miércoles, 13 de agosto de 2008

Wall-E


Desde hace un par de años, los foros de ciencia ficción se quejan de que es un género que está en franca decadencia. Se lamentan de que en los tiempos que corren, la realidad supera a la ficción. Shinjuku es prácticamente igual a Los Ángeles de Blade Runner y el lugar donde más se puede leer de clones e ingeniería genética es en las páginas de ciencia de los periódicos. Por eso, se están imponiendo las obras de “realidad fantasiosa”, enclavadas en la realidad, pero con componentes fantasiosos.

Pero yo me niego a creer que la ciencia ficción esté acabada. Estará acabada el día en que se agote la capacidad del hombre para fabular, para imaginar. Es cierto que opino, lo podéis leer en este blog, que cada vez hay menos imaginación en general. Pero películas como la que hoy nos ocupa me demuestran que aun hay territorio y territorio para fabular y fantasear con futuros más o menos utópicos, distópicos o antitópicos. A elección del artista en cuestión ^_^

Ante todo, hay que decir que Wall-E es una gran película. Es más, es una película excelente. Como siempre, Pixar ha cuidado al máximo su producto. Ojala todos los productores invirtiera tanto mimo y cariño en hacer cine, me tendría que callar la mayoría de los comentarios negativos que hago al medio.

La cosa empieza con un planteamiento original, aunque dolorosamente anclado en la realidad; la tierra se está convirtiendo en un basurero. Aquí es donde se suele quedar la mayoría de la gente; en una buena idea para una historia que luego se desarrolla como se puede. Pero es que Andrew Stanton, director y guionista de esta película acumula buenas ideas, muchas de ellas muy arriesgadas, una detrás de otra perfectamente enhebradas en un guión preciso como un reloj suizo. Cuando una idea o un planteamiento parecen agotarse, otra la reemplaza, lo que hace que la película no decaiga en ningún momento. Me parece importante resaltar que la película no funciona por simple acumulación de buenas ideas, si no que estas van encajando como las piezas de un puzzle, obteniendo un efecto sinérgico muy saludable y extrañamente visto fuera de la literatura escrita. Y es que estamos hablando de arte con mayúsculas, no de cine.

Es cierto que para llevar a cabo esta obra de arte, Stanton cuenta con el respaldo de gente muy capaz y profesional, que han demostrado en multitud de ocasiones su genialidad. Pero aun así, hacer una película de masas, dirigida a todas las edades con un protagonista que lo único que dice, prácticamente es “Wall-E” y “Eva” es un desafío. Y conseguir que sea un protagonista tan carismático, un prodigio que sirve para tomar medida de que estamos jugando en otra liga, una muy superior.

Debo de destacar el sobresaliente diseño de la película. Asistimos a maravillosos paisajes de una tierra devastada y convertida en un tremendo basurero, donde el Skyline está ahora formado por enormes cubos de basura comprimida apilados en forma de edificios por Wall-E, en una siniestra manifestación de la construcción, edificación, de la terrible distopía en la que el hombre se había sumergido. También asistimos al gran contraste que hay entre la vieja y barroca tierra, representada en colores oxido y tierra y la moderno y futurista mundo espacial, un inmaculado mundo i-Mac, representado por ese robot de líneas limpias y depuradas pero tendencia a la destrucción masiva que es Eva.

Y si Wall-E, Eva y demás robots son tan entrañables, se debe en gran medida al sobresaliente trabajo en el diseño de los robots. Nunca unos anteojos fueron más expresivos. Ni dos luces LEDS azules. Pero aparte del diseño físico de los robots, el trabajo de Ben Burtt en el sonido se me antoja esencial. El hombre que hizo hablar a R2D2 y sonar a los sables de luz vuelve otra vez a los robots para darnos de nuevo una lección de cómo contar historias con el sonido, con voces distorsionadas y pitidos mecánicos. Creo que Burtt se merece otro Oscar (y van…) al dotar de vida a estas máquinas.

También me ha llamado la atención lo sutil del planteamiento de los ítems de la historia. Me explico. En toda narración, el narrador debe de dar a conocer al espectador unos puntos básicos para que la historia pueda evolucionar; debe de informar al espectador. Por ejemplo, en Star Wars, hay que explicar qué es la Fuerza, en que consiste y que ventajas proporciona para que, cuando Luke la utilice al final de la película, se sepa qué es lo que ha pasado. Pues bien, hay una tendencia a forzar de alguna manera la exposición de estos ítems. Suelen exponerse de forma poco natural. Pero este no es el caso: sutilmente, nos van explicando todo lo relativo a Wall-E; su vida, porqué ha sobrevivido 700 años, así como qué es lo que nos vamos a encontrar en NEXION, el paraíso humano de forma muy natural. Así que, más adelante en la película, cuando necesitamos utilizar dicha información, no podemos evitar sonreír, pues reconocemos algo que ya nos han dado a entender o sus consecuencias. Esto es maravilloso y dificilísimo de hacer, lo que demuestra un control sobresaliente de la narrativa.

No he mencionado hasta el momento nada sobre la animación, ni sobre la capacidad técnica de los animadores, efectos…Como siempre, son sobresalientes. Pero es que es una pieza tan bien hecha, tan trabajada, un producto tan perfecto, que la técnica, el como se hizo, pasa a un segundo plano frente al resultado final.

Debo decir que yo no encuentro criticable el hecho de haber utilizado imagen real por primera vez en la historia de la Pixar. Creo que dicho uso, en el modo y circunstancia en las que se usa, porta un mensaje metalingüístico tan potente que más que justificar ese uso, lo hace esencial.

En fin. Creo que es de lo mejorcito que he visto en mucho, muchísimo tiempo. Las películas como esta hacen reconciliarme con el cine y me dan una envidia sana; me encantaría poder estar implicado en proyectos como este. Creo, además, que es un aviso para navegantes; el resto de los cineastas deben de empezar a ponerse las pilas si no quieren verse en la basura.

Una gozada.

No hay comentarios: