sábado, 14 de enero de 2012

Sherlock Holmes: Juego de Sombras. Nunca mejor dicho.


Creo que no digo ninguna tontería al afirmar que el supremo juez de la calidad de las cosas es el tiempo. Muchas veces, el oropel y el brillo, la novedad, puede nublar nuestros sentidos, alterar nuestro buen juicio y hacernos caer en un error de criterio. ¡Cuantas veces nos pasa con la tecnología, en este mundo tan hipertecnificado!. También pasa en la cultura. De repente, se pone algo de moda, un libro y parece que casi es obligatorio leerlo. Solo será con el tiempo cuando puedas colocar ese libro en su correcto contexto. Por supuesto, en el cine es moneda habitual. De hecho, parte del negocio de Hollywood se basa en esto. Pero me gustaría saber que se opinará dentro de... ¿20 años? de la película más taquillera a nivel global de 2011: “Amanecer Parte 1.” ¿Podrá resistir la prueba del tiempo? ¿Recordará la gente a Edward Cullen, Bella y los demás? Y si lo hace,¿qué recuerdo guardarán?

Sherlock Holmes y su mundo son de los que han superado de sobra la prueba del tiempo. Y han demostrado ser lo suficientemente versátiles como para haber resistido también múltiples y variada versiones y reencarnaciones, tanto en novelas y/o cuentos, su formato original, como cine, cómics y otros más originales. En mi opinión, es una palpable demostración de su calidad intrínseca. De hecho, en los últimos tiempos, estamos siendo testigos de dos de las más atrevidas “adaptaciones” del personaje y sus andanzas. Ambas son diametralmente opuestas, pero en cierta medida, son válidas. Y en ambos casos, el personaje resiste la prueba. Me refiero a la serie de la BBC “Sherlock”, que lo ha traído a la actualidad, y las películas-espectáculo de Guy Ritchie de la que hoy nos toca comentar la segunda.

Cuando hace unos años se estrenó la primera película del ex-marido de Madonna protagonizada por el detective del 221b de Baker Street, muchos puristas pusieron el grito en el cielo, clamando por el atrevimiento de haber hecho de “su detective” un tipo cínico, saltarín y algo “actioner”. Sin embargo, en mi opinión, si bien es discutible la fidelidad en la forma, no se podía negar que el fondo era muy fiel al original. En mi humilde opinión, se había cometido una operación de reinterpretación y actualización del personaje. Si bien, en aquella ocasión, para mí, era más formal y estilística (en el sentido amplio del concepto de estilo). Es decir, en mi opinión, Ritchie y co. habían alterado el ritmo y potenciado el espectáculo con el fin de reforzar el mito y los personajes, que permanecen más o menos inalterados. Esto es lícito, se lleva haciendo desde el periodo clásico, mientras que se sea fiel a “la idea”, al concepto subyacente, lo que Aristóteles llamaba la “diánoia”.

A pesar de saltar, pelear y ser algo más simpático que en los libros, Sherlock era Sherlock y la película narraba una historia de investigación que se resolvía gracias al ingenio, la perspicacia y las artes del detective. Y el núcleo de la historia, de la película, estaba ahí: las piezas encajaban y tenían una funcionalidad. Era un relato (algo ligero, es verdad) de Sherlock Holmes. La gente que se quedó en las peleas y los brincos y por ello bramaba “traición” no se estaba dando cuenta de que detrás de anodinas frases de los relatos, del estilo de “Sherlock y yo los abatimos a puñetazos” hay peleas...

Pero héteme aquí que sale esta segunda parte. Y prima el espectáculo y el ritmo, sacrificando, por ello, la diánoia. Lo que los puristas habían criticado de la 1ª parte fue lo que más gustó a cierto sector del público, que por razones que aun no me explico, se ha elegido como público objetivo de la industria del cine mainstream (así les va...) y por ello, lo han potenciado sacrificando el resto. Pues bueno.

Es decir, donde en la primera había una trama bien hilada, argumentada y secuenciada que guiaba las movidas aventuras de Sherlock y Watson, aquí es solo una excusa para introducir una serie de set-pieces débilmente hiladas donde los personajes y la historia se diluyen en aras del más vulgar y vacío espectáculo. Solo se puede calificar como una película con un guión torpe: El planteamiento es esquemático, el desarrollo, tanto de personajes como de hechos y/o acciones, es errático y su estructura, débil, infantil y terriblemente tosca. Es un guión que está claramente muy poco trabajado. Se le notan todas las costuras. Y esto es mortal para un personaje como Sherlock Holmes, que juega en la liga de las historias potentes, llenas de contenido y milimétricamente estudiadas y medidas. Es lo que pide el personaje y su entorno. Esto se convierte en un lastre que acaba con toda posible pretensión de la película.

Podría poner muchos ejemplos de lo que he citado en el párrafo anterior, pero me estaría metiendo en el terreno del Spoiler y ya sabéis que me lo he prohibido, salvo excepciones que se anuncian bien claramente. Así que solo voy a citar lo absurdo del personaje de Madame Simza (Noomi Rapace), su historia y la de su hermano. No tiene sentido, trascendencia ni, en el fondo importancia, a pesar de que, en bastantes ocasiones, funciona de McGuffin o motor de la historia. Sin mencionar lo ridículo de algunas situaciones, como el baile en Reichenbach... en fin.

A nivel técnico y artístico, la película es excelente. Como no, técnica sobra. Ritchie es un tipo curtido y con buenas ideas, además de un director interesante. Pero ni los efectos especiales ni la fotografía o los bonitos decorados y ropajes pueden ocultar que es una película vacía e indigna.

Ni tampoco el buen hacer de Jared Harris, que compone un James Moriarty bien interesante y más que desaprovechado. Harris destaca entre todos los actores de la película, si bien todos intentan defender a sus personajes, aunque la mayoría son demasiado epidérmicos como para poder hace demasiado con ellos. Esto incluye a un Robert Downey Jr., más cerca de Tony Stark que de Sherlock. Lástima.

Creo que me queda poco por decir. Es entretenida, está bien hecha, pero es un cascarón vacío sin interés. Y no debería de haber sido eso. No le estoy pidiendo imposibles, pero sí que sea lo que se supone que debe de ser: un caso de Sherlock Holmes.

Tal vez en la próxima.

2 comentarios:

Lisbeth dijo...

¿y Watson? ¿no pones nada de Watson?... ¿ni que Mr. Pómulos afilados hasta con bigote hipnotiza...? pues lo digo yo,
ha!

Dark Arkane dijo...

¿Y tú no has ido a ver tu versión americana?