Ante
todo, disculpadme por haber tardado tanto en volver a escribir alguna
de mis reviews. Aunque haya estado viendo películas, no me he puesto
a escribir hasta hoy. La razón
principal es la falta de tiempo. Los que me leéis con cierta
asiduidad, sabéis que me tomo muy en serio todos los comentarios que
aquí pongo. Me los pienso y repienso, me informo y confronto
opiniones. Y eso lleva su tiempo. Un tiempo que no he tenido.
Por
esta razón, vuelvo a escribir uno de esos posts en los que comento
más brevemente de lo acostumbrado, una serie de películas de las
que creo que hay algo que decir y que están, más o menos, de
actualidad. Y empezamos por George Clooney para continuar con su
amigo Brad Pitt. Finalmente, acabaremos con Charlize Theron y su
curioso síndrome de Peter Pan. Let's go!
LOS
IDUS DE MARZO:
Quien
le iba a decir a George Clooney, cuando sobrevivía a base de
protagonizar engendros como la segunda parte de “ El ataque de los
Tomates asesinos” que algún día tendría el suficiente poder como
para ser capaz de levantar una película de esta talla en torno a su
figura y, sobre todo, su compromiso político. Esta es ya su 4ª
película como realizador. Y como guionista, no nos olvidemos. Si
bien en todas ellas ha mostrado de forma meridianamente clara su
posicionamiento en cuestiones sociales y políticas, nunca hasta
ahora había hecho de estas y, más concretamente, la ética de los
políticos y su entorno, la materia de la película, su tema.
La
historia de “Los Idus de Marzo” va de como un joven bien válido
y capaz, idealista y entregado, descubre de un modo trágico la
realidad de una campaña política, los políticos y qué es lo que
hay detrás de ese circo que se organiza cada 4 años para que el
pueblo, supuestamente soberano, escoja quién va a dirigir los
designios de la patria durante ese periodo de tiempo. El ejercicio
supremo de democracia; que no es más que una mascarada, un acto de
cinismo, un lamentable paripé, que no se puede contar y/o narrar si
no es desde el más profundo cinismo. Con todo lo que ello implica.
Esta
es una película sencilla. Carece por completo de meandros
narrativos. A lleva a B y esta a C. Sin complicaciones. Los
requiebros, los meandros que he citado son los morales, los éticos.
Por eso, los que esperen un complejo ejercicio de dramaturgia, con
twists, corrupción, etc. se pueden ir olvidando de esta película.
La cosa es descarnadamente sencilla, directa. Como el mundo real.
Tan dolorosamente sencillo, que hasta hace daño. La confirmación de
que el Principio de máxima parsimonia es aplicable hasta a la
política.
Los
personajes, sin -casi-excepción son unos pobres diablos que hace
años que han vendido su alma y, a estas alturas de su vida-a pesar
de que muchos son muy jóvenes-, ya carecen de escrúpulos, moral o
algo que se le asemeje. Es un juego de poder tan pedestre, tan básico
y a la vez tan sofisticado, que hasta asusta. Como asusta comprobar
que la realidad no debe de estar muy alejada de este teatrillo malo
que se muestra en la película.
Clooney
tiene la decencia de mostrar la corrupción de los suyos, de aquellos
con los que se siente más identificado, los demócratas, y mostrar a
los Republicanos como una sombra, algo borrosa sobre un fondo donde,
al final, lo que menos importa es la política: solo importa el
poder. Y este solo se puede conseguir mediante el engaño. Pero,
héteme aquí que, si hay engaño, difícilmente puede haber
democracia. Al menos, verdadera democracia.
El
estilo es sobrio, funcional y bastante dinámico. Clooney controla la
historia y la exprime, sin dogmatizar. Tiene suerte de contar con un
buen plantel de actores, entre los que destacan Phillip Seymour
Hoffman y Paul Giamatti. Tampoco lo hace mal Ryan Gosling, pero yo
empiezo a pensar que su cara de palo es natural, no un recurso de
actor...
Una
película interesante, entretenida y que recuerda a filmes de otras
épocas. Recomendable en esta época donde el descreimiento en la
clase dirigente campa a sus anchas.
MONEY
BALL:
Nos
la vendieron como una película de Baseball que no iba sobre
baseball. Pero resulta que sí, que iba de baseball. Bastante más de
lo que me gustaría. A mí y a la mayoría de los espectadores a los
que ese deporte les parece un poco marciano.
Brad
Pitt es el Manager de un equipo que, por presupuesto, no puede
espirar a conseguir demasiado en la liga. Un poco como le pasa en
España a todos los equipos de fútbol que no sean en Madrid o el
BarÇa. Antes o después son vapuleados y humillados por cualquiera
de ellos dos. Simplemente por el poderío y capacidad que aportan
unas cuentas más que saneadas. Un día conoce a un extraño
personaje que le cuenta un procedimiento de evaluación de los
jugadores mediante un estudio matemático que hace que se le encienda
la luz: monta un equipo usando ese método y partiendo de la base de
que, para ganar, no hace falta jugar bonito. Solo ganar puntos. Y
todos valen lo mismo. Por supuesto, las resistencias dentro de su
equipo y el entorno son grandes. Y los problemas estas ocasionan,
todavía lo son más. Pero él insiste, convencido de tener razón.
Así que fuerza la máquina hasta que no queda más remedio que
aplicar su modelo o acabar con el equipo. Y es cuando llegan los
éxitos.
La
película está bien rodada y cuenta con momentos muy brillantes. Se
nota la mano de sus brillantes guionistas, Zaillian y Sorkin. Pero es
que yo me pierdo con las reglas y la puntuación de ese deporte, con
lo que me quedo a la mitad. No puedo disfrutar de la película. Ni me
puedo identificar con los personajes, pues desconozco cual es su
papel en el césped y qué significan muchas de las cosas que se
comentan y pasan. Eso me echa literalmente de la película. Sí,
puede sentir la lucha, las ganas de superación, el drama humano.
Pero me es imposible la identificación.
Por
eso, aunque la película creo que debe de ser muy buena, no podría
asegurar que lo sea, más allá de su manufactura, su parte técnica,
que es excelente. Esto me lleva a pensar en la importancia de nuestro
equipaje a la hora de poder juzgar un producto... intelectual y/o
cultural. Pero cultural de verdad, no esa pseudocultura que se nos
impone desde ciertos círculos snobs. Pero eso sería cuestión para
otro post. Uno independiente.
La
película tal vez sea un poco morosa de más. Se nos excluyen,
deliberadamente, los momentos de juego. Recordad, es una película
sobre el baseball, no de baseball. Pero es que después los
explican... Empeorando mi falta de comprensión.
Destacan
grandes momentos y diálogos excelentes y una actuación de Brad Pitt
bastante más que buena.
Una
película que no ha encontrado su público ideal en mí. Aunque sé
ver y valorar sus evidentes virtudes.
YOUNG
ADULT:
El
caso de Jason Reitman es curioso. Ha dirigido 4 películas, de las
que ha guionizado 2 él mismo (acompañado) y dos Diablo Cody. Y, la
verdad, si bien hay diferencias evidentes, el estilo, el punto de
vista sobre los personajes y sus circunstancias, para ponernos algo
orteguianos, es muy semejante.
En
esta película, Cody y Reitman nos cuentan una historia de fracaso.
La chica lista y guapa del instituto, esa por la que suspiraban todos
en el instituto, al frisar los 40, siente vacía en su vida en la
gran ciudad. Ya no es la Prom Queen. Un día recibe un mail con la
noticia de que su novio del instituto ha tenido una hija. En ese
momento, decide que él ha sido el hombre de su vida y que debe de
recuperarlo porque tiene el derecho de hacerlo. Así que coje
el coche, un cinquecento muy mono, y se planta en su paleto pueblo
natal, congelado en el tiempo, a pesar de que ahora tienen un Macy's
y su hamburguesería de una conocida cadena internacional.
La
película está muy bien narrada. Reitman hace un trabajo excelente
al recrear el mundo vacío y desangelado del personaje principal,
interpretado por una Charlize Theron mejor que nunca. También
transmite muy bien el mundo del pueblo, frío, paleto, sin futuro,
pero falsamente optimista.
El
problema surge en que la película es muy cínica. Si “Los Idus de
Marzo” lo era, esta ya se lleva la palma. Además, el personaje de
Theron es tan mezquino y su ceguera y resistencia a madurar tan
evidentes, que es complicado sentir algo de piedad por ella. Su
comportamiento es, en todo momento, injustificable e incomprensible,
habida cuenta de que el espectador es consciente en todo momento de
que es una gran triunfadora. Es decir, la única que no ve que está
por encima de todo aquello es ella. Tú lo ves desde el minuto cero.
Por eso, es complicado que sientas algo positivo por ella. Y ya
sabéis que los sentimientos positivos son los que te meten en la
película.
Lo
que más me ha gustado de la película ha sido la música y la
actuación de Theron. Lo que menos, el personaje de la sudafricana.
Aunque sí me ha gustado, por realista, por coherente, que el mismo
no tenga redención alguna. Es tan desgraciada y egoísta al final
como al principio. No hay catarsis. El personaje apenas evoluciona
con la película, aunque ella crea que sí. Y eso está prohibidísimo
en los manuales de escritura de guiones. Por eso me gusta. Porque se
salta una norma y no queda, para nada, mal.