miércoles, 26 de octubre de 2011

The Thing 2011: Así se hacen las cosas.




El año 1982 quedará para los anales como un año realmente fecundo en el campo de la creación. Ese año se publicaron muchos grandes discos y se estrenaron muchas películas que hoy se consideran clásicos. En cuanto a la música, podemos citar “Screeming for vengeance” de los Judas Priest, “The number of the beast” de Iron Maiden, “Battle Hymns” de Manowar o “Killers” de Kiss, ciñéndonos al Metal, ya que este aluvión de obras maestras fundacionales estableció las bases de lo que hoy entendemos por ese género. Pero, a pesar de ello, no podemos obviar que, sin duda, fue el año del “Thriller” de Michael Jackson.

En cuanto al cine, podemos decir lo mismo. Ese año vieron laluz: Rambo: First blood, Blade Runner, Fanny y Alexander, Conan el Barbaro, Tron, Oficial y caballero y un largo etcétera, entre las que se incluye “The Thing”, cuya precuela, hecha 29 años después, nos ocupa hoy. Si bien, al
igual que pasó en el caso de la música, hay que dejar claro que ese fue el año de “ET”.

Quisiera subrayar cuatro títulos de los que he citado: ET, Tron, Blade Runner y The Thing. Cuatro obras maestras del cine de ciencia ficción que se estrenaron el mismo año… Para que después digan que la creatividad de Hollywood no se ha ido perdiendo con el tiempo…

Tal como he dicho, ese año, ET enmascaró un poco el éxito y la repercusión de las otras tres películas, si bien, sin menospreciar el film de Spielberg, el tiempo ha acabado de colocar cada una en su sitio.

La película de John Carpenter cuya precuela nos ocupa hoy era, a su vez, un remake de “El enigma de otro mundo” (Howard Hawks, 1951) que se basaba en la novela de John W. Campbell Jr. “Who goes there?”. Hay que decir que Hawks había sido menos fiel a la novela original para poder incluir mensajitos dirigidos a concienciar a las buenas almas de los países que estaban bajo el paraguas de las barras y las estrellas sobre una amenaza innominada. Como es obvio, el socialismo y el comunismo. Con esto quiero decir que, por sistema, un remake no tiene porqué ser necesariamente peor que el original, ni un demerito de los creadores de este. Siempre que se lo curren y le echen imaginación, intenten aportar algo nuevo. O, simplemente, ser más fiel a la
fuente.

Carpenter volvió a contar con Kurt Russell, que ya había sido Snake Plissken para él, para encabezar el escaso elenco de la película, que se caracterizaba por su ambiente agobiante, claustrofóbico y amenazante. Además, jugaba con una gran baza: el tema de la película incluía dos de las cosas que más le quita el sueño a la gente, la identidad y lo desconocido. Pero además,
ambos conceptos estaban bien utilizados, trabajados y explotados. Entre sus grandes hallazgos también nos podemos encontrar que se mostraba poco de la criatura, cosa que ya se había mostrado como exitosa en Alien y Tiburón, y se sabía aún menos de la misma, potenciando esa sensación de que los protagonista se enfrentan a la incertidumbre que se oculta tras lo desconocido.

También me gustaría destacar el tono adulto de la trama, lo fatalista que es desde el principio, asumiendo actitudes que se darían en la realidad en un grupo de científicos. Tampoco puedo pasar a analizar la precuela sin mencionar la excelente (y minimalista) banda sonora del Maestro Morricone, hoy ya un clásico. Otro en el haber del compositor romano.

Si bien “The Thing” y su mundo nunca estuvo muerto y o paralizado, ya que en los 29 años que median desde su estreno hasta nuestros días se han publicado novelas, cómics e incluso videojuegos, ha tenido que pasar este tiempo para que la criatura volviera a la gran pantalla. Y ha sido en forma de precuela. Ahora, se nos narra qué había sucedido en la base Noruega que aparecía al principio de la película original, eventos hasta ahora desconocidos que eran el desencadenante de la trama de la película.
Ante todo, tengo que decir que nos encontramos ante un caso ejemplar de cómo expandir un mundo ya definido en una película sin cagarla. Como precuela es magnífica, tanto formal como argumentalmente. Han encontrado la manera de ser fieles al original sin ser demasiado seguidistas. Es más, han sabido trasladar el espíritu de la original, cosa que es francamente complicada (y más transcurrido tanto tiempo) y que muchas veces se pierde, resultando un pesado lastre. Además, la conexión con la antigua está muy bien lograda mediante unas breves secuencias en los títulos de crédito finales que resultan entrañables (bueno, tal vez esa no sea la palabra) por cuanto son reconocibles.

Para mí, ha sido un gran acierto introducir tres personajes americanos. Así, ya tienen la escusa para que todo el mundo, menos Lars (Jorgen Langhelle), que no sabe, hablen inglés. Menciono esto porque en algunos foros ha resultado algo polémico este particular. Como también ha sido el darle el protagónico a uno de esto americanoss. Y peor aún, a Kate Lloyd (Mary Elizabeth Winstead) una mujer. Alucino que en pleno siglo XXI se siga pensando así. Si bien, mal que nos pese, hay que reconocer que tienen algo de razón aquellos que dicen que en 1982, cuando se desarrolla la película, difícilmente ninguna mujer sería considerada como suficientemente experta en cualquier campo de la ciencia.

Una vez que ha mencionado que me parece una película muy buena y más que digna con respecto a su predecesora, me dispongo a hacer de abogado del diablo y redundar en aquello que podría haber sido mejor. Pero reitero, una vez dejado claro que es buena, y que muchos de los comentarios se harán en relación con su referente, la película de Carpenter.

Primeramente, tenemos que dejar claro que el guión de la película de Carpenter limita bastante las alternativas y/o elecciones que los autores del guión de la nueva puedan tomar. Teniendo en cuenta el hecho de que esta película termine exactamente donde empieza la de Carpenter. Como veremos, esto constituirá la principal fuente de debilidades.

Dicho esto, creo que los personajes de la base noruega están peor caracterizados como científicos. Apenas he visto verdadero interés científico, más allá del tópico “no vamos a hacer famosos”. Y, una vez se libera la criatura, no afrontan la cuestión con mente analítica. Con esto no quiero decir que no se les deba de otorgar el beneficio de querer salvar el culo antes que pensar en otras cuestiones. Pero resulta que el personaje principal, Kate Lloyd, sí que piensa así, quedando como un personaje algo redicho. Como una especie de Pepito Grillo. En este punto, debo de mencionar que la actuación de los actores, en general, es muy superior en la nueva que en la antigua. Realmente, parece que estén acojonadísimos.
Por otra parte, creo que ha faltado mesura enseñando la criatura. Y quiero dejar claro que se
muestra bastante poco, pero lo suficiente como para perder parte de eso halito de amenaza indefinida que tenía en la original, si bien es esta la que deja pocas alternativas de escamotear a la criatura, que, por cierto, en ocasiones se ve un poco infográfica de más. Por otra parte, creo que, en varios momentos, es bastante predecible quien ha sido infectado por la criatura debido a ciertos subrayados que un director más experimentado hubiera hecho mejor.

También encuentro discutible el devenir de la trama en el último tercio del metraje. Es perfectamente válido y, en parte viene obligado por la original, pero creo que las decisiones tomadas pueden ser objeto de discusión y, por ende, de mejora. No hablo más del particular, pues sería meterme en Spoilers y he prometido que no lo voy a hacer.

Podemos acabar la presente crónica diciendo que considero que esta es la manera de trabajar con una secuela/precuela/remake. No sé si habrá otra película, una secuela de la de Carpenter. Puede haberla perfectamente, ya que ambas terminan de una manera no diremos que abierta, pero tampoco cerrada, dando bastante margen de maniobra a un guionista habilidoso. Y es que el secreto, otra vez, vuelve a estar en una buena escritura y una buena realización más allá del simple exploit más banal. Cada película debe de ser lo suficientemente independiente como para tener entidad propia. Y esto es lo que pasa con esta “The Thing”. Además, una posible secuela dejaría libres a sus autores de las ataduras que la fidelidad y coherencia imponían en este caso, lo que podría dar lugar a un producto realmente interesante. Si se hace bien, claro.

Objetivamente, debemos de ser consciente de que la película de Carpenter tiene ya un cierto hálito de clásico que hace que su valoración suba enteros. Pero promediando los aciertos y errores de ambas películas, creo que podemos afirmar que su calidad es bastante semejante.

Reitero: creo que este es el camino a seguir.

2 comentarios:

Spiderpuff dijo...

Ostraaaaaaaaaaaaas, tanto rato con el culo del cauboi de portada y ahora se ve que hemos regresado de la dilatada época estival, eh? Ya me pongo al día, ya! ;0)

Anónimo dijo...
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