domingo, 25 de marzo de 2012

Tres películas


Ante todo, disculpadme por haber tardado tanto en volver a escribir alguna de mis reviews. Aunque haya estado viendo películas, no me he puesto a escribir hasta hoy. La razón principal es la falta de tiempo. Los que me leéis con cierta asiduidad, sabéis que me tomo muy en serio todos los comentarios que aquí pongo. Me los pienso y repienso, me informo y confronto opiniones. Y eso lleva su tiempo. Un tiempo que no he tenido.

Por esta razón, vuelvo a escribir uno de esos posts en los que comento más brevemente de lo acostumbrado, una serie de películas de las que creo que hay algo que decir y que están, más o menos, de actualidad. Y empezamos por George Clooney para continuar con su amigo Brad Pitt. Finalmente, acabaremos con Charlize Theron y su curioso síndrome de Peter Pan. Let's go!

LOS IDUS DE MARZO:



Quien le iba a decir a George Clooney, cuando sobrevivía a base de protagonizar engendros como la segunda parte de “ El ataque de los Tomates asesinos” que algún día tendría el suficiente poder como para ser capaz de levantar una película de esta talla en torno a su figura y, sobre todo, su compromiso político. Esta es ya su 4ª película como realizador. Y como guionista, no nos olvidemos. Si bien en todas ellas ha mostrado de forma meridianamente clara su posicionamiento en cuestiones sociales y políticas, nunca hasta ahora había hecho de estas y, más concretamente, la ética de los políticos y su entorno, la materia de la película, su tema.

La historia de “Los Idus de Marzo” va de como un joven bien válido y capaz, idealista y entregado, descubre de un modo trágico la realidad de una campaña política, los políticos y qué es lo que hay detrás de ese circo que se organiza cada 4 años para que el pueblo, supuestamente soberano, escoja quién va a dirigir los designios de la patria durante ese periodo de tiempo. El ejercicio supremo de democracia; que no es más que una mascarada, un acto de cinismo, un lamentable paripé, que no se puede contar y/o narrar si no es desde el más profundo cinismo. Con todo lo que ello implica.

Esta es una película sencilla. Carece por completo de meandros narrativos. A lleva a B y esta a C. Sin complicaciones. Los requiebros, los meandros que he citado son los morales, los éticos. Por eso, los que esperen un complejo ejercicio de dramaturgia, con twists, corrupción, etc. se pueden ir olvidando de esta película. La cosa es descarnadamente sencilla, directa. Como el mundo real. Tan dolorosamente sencillo, que hasta hace daño. La confirmación de que el Principio de máxima parsimonia es aplicable hasta a la política.

Los personajes, sin -casi-excepción son unos pobres diablos que hace años que han vendido su alma y, a estas alturas de su vida-a pesar de que muchos son muy jóvenes-, ya carecen de escrúpulos, moral o algo que se le asemeje. Es un juego de poder tan pedestre, tan básico y a la vez tan sofisticado, que hasta asusta. Como asusta comprobar que la realidad no debe de estar muy alejada de este teatrillo malo que se muestra en la película.

Clooney tiene la decencia de mostrar la corrupción de los suyos, de aquellos con los que se siente más identificado, los demócratas, y mostrar a los Republicanos como una sombra, algo borrosa sobre un fondo donde, al final, lo que menos importa es la política: solo importa el poder. Y este solo se puede conseguir mediante el engaño. Pero, héteme aquí que, si hay engaño, difícilmente puede haber democracia. Al menos, verdadera democracia.

El estilo es sobrio, funcional y bastante dinámico. Clooney controla la historia y la exprime, sin dogmatizar. Tiene suerte de contar con un buen plantel de actores, entre los que destacan Phillip Seymour Hoffman y Paul Giamatti. Tampoco lo hace mal Ryan Gosling, pero yo empiezo a pensar que su cara de palo es natural, no un recurso de actor...

Una película interesante, entretenida y que recuerda a filmes de otras épocas. Recomendable en esta época donde el descreimiento en la clase dirigente campa a sus anchas.

MONEY BALL:



Nos la vendieron como una película de Baseball que no iba sobre baseball. Pero resulta que sí, que iba de baseball. Bastante más de lo que me gustaría. A mí y a la mayoría de los espectadores a los que ese deporte les parece un poco marciano.

Brad Pitt es el Manager de un equipo que, por presupuesto, no puede espirar a conseguir demasiado en la liga. Un poco como le pasa en España a todos los equipos de fútbol que no sean en Madrid o el BarÇa. Antes o después son vapuleados y humillados por cualquiera de ellos dos. Simplemente por el poderío y capacidad que aportan unas cuentas más que saneadas. Un día conoce a un extraño personaje que le cuenta un procedimiento de evaluación de los jugadores mediante un estudio matemático que hace que se le encienda la luz: monta un equipo usando ese método y partiendo de la base de que, para ganar, no hace falta jugar bonito. Solo ganar puntos. Y todos valen lo mismo. Por supuesto, las resistencias dentro de su equipo y el entorno son grandes. Y los problemas estas ocasionan, todavía lo son más. Pero él insiste, convencido de tener razón. Así que fuerza la máquina hasta que no queda más remedio que aplicar su modelo o acabar con el equipo. Y es cuando llegan los éxitos.

La película está bien rodada y cuenta con momentos muy brillantes. Se nota la mano de sus brillantes guionistas, Zaillian y Sorkin. Pero es que yo me pierdo con las reglas y la puntuación de ese deporte, con lo que me quedo a la mitad. No puedo disfrutar de la película. Ni me puedo identificar con los personajes, pues desconozco cual es su papel en el césped y qué significan muchas de las cosas que se comentan y pasan. Eso me echa literalmente de la película. Sí, puede sentir la lucha, las ganas de superación, el drama humano. Pero me es imposible la identificación.

Por eso, aunque la película creo que debe de ser muy buena, no podría asegurar que lo sea, más allá de su manufactura, su parte técnica, que es excelente. Esto me lleva a pensar en la importancia de nuestro equipaje a la hora de poder juzgar un producto... intelectual y/o cultural. Pero cultural de verdad, no esa pseudocultura que se nos impone desde ciertos círculos snobs. Pero eso sería cuestión para otro post. Uno independiente.

La película tal vez sea un poco morosa de más. Se nos excluyen, deliberadamente, los momentos de juego. Recordad, es una película sobre el baseball, no de baseball. Pero es que después los explican... Empeorando mi falta de comprensión.

Destacan grandes momentos y diálogos excelentes y una actuación de Brad Pitt bastante más que buena.

Una película que no ha encontrado su público ideal en mí. Aunque sé ver y valorar sus evidentes virtudes.

YOUNG ADULT:


El caso de Jason Reitman es curioso. Ha dirigido 4 películas, de las que ha guionizado 2 él mismo (acompañado) y dos Diablo Cody. Y, la verdad, si bien hay diferencias evidentes, el estilo, el punto de vista sobre los personajes y sus circunstancias, para ponernos algo orteguianos, es muy semejante.

En esta película, Cody y Reitman nos cuentan una historia de fracaso. La chica lista y guapa del instituto, esa por la que suspiraban todos en el instituto, al frisar los 40, siente vacía en su vida en la gran ciudad. Ya no es la Prom Queen. Un día recibe un mail con la noticia de que su novio del instituto ha tenido una hija. En ese momento, decide que él ha sido el hombre de su vida y que debe de recuperarlo porque tiene el derecho de hacerlo. Así que coje el coche, un cinquecento muy mono, y se planta en su paleto pueblo natal, congelado en el tiempo, a pesar de que ahora tienen un Macy's y su hamburguesería de una conocida cadena internacional.

La película está muy bien narrada. Reitman hace un trabajo excelente al recrear el mundo vacío y desangelado del personaje principal, interpretado por una Charlize Theron mejor que nunca. También transmite muy bien el mundo del pueblo, frío, paleto, sin futuro, pero falsamente optimista.

El problema surge en que la película es muy cínica. Si “Los Idus de Marzo” lo era, esta ya se lleva la palma. Además, el personaje de Theron es tan mezquino y su ceguera y resistencia a madurar tan evidentes, que es complicado sentir algo de piedad por ella. Su comportamiento es, en todo momento, injustificable e incomprensible, habida cuenta de que el espectador es consciente en todo momento de que es una gran triunfadora. Es decir, la única que no ve que está por encima de todo aquello es ella. Tú lo ves desde el minuto cero. Por eso, es complicado que sientas algo positivo por ella. Y ya sabéis que los sentimientos positivos son los que te meten en la película.

Lo que más me ha gustado de la película ha sido la música y la actuación de Theron. Lo que menos, el personaje de la sudafricana. Aunque sí me ha gustado, por realista, por coherente, que el mismo no tenga redención alguna. Es tan desgraciada y egoísta al final como al principio. No hay catarsis. El personaje apenas evoluciona con la película, aunque ella crea que sí. Y eso está prohibidísimo en los manuales de escritura de guiones. Por eso me gusta. Porque se salta una norma y no queda, para nada, mal.

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