martes, 27 de enero de 2009

Rock-n-Rolla




En los años 90, se pusieron de moda las películas de gangsters de poca monta que cometen pequeños delitos en su honrado afán de ganarse la vida dentro de su jodido y asfixiante mundo de perdición, alcohol y pocas expectativas. Uno de los padres de esta tendencia, fue Quentin Tarantino, por supuesto. Pero no se le debe de adjudicar todo el mérito al cineasta de Knoxville, ya que, en el fondo, era solo un resurgir (un revival, como dicen los cursis) del cine de gangsters de los 50, donde ya habíamos podido ver esta temática, e incluso este estilo de narración, si bien no tan radical. Pienso en “El atraco perfecto”(S Kubrick, 1956), “Rififi” (J Dassin, 1955) o las películas de la Ealing. Tal vez, lo novedoso era la terrible crueldad exhibida, la radicalidad del planteamiento narrativo, y los recursos gráficos usados para ello.

Estas películas nacían con vocación transgresora. Pero, en el fondo, visto en perspectiva, era material de derribo vuelto a poner en pié para obtener algo semejante a lo ya visto, solo que envuelto en un ejercicio pop de nostalgia y destilación de la memoria muy saludable. Una revisitación en forma de homenaje desde una respetuosa falta de respeto, desde la digresión. Tarantino (y lo menciono como paradigma, si bien podemos incluir más nombres, como Robert Rodríguez) rendía homenajes a los clásicos a partir del poso que dejaron estos en su memoria. En sus últimas películas (ej. Kill Bill) estos homenajes se han hecho más evidentes, al ser citas más literales (más “copia” que destilación) de esos clásicos.

El culmen de ese ejercicio pop es, paradójicamente “Abierto hasta el amanecer”, si bien, lo obviaré por no ser estrictamente de gangsters, a pesar de su primera mitad. Por eso, citaré en su lugar a “Pulp Fiction”(1994), con multitud de méritos de sobra conocidos. Pero me gustaría resaltar uno que no proviene de Tarantino precisamente, por lo que se puede deducir al ver su producción posterior. Este es la contención. El de Knoxville se ha vuelto algo excesivo en su trabajo y exposición. Este exceso también se verá en su siguiente película, “Inglorious Basterds”, ateniéndonos a la lectura del guión (Es alucinante, os lo juro).El merito de la contención de sus primeras obras se debe a Roger Avary, coguinista de Tarantino hasta Pulp Fiction. Allí, el ego del de Knoxville apantalló el trabajo del bueno de Avary, que ha demostrado ser un gran “Destilador”de influencias en películas como “Las reglas del juego”(2002) y “Silent Hill”(2006). A ver que hace ahora con “Return to the castle of Wolfenstein”.

En medio de todo esto, en 1998, un chavalín Inglés de buena familia convence a Sting y a su mujer Trudy Styler para levantar una pequeña película, con producción de Mathew Vaughn, sobre unos mataos que deben de recuperar un montón de pasta que habían perdido jugando a las cartas en una partida amañada. Era “Lock, Stock and two smoking barrels”

Para muchos, esta película nació como respuesta al fenómeno de Tarantino’n friends. Yo creo que, tal vez, en un origen la intención fuera esta, pasando por la recuperación del género para Europa. Pero creo que el producto cuenta con suficientes características propias como para poder afirmar que hay algo más. Por ejemplo, las películas de Ritchie sobre estos mundillos del lumpen (a falta de ver Revolver) tienen un importante componente social, que si bien soterrado (no es Ken Loach, es evidente). Como ejemplo, podemos citar que los capos, los líderes de las pelis americanas, han llegado a ese nivel simplemente porque son los más violentos o cabrones. En la versión europea (salvo excepciones) han llegado a su posición porque, además, son más listos y, porque no decirlo, cultos. En las tramas de las películas de Ritchie, siempre hay un objeto de gran valor artístico por el medio que es valorado por esa característica, más allá de su valor monetario. Esto implica que nos está hablando de cómo la diferencia a la hora de las oportunidades, afecta al destino de la gente.

Otra gran diferencia estaba en el tratamiento de la violencia. Ritchie cuenta historias con violencia, no historias violentas, nos elude su parte más sanguinolenta y cruel. En todo momento evita hacer chistes baratos a costa de las barbaridades allí acontecidas, más allá de plantear situaciones violentas que hacen gracia por lo paradójicas que son, en vez de por el hecho violento en sí. Por supuesto, en todos momentos, la vida humana se valora como lo que es. No hay muertes gratuitas, para dar espectáculo.

Después de Lock & Stock, Ritchie hizo “Snatch”(2000), donde lo que he citado sobre las diferentes clases sociales se acentuaba, ya que ahora, en la trama se introducen mafiosos importados, judíos de New York que operan internacionalmente. Solo hay que ver la apertura de la película en Amberes. Snatch sigue la estela de la anterior película, solo que acentuando sus características más reseñables. Esta es una historia donde la violencia, el boxeo, por ejemplo, juega un papel mucho más importante. De hecho es un combate de boxeo, donde el amago se convierte en golpe y el KO final deviene en sorpresa. Todo el mundo se quedó con el papel de Brad Pitt. A mí me pareció curioso, pero me gustaba más las circunstancias que hacían que ese personaje destacara de entre los demás, era el que amagaba durante toda la película. Todos se creían más listos que él y que le estaban engañando, para acabar golpeando a todos y causando el Knock Out técnico.

Este es el momento en el que Ritchie, mediante matrimonio con la diva Madonna pierde el norte y el favor del público. Sus siguientes dos películas pasan sin pene ni gloria, por lo que pasaré de comentarlas.

Y llegamos a Rock-n-rolla, que empieza con una declaración de principios: “A algunos les va el dinero, a otros las drogas, la fama o el sexo. Un auténtico Rock-n-rolla no: Lo quiere todo”. Y eso es lo que yo interpreto. Después de la citada etapa de perdida, Ritchie regresa a territorio conocido para hacer lo que realmente se la da bien. Y regresa con un producto que reúne lo mejor de “Lock…” y “Snatch”, si bien cae en la repetición: ¿Auto referencias?¿Se copia a sí mismo? Es evidente que algo de ambas cosas hay. Pero creo que, estudiando la historia y el final, Ritchie hace un resumen de sus referencias e ideas argumentales para coger al espectador y proyectarlo hacia el final, diferente a lo esperado: El verdadero Rock-n-rolla, nombre de la ya anunciada continuación de la película. En esta, espero, ya desarrollará nuevas ideas, que aparecían apuntadas en esta primera parte. Es decir, si juzgamos la película como una unidad, es evidente que da sensación de Dèjá-vu con las anteriores, si bien, al menos para mí, no es una sensación desagradable, ya que te hace transitar por terrenos conocidos de forma agradable y amena (el Dèjá-vu no va más allá), mientras te introduce novedades, las más evidentes, una mujer en la trama (magnifica Thandie Newton como la fría, aunque ardiente contable) y ciertos equívocos sexuales. Viene a ser su versión del “veníamos diciendo ayer”.

Por otra parte, volvemos a subir de nivel en cuestión del hampa: ahora ya hay implicaciones políticas, magnates rusos dueños de equipos de fútbol y mucho dinero por el medio. Esto, sin olvidar que los protagonistas no dejan de ser unos mataos, victimas de su sino y de la maledicencia de sus semejantes, esta vez en forma de un misterioso informador que ha vendido a todos y cada uno de los personajes principales en algún momento.

Esta es una película mucho más madura que las dos anteriores. El guión está mucho más cerrado y la puesta en escena es más austera en sus formas y menos en sus medios, gracias a un presupuesto evidentemente mayor, si bien la historia lo reclamaba. Una historia que está más cerca del “Grand Theft Auto” que de las películas de Tarantino. Más cerca del “Quinteto del infierno” que de “Amor a quemarropa”.

A me gustó: se hace entretenida y agradable y más cercana que las anteriores películas de Ritchie. Los personajes se hacen más reconocibles, cercanos y aumenta la empatía con ellos, ya que no se mueven en mundillos tan sórdidos como las de Snatch, por ejemplo.

Solo espero que “The Real Rock-n-Rolla” contenga la evolución que el género y la historia reivindica. Y, por qué no, también reivindicamos los espectadores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una excelente reflexión, tronco. Lock & Stock fué una gran película que, pienso, no tuvo toda la repercusión que se merecía. Snatch fué tal vez un producto que llegó más al gran público (¿el que apareciese Brad Pitt tuvo algo que ver?), así que confiemos en que ésta pueda ocupar el lugar que le corresponda.

Una cosa más: una sóla letra puede suponer una gran diferencia, a veces. Te cito textualmente: "Sus siguientes dos películas pasan sin pene ni gloria, por lo que pasaré de comentarlas."

Venga, sin más me despido.
Un "salido".