jueves, 28 de junio de 2012

miércoles, 20 de junio de 2012

Trailer de Frankenweenie

Teaser de Monsters University

domingo, 17 de junio de 2012

Iron Sky: Los Nazis del Siglo XXI




Ya hace un tiempo, por febrero, que he colgado el trailer de una delirante propuesta, una película finlandesa llamada “Iron Sky” que consistía en una invasión de la tierra por parte de un 4º Reich Nazi que tenía su base... en la cara oculta de la luna. Pues bien, me ha llegado la posibilidad de ver la película de marras y... me lo he pasado pipa viéndola.

En 1945, viendo que la guerra estaba perdida, Hitler manda a la cara oculta de la luna a una serie de elegidos para que, llegado el momento, retomen su sueño de un mundo Ário. Allí se establecen en una enorme fortaleza con forma de cruz gamada a la espera de su momento. En el año 2018, dos astronautas americanos llegan a la luna en busca de Helio 3 y como parte de la campaña de reelección de la Presidenta de los USA, una versión reloaded de Sarah Palin. Los Nazis matan a uno de los astronautas y al otro lo cogen cautivo para averiguar qué se cuece en la tierra y cuando pretenden (pretendemos) invadirlos. El problema es que es...negro. No conviene contar mucho más, para no estropear la sorpresa ni spoilear en demasía.

Objetivamente, no es una película que podamos considerar "buena" si la juzgamos en los términos clásicos. Es absurda, con personajes esquemáticos y situaciones (y soluciones) delirantes. Pero es muy divertida y tiene ideas disparatadas en abundancia, aunque quiero dejar claro que es una comedia, no una película de chistes. Pero tampoco quiere engañar a nadie: es lo que es. Sin embargo,lo que más me gusta, es que tiene muy mala leche. Reparte a diestro y siniestro, metiéndose con los USA, las Naciones Unidas, la democracia, el marketing, el racismo.. y todo lo que se le ponga a tiro. Entre chiste y chiste, muestra ciertas verdades bastante desasosegantes y, desde la burla, lo inquietante que es cierta deriva que se percibe en el mundo y que nos puede llevar a repetir ciertos errores del pasado. Obviamente, lo hace desde una actitud desenfadada y divertida, que no es una película de tesis. Ni con mensaje, más allá de reírte.

Tengo que decir que me ha sorprendido muy gratamente el nivel de sus efectos especiales Es una película que, en muchos aspectos creativos, supera ampliamente a muchas de las superproducciones de Hollywood. El uso de la imaginería y discurso Nazi es ejemplar, más allá del simple maniqueísmo y la imaginación a la hora de trasladar un mundo Nazi demodé y mecánico a la actualidad y mostrarlo en pantalla es sobresaliente.

La verdad es que yo la recomiendo. Se vuelve a demostrar que el talento no está discutido con la falta de medios y que se pueden hacer cosas más que decentes con poco. También demuestra que en Europa, aun habiendo sufrido a los Nazis, tenemos bastante más sentido del humor que en América. Somos capaces de reírnos de nosotros mismos y de nuestros defectos, que no nos tomamos las cosas demasiado en serio, aunque estos nazis lunares no tienen pinta de creer en soluciones finales, si bien sí que creen en la superioridad Ária.

Lo dicho, recomendable, si bien, y vuelvo a dejarlo claro,hay que valorarla como lo que es:un divertimento para reírse un rato deprejuiciadamente.

Ira de Titanes: Perseo vueve como se ha ido. En pegaso...





Ante todo, debo de decir que no pensaba comentar esta película. Como tampoco pensaba verla, después del desastre que me pareció la primera parte, como bien podéis comprobar si buceáis algo en el presente blog. Pero el caso es que, debido a distintas circunstancias, la he visto, así que, por coherencia, la comento muy brevemente, que tampoco hay demasiado que contar.

Ante todo, debo de dejar claro que no estamos hablando de mitología griega si no que de otra cosa, algo que se han sacado de la manga donde personajes que se llaman igual y comparten ciertas similitudes viven aventuras en un ambiente semejante al que describían los antiguos helenos. Quiero decir, fidelidad y/o afinidad, cero patatero. Pero bueno, me vale. La mitología ya nos la sabemos. O la podemos leer en cualquier libro. El problema es que apenas hay historia. La película se limita a ser una serie de set- pieces más o menos encadenadas que siguen la norma de tiempos y estructura establecida en los '70 y '80 para este tipo de producciones.

Zeus (Liam Neeson) se le aparece a Perseo (Un Sam Worthington tan expresivo como siempre) para que le ayude a evitar un desastre enorme que se avecina: Hades (Ralph Finnes) pretende liberar a Cronos, el padre de los dioses, de su prisión en el Tartaro. Pero el bueno de Perseo no le ayuda, pues tiene que velar por su propio hijo, tras la muerte de Io, su mujer. Así que Zeus se une a Poseidón (Danny Houston) y a su otro hijo Ares (Edgar Ramirez) para detener a Hades. Pero resulta que allí son traicionados por el dios de la guerra, que tiene cierto complejo de Edipo que pretende resolver despertando a su abuelo. Así que, arrepetido, Perseo emprende viaje a un lugar innominado de Grecia para rescatar al hijo de Poseidón, Hefesto (Tobby Kebbel) para que le ayude en su lucha contra el terrible Cronos.

Si ya la primera película era simple, esta lo es todavía más. Además, carece de demasiado sentido y coherencia. La ves, y disfrutas de lo que ves y poco más. No hay demasiada chicha que sacar. Aunque debo de vindicar que, al menos, esta vez no hay mensaje. Ninguno. Y menos el reaccionario que contenía la primera película. También se debe de destacar lo mucho que le debe esta película a Kratos y su “God of War”, así como a otros videojuegos. Por la contra, han desaparecido los personajes. Ya no hay ningún guerrero como los que interpretaban Mads Mikkelsen o Liam Cunningham en la primera parte, alguien con el que sentías cierta empatía. Intentan que el personaje de Kebbel, Hefesto, sea simpático, pero no lo logran, pues no le dan demasiada cancha ni hay oportunidad para serlo: hay demasiadas escenas de acción como para poder desarrollar mínimamente cualquier cuestión dramatúrgica. Así, el enfrentamiento familiar en la saga de Zeus queda apenas abocetada y planteada y la historia de amor, porque no podía faltar, es una mera anécdota que no tiene mucho sentido ni importancia.

Los efectos especiales están bien. Se nota que se han gastado bastantes dólares en ellos, si bien no son nada del otro jueves. En este aspecto, han trabajado más que en la primera, reciclando menos, si bien, sin ser demasiado originales tampoco.

En definitiva. Una película de serie B con actores de Serie A que se limitan a hacer un poco el canelo y cobrar sus -imagino abultados- talones. Para ver un día que estas aburrido y no tienes ganas de comerte en coco en lo más mínimo, pues a poco que pienses, estás perdido.

Hysteria: La satisfacción de las mujeres



 Los médicos y curanderos egipcios y griegos, ya en su época, habían diagnosticado la existencia de una enfermedad estrictamente femenina que nacía en el útero. Esta enfermedad ocasionaba innumerables trastornos mentales y físicos realmente enojosos y desagradables, tanto para la afectada como para su pobre marido, que tenía que soportar con más paciencia que Job los innumerables cambios de humor de su pareja. Estos mismos médicos habían descubierto que, mediante el uso de diversos objetos que servían para realizar masajes pélvicos, la dama en cuestión sufría una explosiva descarga de la tensión acumulada en el útero, muchas veces, incluso, acompañada de fluidos, que la tranquilizaba y evitaba los síntomas. A lo largo de la historia, este mal tuvo varios nombres, siendo el más conocido el que se le dio en la Inglaterra Victoriana: Histeria. 

 Aunque no nos lo creamos, esta “enfermedad” estuvo oficialmente reconocida por la Sociedad Americana de Medicina hasta 1952. Y su tratamiento siempre fue la estimulación genital de la paciente hasta que descargara la presión uterina. De hecho, hasta esa fecha, era frecuente encontrar anuncios de vibradores y otros objetos de estimulación para damas en las revistas para señoritas con el fin de tratar de aliviar la cuestión. El problema fue que por esa fecha, quedó bien claro que esa descarga, era un simple orgasmo. Hasta ese momento, las mujeres no tenían tal cosa. Por eso, fue de aquella cuando esos citados objetos pasaron de tener una aséptica función médica a una sucia función sexual, iniciando una etapa de declive u ocultamiento que duró hasta hace bien poco. La película que hoy nos ocupa trata, precisamente, de como el Dr. Mortimer Granville (Hugh Dancy) inventó el vibrador eléctrico. Y esto lo hace de una manera amable, adecuadamente ficcionada y edulcorada. 

 Nos muestra a Granville como un joven Doctor que está adelantado a su tiempo, defendiendo la existencia de los gérmenes, la inutilidad de bálsamos, etc. Debido a sus avanzadas teorías no consigue trabajo en ninguna parte, ya que choca con los férreos estamentos médicos, firmemente instaurados. Por suerte, se le concede la oportunidad de curar los síntomas de histeria de las damas de la alta sociedad londinense. Pero esa labor se revela como muy cansada, lenta y, además, conlleva la aparición de codo de tenista. Así que, con ayuda de su amigo el ingeniero Edmon St.John-Smithee (Rupert Everett), encuentra la manera de mecanizar y optimizar el procedimiento. En esto, se mezcla una historia de amor, feminismo y autoafirmación.



 La película es agradable, un divertimento. En las fechas en las que la película se desarrolla, hace años que Pasteur ha publicado todos sus trabajos y estaban perfectamente reconocidos y aceptados. Además, el vibrador de Granville no era el primero que existía, si bien, fue el primero eléctrico y portátil y que se podía usar en la intimidad. Pero bueno, esto no son más que inexactitudes históricas. El problema es que se muestra un poco dispersa, ya que intenta abarcar demasiado y desde un punto de vista algo contemporáneo de más. Para empezar, pasa un poco de puntillas por el tema sexual en el intento, conseguido, de no ofender a nadie. Estamos hablando de una película que habla del orgasmo femenino, con lo que un poquillo más de arrojo no hubiera estado mal. Pero la cosa se agrava cuando, como a mitad de película se mete la historia de amor y los componentes de justicia social, tanto en cuestión de lucha de clases como de igualdad entre sexos. Ninguno de estos temas se puede desarrollar adecuadamente por falta de tiempo, lo que hace que la cosa quede bastante insulsa y hasta absurda. Abarca demasiado y aprieta poco. Además, estas partes tampoco están demasiado bien integradas. Parece que son como pinceladas aisladas sobre un lienzo que, si bien está claro que conforman un cuadro, no parece que sea algo muy conjuntado ni proporcionado. 

 Desde el punto de vista técnico, la producción es excelente, como todo producto de épocas que viene de las islas. Ropas bonitas, escenarios estupendos y fotografía excelente para resaltar, y contratar, los dos mundos que, en momentos, enfrenta, la clase alta y la baja. En cambio, la dirección es simplemente funcional y, por momentos, algo morosa. Hay un par de escenas mal montadas y que crean confusión, además de un exceso de suposición por parte del espectador en cosas en las que no tiene que suponer. Y más cuando otros conceptos están subrayados de más. 

 En cuanto a las actuaciones, destaca Hugh Dancy, que hace un severo esfuerzo por sacar adelante a un Granville bastante plano así como Felicity Jones, que, sobre todo al final, saca algo de jugo a su personaje de relleno. También destaca algo algún secundario. El resto de los actores, se limitan a ser funcionales, especialmente un Everett que lleva haciendo el mismo papel hace ya varios años. Lo hace bien, pero no estaría mal que cambiara un poquillo de registro. Está más encasillado que el rico del Monopoly. 

 En definitiva, una película inofensiva, entretenida y bien hecha, pero nada sorprendente ni relevante. Un simple divertimento que no pasará a la historia. No es de las que yo recomendaría, pero para pasar un ratillo, no está mal. 

Lo que no me gustaría es terminar este post sin mencionar que algunos han escrito, a raiz de esta película, que los médicos que se dedicaban a curar la histeria eran una especie de Gigolós con diploma de médicos. Esta conclusión me parece francamente errónea, precipitada y aventurada. En aquella época, se creía realmente que las mujeres no tenían orgasmos, en tanto y cuanto, no tenía eyaculación. Además, aun hoy en día existen abundantes misterios en cuanto a la sexualidad femenina, cuya fisiología se está mostrando bastante más complicada de lo previsto, que no sería de aquella, cuando esta se resumía en “sirve para tener hijos”. Hay que tener cuidado en aplicar conceptos modernos a cosas antiguas, aunque hoy nos resulten muy evidentes. O muy disparatadas aquellas.

Metal Trololo

Este es uno de los homenajes que se le han hecho a Eduard Khil, "trololó man", que ha muerto la semana pasada. En los últimos años se había hecho famoso por su delirante actuación de 1973 en la televisión Rusa. Resulta que la censura había prohibido la letra, pues hablaba de un Cowboy de Kentucky, así que salió e hizo el famoso "Trololó"sustituyéndola. Un accidente feliz que le ha hecho famoso en su sesentena, gracias a Youtube. 

Él no es que estuviera especialmente orgulloso de aquello, pero se lo tomaba con mucho humor y, por lo visto, siempre fue muy receptivo y amable con todos aquellos que se le acercaban. Pues este es nuestro homenaje, solicitado, a Eduard Khil. DEP 

jueves, 7 de junio de 2012

Trailer de Django Unchained

Por fin nos llega el trailer de la largamente esperada incursión del inefable Tarantino en el Western. Aunque, para ser realistas, deberíamos de decir "Southern". Enjoy:

domingo, 3 de junio de 2012

MIB-3: Las terceras partes sí que pueden ser buenas.


Ya he escrito en varias ocasiones en este blog que una de las cosas que más me gusta con respecto al cine es equivocarme y que la realidad acabe por imponerse frente a mis prejuicios. También he dicho que me encanta cuando este me sorprende gratamente, cuando espero poco y me da más de lo que esperaba, digamos. Esto me ha pasado con la película que me dispongo a comentar hoy: la tercera parte de los Hombres de Negro.

Como casi todo el mundo, yo soy de los que reniega de las secuelas a proyectos que han tenido éxito. El concepto de secuela no me gusta nada, prefiriendo el de segunda parte. Esto es, frente a la secuela; continuación que en el fondo es un refrito de la primera (y se supone que exitosa) parte, solo que con menos gracia, ingenio y, normalmente, más dinero; una segunda parte es, o la continuación de la historia de la primera u otra historia con los mismos personajes, algo que es muy lícito y ha sucedido hasta en la literatura clásica. Mirad si no “El Quijote”. En el caso que nos ocupa, podemos decir que la segunda parte de “Los Hombres de Negro” era una secuela. Sin embargo, esta tercera parte es una continuación, ya que coge lo mejor de las dos primeras partes y vuelve al germen emocional del proyecto primigenio para hacer una película divertida, sorprendente, dentro de lo ya conocido, y amena. No es fácil hacer una película, que es una tercera parte, con estas características.

Y es que se han dado cuenta de que el fuerte de la primera película era la relación entre J (Will Smith) y K (Tommy Lee Jones) y como el primero de ellos iba descubriendo ese delirante mundo paralelo lleno de extraterrestres ocultos a simple vista. La sorpresa de J era también nuestra sorpresa. Esto vuelve a suceder en esta tercera película merced a un viaje en el tiempo a 1969, a los días que preceden al lanzamiento desde Cabo Cañaveral del Apollo XI, que llevará a los hombres a la Luna. La escusa para esto es la fuga de un penal de Máxima Seguridad de Boris “El Animal”, quien viaja a la fecha señalada para evitar que los hombres de negro en general y K en particular den al traste con sus planes de conquista de nuestro planeta. J deberá viajar al pasado para evitar que Boris se salga con la suya.

Así que tenemos a J, un pez fuera del agua en el Psicodélico (y racista) Nueva York de los '60, enfrentándose a los alienígenas, que ya de aquella se ocultaban a plena vista. La sorpresa de J vuelve a ser nuestra sorpresa. Por otra parte, tenemos a un joven K (Josh Brolin) que es mucho más novato que J y desconoce su papel en la salvación del planeta, con lo que volvemos a retomar la relación fraternal, de colegas, que tanto éxito había tenido en la primera parte. Y con éxito, en este caso, no estoy hablando de dinero, si no que de éxito artístico y/o narrativo. Pero ojo, y aquí está lo bueno: no es una reedición de lo ya visto, es la misma idea con un desarrollo lo suficientemente novedoso como para ser reconocible y poco más.

Desde un punto de vista formal, poco hay que contar. Los americanos saben como hacer estas cosas y resultar efectivos. Me han hecho especial gracia los marcianos claramente demodé, sesenteros que salen en las escenas de esa época. Así como el buen pulso que tiene Barry Sonnenfeld, un director que, a la chita callada, nos ha dado varias comedias que han devenido en esenciales de los últimos años como La Familia Addams y su continuación y las dos películas sobre las andaduras del mafiosillo Chilli Palmer (John Travolta) por Los Ángeles( Como Conquistar Hollywood y Get Shorty).

También me gustaría destacar el papel de los actores, en especial, un sobresaliente Josh Brolin, que imita a la perfección a Tommy Lee Jones sin caer en la impostura y sin dejar de hacer de K su propia creación. Era el que lo tenía más complicado y, sin embargo, sale más que airoso de la situación. También me gustaría comentar lo mucho que ha matizado Smith su actuación, sin dejar de ser un clown y con qué facilidad se come la pantalla la Gran Dama Emma Thompson cada vez que sale con un simple alzamiento de cejas. Y lo sabios que fueron los guionista haciendo que su personaje en versión joven (Alice Eve) fuera bastante secundario.
Porque en el fondo, todo en la película, salvo la relación de J y K, es bastante secundario en esta película. Dicen que las películas de colegas son historias de amor heterosexuales entre dos hombres. Si estamos hablando de un amor fraternal o amistoso, estoy totalmente de acuerdo. No entiendo la manía de meter el sexo en todo. El caso es que estaríamos ante una hermosa película de amor. Y de una gran amistad. Este es el gran tema de la película. Y tiene un bonito desarrollo. Y acertado.

Pero lo que a mí me impresionó de la película es que es tremendísimamente tramposa y lo bien que nos engañan. En mi opinión, cuando te engañan de una manera tan elegante y es tan difícil de ver la tomadura de pelo, estamos más cerca del ilusionismo, la magia, que de otra cosa. Y no puedo más que levantarse y quitarme el sombrero frente a los autores: Chapeau. Esta vez lo han conseguido.

En resumen, nos encontramos con una película la mar de divertida, graciosa y mejor de lo que aparenta. Desde luego, es infinitamente mejor de lo que esperaba, especialmente, después de haber odio que había habido problemas con el guión. Oye, que haya siempre problemas con el guión si lo que sale es un producto tan digno como este.