martes, 2 de agosto de 2011

British Steel in my veins



El Arcano oscuro se ha acercad al concierto en A Coruña de tres de los grandes grupos del metal británico, “The British steel”: Saxon, Mötorhead y finalmente Judas Priest en su gira de despedida. Las tres bandas llevan destrozando nuestros pobres aparatos auditivos desde mediados de los años setenta y son claves en el fenómeno conocido como NWBHM, the New Wave of British Heavy Metal sin la cual no se entendería la progresión del rock y el metal de las últimas dos décadas.
El Coliseum de A Coruña se encontraba ya casi lleno cuando llegamos al mismo bajo un Sol inclemente. La banda de Peter Byfford, Saxon, descargaba ya en el escenario las canciones de su gira “Call to Arms World Tour “ donde hicieron extensivo uso de los temas de sus primeros y últimos álbumes consiguiendo sintonizar con el público después de unos años de cierta desconexión con el mismo debido a cierta experimentación no del todo bien entendida por la parroquia que viste como cucarachas (enojadas ^_^). El sonido fue sobresaliente, potente y limpio. Su puesta en escena fue más que correcta y Byfford logró atrapar a los presentes e hizo que éstos agitaran la cabeza al ritmo de sus composiciones. Por supuesto, como es normal el punto fuerte de su actuación fueron las últimas canciones del concierto y las más conocidas canciones, entre las que destaca la poderosa” Wheels of Steel”, un mito de este género musical. No era una banda que yo tuviera muy controlada, pero me han gustado mucho, especialmente ahora que han vuelto a un sonido más clásico, y los seguiré de cerca.
Tras una media hora de descanso mientras preparaban el escenario, llegó el grande e inimitable Lemmy y su banda, Mötorhead, para darnos otra lección de su sucio sonido, reconocible, inigualable, único. En esta tercera (o cuarta, ya no lo tengo muy claro) vez que disfruto con ellos, he de destacar que ha sido la ocasión donde la calidad del sonido ha sido mejor, que sin dejar de tener su característica suciedad y densidad. Fue mucho más nítido y mejor ecualizado. Cosa que agradecí, ya que en las anteriores veces fue un poco frustrante no poder disfrutar plenamente del set-list debido a cuestiones técnicas. Directos, con poco teatro, es decir, limitándose prácticamente solo a la música, los tres Jinetes del Apocalipsis dieron un espectáculo impecable en lo formal y con un nivel muy alto. En ningún momento bajaron el ritmo, desde su primera canción, “Stay Clean” hasta la última; el ya himno generacional “Overkill” pasando por muchos de sus infinitos clásicos como “Going to Brasil”, “Killed by Death”, “Over the top” y por supuesto, la canción que todo el mundo estaba esperando: “Ace of Spades”. El carisma de los tres veteranos músicos es evidente, hasta el del baterista Nikki Dee dio mucho espectáculo desde detrás de los platos. Pero si tienes como frontman a un ser tan peculiar, carismático e icónico como Ian “Lemmy” Killminster, ya tienes mucho ganado.
Acto seguido, tras cubrir el escenario con un telón con la palabra EPITAPH, y hacernos esperar unos tres cuartos de hora, llegó el plato fuerte de la noche: la banda que todo el mundo esperaba. Esto era evidente por el repentino apelotonamiento de la gente cerca del escenario. Y es que no todos los días se asiste a la gira de despedida de una banda de la talla de Judas Priest, como se hacía de manifiesto al observar la edad media de los asistentes. Su actuación, que comenzó con la caída del telón, tuvo TODO lo que los fans esperábamos de los ingleses. Todos sus grandes éxitos, muchos ya parte de la banda sonora de generaciones de rockeros: “Metal Gods”, “Heading out of the highway”, “Victim of changes” y “Turbo Lover”, que se mezclaron con canciones más recientes como “Judas Rising” o “The Prophecy” . Todos estos trallazos estuvieron convenientemente acompañados de fuego, espectaculares efectos de luces y láser y fuegos de artificio. Por supuesto, tal como había pasado con Saxon y Mötorhead y como es norma, lo mejor vino en ese final iniciado por su clásico “Breaking the Law” en el que Halford, el cantante con la calva más brillante, dejó cantar al público. Acto seguido, un breve solo de batería de Scott Travis se convirtió en la poderosa y apreciada entrada de “Painkiller”. Posteriormente, tuvo lugar la apoteosis del concierto: Rob Halford, tan carismático él, salió al escenario montado en una Harley plateada para declarar que hasta el infierno se dobla ante el metal: “Hell bent for Leather”. Siguieron “Electric Eye” y la mítica “You´ve got another thing comin´” con el cantante cubierto con la bandera gallega, para finalizar con la que quizás sea su canción más famosa: “Living after Midnight”.
Salí más contento de la actuación en la Cubierta del 2005, ya que el sonido fue mejor en aquella ocasión. Al principio dio severos problemas, nada que Halford no pudiera remediar a base de carisma y experiencia. Pero nunca llegó a ser lo que se esperaba de esta banda. Y siento decir esto, pues ser espectador de un concierto de Judas Priest no tiene precio, y más ahora que el grupo se separa y es la última vez para disfrutar de ellos. De todos modos, tampoco se puede decir que esto se cargara el concierto, la segunda mitad podemos decir que estuvo mucho más que decente, pero…
Para despedirnos sólo se puede citar a Rob Halford y decir: “Long life to the fucking Priest!!!”

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