viernes, 6 de enero de 2012

"Drive": Una historia de Violencia"


Dice la canción que la vida te da sorpresas y sorpresas te da la vida. Cuando ya dábamos el año 2011 como finiquitado en cuestión de cine, resulta que, a las calladas, sin grandes alardes, sin publicidad millonaria ni el despliegue made in Hollywood habitual, nos llega la que, probablemente es una de las mejores películas de la temporada: Drive. Así da gusto terminar un año: dejando lo mejor para el final. 

Drive trata sobre un taciturno y reservado individuo innominado de unos treinta años(Ryan Gosling). Dedica su día a su pluriempleo: mecánico, especialista de cine en un desangelado e inhumano Hollywood de día y “Driver”(conductor de fugas) por las noches. No sabemos nada de él. Apenas habla. Apenas deja transmitir sentimientos. Vive en un mundo miserable, puerco,lleno de malotes y mafiosos de medio pelo, con sedes en pizzerías cutres y garajes. En un mundo de paredes enteladas con motivos florales y muebles de formica. Un mundo al que permanece ajeno: él no se implica. Hasta que conoce a su vecina Irene (Carey Mulligan), se enamora de ella y se encariña de su hijo. Entonces, su vida se enriquece. Y hasta puede sonreír. Parece que las cosas le van a ir mejor. Pero un día, el marido de Irene, Standard (Oscar Isaac) sale de la carcel. Nuestro conductor decide retirarse elegantemente. Pero la cosa no es tan fácil, Standard debe mucho dinero y la vida de Irene corre riesgo. Así que, en un acto de galantería, Driver decide ayudar a Standard a conseguir el dinero y así, indirectamente, ayudar a su inalcanzable amada. 

El principal problema de la película, prácticamente el único, es que la historia no es nada novedosa y hasta es predecible. Pero los artífices de la misma han logrado que estos defectos jueguen a favor. El fatalismo, la mala leche que respira y la evidente inevitabilidad de los hechos hacen que una película que es principalmente morosa, silenciosa y contemplativa respire tensión y urgencia en todo momento. Es difícil encontrar una película donde tanta economía cinematográfica y dramatúrgica transmita tantas cosas. Es un prodigio de narración. Austera y sobria, donde las cosas se sugieren antes que se dicen, donde el “parece” es mucho más que el “es”. Una narración clara, sencilla y, sin embargo, muy adulta e inteligente. Esto se logra gracias, principalmente, a un director (Nicolas Winding Renf) bendecido por el Dios del Cine que coge todas las virtudes del cine nórdico en el que se ha criado y ninguno de sus defectos para destilar la historia y eliminar todo lo superfluo e innecesario en un ejercicio de extraordinario minimalismo. Todo apoyado en una fotografía excelente (especialmente, en las escenas nocturnas) que recuerda al mejor Michael Mann. El guión también es un prodigio de contención, si bien, se ve que en este caso, el gran salto de calidad se da en su puesta en escena. 

Pero esto no se podría haber hecho sin el concursos de unos actores en estado de gracia. Gosling y Mulligan hablan con los ojos. El Driver de Gosling es un tipo pasivo, soso y algo torpe en sus relaciones sociales, como tímido. Pero detrás se ve clarísimamente a la bestia, que más vale no despertar. Mulligan logra que sepamos en todo momento qué pasa por la cabeza de Irene sin abrir la boca. Hacía mucho tiempo que no veía a un actor decir “te quiero” de una manera tan nítida, cándida y...silenciosa. Pero no debemos de olvidarnos del excelente Bryan Craston, lejos del Heisemberg de “Breaking Bad” o a una breve pero excelente Christina Hendricks en las antípodas de la Joannie Holloway de “Mad Men” 

No me voy a extender demasiado más. Creo que, como comentario ya llega. Hablar más sobre ella sería contraproducente. Solo me gustaría mencionar tres cosas. La primera es que viendo este tipo de películas te das cuenta de que el cine es una experiencia erótica, de eros: sentidos. Sensual. Normalmente, en el cine, se premia a la vista con alucinantes efectos especiales, planos rococó o manieristas en extremo. Huelga poner ejemplos. Pero, como bien dicen los sexólogos, el más importante de los sentidos está ubicado en el cerebro. De ese sentido normalmente nos olvidamos. Y es el que más placer nos da. 

La segunda de las cosas a comentar, viene a razón de que me he dado cuenta de que las películas que realmente nos gustan son aquellas que se ven libres de las limitaciones estructurales y dramatúrgicas impuestas. Tarantino, Nolan, Welles... todos los grandes directores/escritores han hecho sus grandes obras cuando trascendían la estructura en tres actos, el desarrollo de los personajes y la temible política de las 30 hojas (ahora ya 10...a donde vamos a parar) que reina en Hollywood y, por tanto, en el grueso del cine comercial. Drive logra esto clarísimamente. Con esto no quiero decir que esté a favor de liberarse de unas supuestas ataduras formales. El Dogma iba, entre otras cosas, sobre esto, y no me gustaba. Solo reconozco que existen dichas ataduras y opino que las obras que realmente merecen la pena las trascienden. Aunque reconozco que hay que ser muy muy bueno para poder hacerlo con éxito. 

Por último, me llama mucho la razón el hecho de que últimamente, salvo excepciones, los escritores y directores que realmente están dando la campanada y aportan calidad real en Hollywood vuelven a ser Europeos, como en la época dorada. ¿Significa esto algo? Es una pregunta que dejo ahí, en el aire. 

La película, por si quedaban dudas, me ha encantado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues comparto totalmente todos y cada uno de los detalles que comentas de esta película. A mí también me ha gustado mucho mucho, sobre todo esas escenas en las cuales no hay diálogo pero las miradas de los protagonistas ya lo dicen todo, lo cual me recuerda a los tremendamente expresivos robots mudos de Wall-E.
Más de un espectador (adolescente habría que añadir, si no en cuerpo si por lo menos en mente) habrá acudido a verla tentando por un tráiler engañoso, esperando encontrar otro producto enlatado al más puro estilo hollywoodiense, con persecuciones locas e imposibles, coches tuneados horteras, tiros y explosiones por todos lados y sin embargo se habrán llevado la sorpresa de encontrarse con algo total inesperado, una dosis de buen cine que mantiene en vilo y tensión al espectador a pesar de ser una película lenta.
En fin, menos mal que de vez en cuando llegan productos como este a la gran pantalla, que sirve para redimirla de tanto producto enlatado al que nos tienen acostumbrados los productores, directores y guionistas americanos.

Ryo Saeba dijo...

La película es buenísima, todo en conjunto encaja a la perfección, empezando por la pareja protagonista Ryan Gosling y Carey Mulligan que al verlos dices:"¡hacen buena pareja!", siguiendo por unos secundarios de lujo, un buen guión, una excelente fotografía, y una banda sonora espectacular con melodías como "nightcall" o "a real hero" que sumergen al espectador en esta tremenda historia de amor.