segundo plano, así como el desarrollo y dibujo de los personajes y la trama, cosas que, hasta el momento habían sido la base de toda producción de la compañía y lo que le daba ese grado de excelencia. Pero es que se ha sacrificado esto en aras de obtener un sentido homenaje al cine de espías de los ’70, especialmente, las disparatadas (y algo camp) películas del James Bond de Roger Moore. Pero no solo James Bond: también “The Italian Job” o las adaptaciones de novelas de espías de John LeCarre o Frederick Forsyth. El resultado es una película de perfil bajo, cierto, pero muy entretenida. Está llena de detalles muy divertidos y tiene un ritmo endiablado y alocado, fruto del hecho de que se centre en el personaje de Tom Matter, que ya es, de por sí, algo alocado. En este aspecto, me recuerda a “El mundo está loco loco” o “La carrera del siglo”. La trama es, a partir de un momento, atropellada y la narración se vuelve algo anárquica. Como sucedía en los ejemplos en los que se quiere reflejar. Y también en muchos westerns. Es, desde mi humilde punto de vista, una decisión artística francamente arriesgada querer imitar modelos de filmes hoy superados por la ortodoxia hollywoodiense de Syd Field y demás siervos de la “medida”, que es cada vez más monolítica y formulaica.

Y digo esto al leer críticas muy sangrientas contra la compañía de Lasseter y contra el propio director. En el fondo, se ve una gran envidia por haber hecho de sus 11 películas precedentes 11 obras de arte. Cuando aflojaron un poco el ritmo y se descolgaron con una boutade como esta (porque eso es lo que es), les ha salido la mala hostia y han ido a degüello. Pero, en mi opinión, a estas alturas, Pixar no tiene nada que demostrar a nadie, salvo a ellos mismos. Y, en ese aspecto, no se duermen en los laureles y se desafían constantemente con ansia de superarse. Así es el caso de “Brave” y antes, su primera película en imagen real “John Carter from Mars” del que aquí os dejo el trailer en español:



Y os digo que un día harán una película que podremos decir, objetivamente, que es mala. Cars 2 no es el caso, por lo que tiene de puro cine Trash autoconsciente en sus fotogramas. Es puro cine B. Si Tarantino o Rober Rodríguez hacen esto, se les alaba, si lo hace la Pixar…

En resumen, es una película para ir, disfrutar, reírse e irse a casa más contento. Y para que ellos ganen un montón de pasta para hacer otras cosas mejores. Que no nos podemos olvidar de la parte de negocio de la cosa. No es nada más. Y nada menos.

Los más avispados, os habréis dado cuenta de que casi no he hablado de la película en sí. No ha sido un error, ha sido totalmente consciente. Es uno de los casos donde conviene descubrir lo más posible en la pantalla.

En serio, Enjoy, just do it,

lunes, 4 de julio de 2011

Transformers 3: la cara oculta de la luna.



Este es tercer post de este año que hago sobre un Blockbuster, una película hollywoodiense en el que me veo obligado a comenzar recordando este hecho: esta película es un Blockbuster, hecha para satisfacer a un sector de la población lo más grande posible sin ofender a nadie en absoluto con la noble intención de hacerse de oro a base de vender entradas y palomitas. Esto conlleva una serie de cosas, entre las que debemos de citar sencillez en la historia, linealidad y claridad expositiva. Vamos, que todo el mundo tiene que entender la historia. O salir de la sala con la sensación de que la entendido. Una vez dicho esto, debemos de citar, como he hecho en las anteriores ocasiones, que dentro de los bockbusters, con sus normas no escritas y sus particularidades, hay diferentes calidades.

Con las películas de Michael Bay (más que con otros directores), en general, me pasa que me suele sobrar el guión. Es decir, este es solo una excusa más o menos trabajada para enlazar espectaculares escenas llenas de efectos especiales y acción. Punto. El desarrollo de los personajes, razones, motivaciones, en el fondo, la historia, suele dar un poco lo mismo. Y digo “suele” porque en “Armageddon” y “La isla” hay más construcción de personajes e historia. Alguno dirá que me olvido de “Pearl Harbour”. No lo he hecho. Los personajes son tan tópicos, que me parecen soldaditos troquelables, madelmans o GI Joes y la historia… en fin.

Pero el caso es que Michael Bay es muy bueno haciendo grandes espectáculos pirotécnicos vacios, lo que es la saga de los Enormes robots de Cybertrón es. Quien diga lo contrario, miente o no sabe de qué está hablando. De hecho, la saga le viene como anillo al dedo. Seamos serios, ¿Quién siente empatía por un enorme robot que se transforma en cabina de camión? Nadie. De hecho, y aunque suene a contradicción, la gran calidad que tienen los robots generados por ordenador hace que la película luzca impecable, pero acaba con el efecto espejo, ese que hace que el espectador ponga algo de sí en los personajes:La calidad de los robots, el hecho de que parezcan tan robóticos hace imposible que nadie se pueda sentirse identificado con ellos. Desde luego, el Optimus Prime de las películas no está tan antropomorfizado como el de los dibujos.

En la primera película, la historia se centraba en Sam Witwicky (Shia LaBeouf), sus padres y su relación con Michaela ( Megan Fox). El primer robot que te introducían de verdad en la película era Bumbble-Bee, que se convertía en el objeto de deseo del pobre Witwicky. Es decir, la trama se basaba en los humanos metidos en una pelea de robots, a diferencia de las otras dos películas, donde el core de la trama es como se dirimen son las cuitas que los robots, Autobots y Decepticons, tienen entre sí. Esto hace que, indefectiblemente, el interés de la película baje muchos enteros. Los humanos se convierten en los comparsas de los robots y no viceversa. Es decir, lo interesante de las dos siguientes películas es solo la espectacularidad. SOLO.

Cuando salió la segunda película, todo el mundo protestó de lo caótico de la misma. No tenía ni pies ni cabeza, ni ritmo, ni un desarrollo decente. Los personajes se dedicaban a vagar por la pantalla (Y por el mundo) sin mucho sentido ni explicación, llevados por las circunstancias, por la casualidad y, en menor medida, por la causalidad. Eso es veneno para una historia: los personajes tienen que tener un objetivo claro. Clarísimo. Puede que el espectador no lo conozca, pero al ver la película, la serie, debe de estar seguro que lo tiene. Por ejemplo: esto hacía muy interesante al personaje de Ben Linus en “Perdidos”. Hacía muchas cosas sin mucho sentido, pero en todo momento aparentaba que sabía qué es lo que hacía y porqué. De hecho, cuando deje de tener claras las cosas, poco antes de su encuentro con Jacob, el personaje se diluye para desaparecer de una manera lastimosa. Era un gran personaje que no merecía ese final. Es decir, el personaje debe de ser la parte activa de la historia, a pesar de que la realidad de la trama pueda acabar imponiéndose y convirtiéndolo en el sujeto paciente.

En esta tercera película, este enorme fallo está más o menos solucionado. Aunque es un caos, la cosa está bastante más encauzada. Pero también es patente que, a cada película la cosa es más disparatada. En esta tercera es evidente. No sé como explicarlo. La historia, los personajes, la trama, está acelerada, como disparada y borderline. Desde el principio, la película va a todo trapo. Los personajes hablan rapidísimo, corren en vez de andar y gritan en vez de hablar. Nunca dejan de hacer cosas. Y mejor si en pantalla suceden tres cosas a la vez. Por otra parte, los humanos son llevados al límite. Solo hay que ver el personaje de John Malkovich o el de Ken Jeong. Y en esta vorágine, se te va soltando información a paladas, entre peleas, golpes y carreras. Y, ¿sabéis lo mejor? Que funciona, te lo tragas. Hay tanta acción que estás noqueado. Ejemplo: Los transformers se meten unos zambombazos con sus cañones de la leche y siguen peleando. Los humanos les disparan con sus fusiles “antibots”(pero fusiles de infantería al fin) y sufren lo indecible. Absurdo. Además, si tienen tecnología “Antibot”,¿Porque siguen usando misiles normales? Cosas así, hay a cientos en la película. Y más absurdas todavía, pero bueno, no las voy a citar para no hacer Spoilers. El caso es que, viendo la película dices “amen”… y sigues viéndola.

Con esto quiero decir que, si bien, a nivel de guión, esta película es superior a la dos, tampoco es para tirar cohetes. Pero resulta que es muchísimo más espectacular (la ciencia CGI avanza) y está mejor rodada. No hay planos que duren menos de 5 segundos (lo único bueno que se ha obtenido de las 3D), con lo que se vé qué es lo que pasa en pantalla, no solo dos amasijos de hierro pegándose de leches por el suelo. Existe un claro objetivo que cumplir, aunque sea discutible. Y han cambiado a Megan Fox por Rosie Huntington-Whiteley, que está tan buena como aquella, actúa mejor (no es difícil, aunque tampoco le darán el Oscar en breve) y aporta más a la película, ya que permite (potencialmente) desarrollar nuevas vías argumentales.

Y digo “Potencialmente” porque la película dura 154 minutos (casi nada) y, cuando falta algo así como hora y cuarto para su final, la historia/trama, que ya era endeble y absurda (¿Cuántas veces he puesto esta palabra?), desaparece y solo queda el ruido y la furia del combate urbano.


¡Ah, bueno!, al final hay como 30 segundos (por reloj) de pseudo-epílogo.

Bueno. Valoración. ¿Es la peli mala? Desde luego, desde un punto de vista de guión/historia/dramaturgia, es penosa. Es un disparate en grado sumo. Pero es entretenida, divertida y muy muy espectacular. Yo me lo he pasado teta viéndola. Así que cumple su función de entretener. Pasas un rato muy divertido. Y si eso es lo que buscas, sales más que satisfecho.

No sé, llamadme condescendiente, pero creo que le doy un notable. Y es curioso que yo, que soy un loco algo obsesivo del Storytelling le de un notable a “esto”, pero me ha entretenido y he disfrutado. Además, al recordarla, no puedo evitar sonreir, tanto por recordar cosas muy espectaculares como por las ideas de bombero que contiene. Es tan disparatada, tiene tantos errores, fallos, sin sentidos, etc. que hasta me río. Como me pasó con “Starship Troopers”, aunque esta era peor. Mucho peor. Y creo que se tomaba en serio. Uno es así de contradictorio. Y no me importa reconocerlo.

Recomendación: si pensáis que, en algún momento la vais a ver, hacerlo en el cine, ya que en casa, por mucho bluray, se perderá mucho. Solo por el tamaño de la pantalla. Y ni se os ocurra verla en 3D. Que le den por el saco a las gafillas de plasticuchi y a los de Hollywood.


Por cierto, Michael Bay tiene conciencia ecológica, recicla en su cine: LINK