domingo, 25 de octubre de 2009

Ciencia ficción de calidad made in Spain: Los Cronocrímenes


En varias ocasiones he comentado en este mismo blog que me llama la atención que en España se le tenga tanto miedo a las películas de género, siendo en ellas donde mejor producción estamos teniendo en los últimos años. Los grandes éxitos del cine de nuestro país están siendo comedias bufas tipo Torrente, Thrillers y películas de ciencia ficción o terror. De hecho, nuestros guionistas y directores están empezando a abrirse una buena brecha en la meca del cine mediante este género en concreto.

Uno de estos directores es Nacho Vigalondo. Después de su nominación a los Oscar con su corto “Las 7:35 de la mañana”, su prestigio en la costa del Pacifico se hizo evidente. Se le ofrecieron varios proyectos, que, o no salieron, o no eran interesantes, por lo que volvió a España para rodar su primer largo, el que hoy nos ocupa y probablemente una de las mejores películas de ciencia ficción que se haya hecho en España. Desgraciadamente, como pasa con obstinada reiteración en este país, un producto de esta calidad ha pasado bastante desapercibida de la manera más injusta que nos podamos imaginar. Desde aquí, quiero reivindicarla con todas las letras. Es muy buena y, sobre toda, humilde, sin pretensiones, lo que en este caso es una gran cosa, ya que se define (y defiende) solamente por lo que es.

Un aburrido burgués está construyéndose, con su mujer, un chalet en la sierra, en algún innominado lugar del norte del país. En un momento en que su mujer viaja al pueblo, se dedica a mirar al bosque con unos prismáticos, cuando ve a una joven que se quita la camiseta y le enseña los pechos. Un momento después, la ve totalmente desnuda, apoyada sobre una roca, como muerta. Así que, con malsana curiosidad, se acerca a verla. Llega al claro del bosque, donde se encuentra la chica, cuando un tipo embozado en un costroso abrigo y con unas curiosas vendas rosas cubriéndole la cara, le clava unas tijeras en el brazo y empieza a perseguirle hasta una mansión en un claro, una fundación científica. Y hasta aquí puedo leer, como decían en el Un, dos, tres.

Vigalondo nos ofrece una estupenda y compleja historia de ciencia ficción que parece que vaya a amoldarse a los cánones del género de terror (el perseguidor, la mansión misteriosa…) para trascenderlos totalmente a medida que pasan los minutos de manera excepcional. Reiterar que no es una película de miedo, es de Ciencia Ficción.

Es cierto que al principio, la película puede resultar algo rara. Además, la escena de la chica desnuda desconcierta en un primer momento por lo extremadamente gratuita que parece. Pero en minutos, se ve que todo, hasta el menor detalle tiene un porqué perfectamente explicable y ves que el guión es excepcional y no deja nada al azar. Es una pieza de relojería excelente, donde todos los engranajes encajan de manera impecable.

Pero de nada serviría un guión bueno en manos de un director inútil. Pues Vigalondo nos ofrece una dirección austera, de colores apagados en el entorno frente al color rojo chillón que deviene en esencial en la narración de la película. Se nota que el presupuesto de la película debió de ser algo más que ajustado, pero no se echa en falta nada que hubiera podido estar y no esté. Es decir, han hecho de lo espartano del presupuesto una virtud, ya que se centra en lo esencial, dejando fuera cualquier tipo de distracción o floritura, creando un curioso efecto dramático de austeridad que es muy saludable, la verdad.

También conviene destacar la labor de los 4 actores. Los cuatro excepcionales, en especial Karra Elejalde, desquiciado y contenido y una notable Bárbara Goenaga, con un personaje bastante poco agradecido y hasta algo desagradable de interpretar.

Creo que en este punto, merece la pena callarse y dejar hablar a la película. Todo lo que diga a partir de aquí, será demasiado. Solo quisiera acabar diciendo que ya pueden aprender muchos que se las dan de grandes guionistas y directores a controlar así de bien una película tan compleja y hacerla tan sencilla de entender.

Nadie es profeta en su tierra. En este caso es verdad y es una pena.

Muy recomendable.

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