martes, 1 de enero de 2008

Stardust


Decía un hombre más sabio que yo, que los Hombres son de Marte, las Mujeres de Venus y los Ingleses de Inglaterra. Esto es perfectamente aplicable a la literatura inglesa, muy característica. Sea el autor que sea, siempre se detectan unas constantes que son típicas. Una de ellas es, por supuesto, el conocido humor inglés. Pero también una manera de redactar, de describir, de narrar, donde el cuerpo del texto es muy importante frente a otras consideraciones, como la acción o los diálogos. En Inglaterra, al igual que en España, no se ha cultivado en demasía la ciencia ficción, a pesar de que hay algún autor, como Arthur Addams y su tetralogía del “Autostopista galáctico”. En cambio, sí que hay relatos de ficción. En seguida nos viene a la cabeza Tolkien y sus obras sobre la Tierra Media o CS Lewis y Narnia. En ambos autores se puede ver una patente enseña british (sobre todo en el segundo).
Para los que se preguntan a qué viene esta introducción, les explicaré que, esta característica se ha trasladado al cine inglés. Las comedias inglesas son fácilmente reconocibles (antes los Monty Pithon, ahora los Filmes de Working Title como Love Actually o Notting Hill). Lo mismo con los Thrillers , ya sean los de Harry Palmer antiguos o los actuales de la escuela de Snatch o Two Smoking Barrels, ambas producidas por Mathew Vaugh, a la sazón director de la presente película. Esto no lo digo como algo peyorativo, solo como un hecho definitorio.
Dicho esto, debemos decir que en los últimos años, han surgido en Inglaterra una serie de nuevos autores que hacen gala y están orgullosos del toque british de sus obras. Ya hemos hablado de Working Title o la escuela de Vaugh en el cine. Pero no he mencionado a autores de literatura. Entre estos, destaca Neil Gaiman, reconocido guionista de cómics y novelista. Y precisamente, “Stardust” es el título de una de sus novelas más conocidas y que se adapta en esta ocasión para la gran pantalla.
Stardust nos cuenta el viaje de Tristam (Charlie Cox) más allá de “El Muro” que separa la Inglaterra decimonónica del mundo mágico de Stormhold. Busca una estrella caída que entregará a Victoria (Sienna Miller), una repelente y sobrada pueblerina de la que está enamorado, como prueba de su amor. Pero resulta que la estrella ha tomado cuerpo en una chica, Yvaine (Claire Danes) que no está muy de acuerdo en servir de prueba de amor. Pero eso no es todo. La estrella tiene en su poder una joya que es vital para determinar quién va a ser el próximo Rey de Stormhold, lo que la convierte en presa de los codiciosos príncipes del lugar. Además, el corazón de una estrella proporciona la inmortalidad, lo que la convierte en un bien muy preciado, sobre todo para tres viejas brujas capitaneadas por Lamia (Michelle Pfeifer).
Lo primero que destaca de la película es el tono de cuento que tiene en todo momento, un cuento gracioso, pero con momentos de crueldad; por ejemplo, la tasa de asesinatos es muy alta…A pesar de la gran cantidad de asesinatos, el romanticismo impregna toda la obra, ayudado por una fotografía de contrastados y brillantes colores, matizados por brillos e irisaciones, que ayudan a aportar una imagen de Stormhold como de ensoñación. Algunos han criticado lo previsible del guión. Es cierto que desde el minuto tres de la película te imaginas como va a acabar. Pero creo que en este, como en muchos casos, es más importante el camino que el destino. No estoy diciendo que todo se reduzca a un ejercicio de estilismo. Como sucede en los cuentos clásicos, todos sabemos como va a acabar, pero lo importante es la historia, lo que los personajes hacen hasta llegar a comer perdices. Y la historia es entretenida. La película no se hace pesada a pesar de su longitud, 125 minutos.
Los actores de esta obra son todos de primera fila, algunos haciendo secundarios que apenas salen. Destaca una Michelle Pfeifer decrépita y con gran carisma, en un papel nada agradable, pero sí muy agradecido. Lamia es de los personajes más negativos de la obra, ya que representa el mal por el mal en un mundo donde casi todos son malos y egoístas. También destaca un Robert DeNiro alejadísimo de sus papeles clásicos. Es evidente que hace tiempo que se ha cansado de encarnar papeles de torturado y ahora tiene ganas de pasárselo bien. Su Capitán Shakespeare es realmente original está realmente alejado de la imagen que de él tenemos. Es una lástima que esté algo desaprovechado, pues creo que daba más juego del que han sacado. Por último, me gustaría destacar a Claire Danes, actriz que a mí me gusta mucho. Es guapa y buena actriz, con gran capacidad de gesticulación y unos ojos muy expresivos. Creo que no se le tiene en la consideración debida. El día que encuentre un papel que le permita lucirse, dará la campanada. Ahora bien, es cierto que está un poco condicionada por su apariencia de chica buena.
En el lado de las cosas a mejorar está que tal vez han intentado meter demasiadas cosas y han quedado flecos sin cerrar adecuadamente o se ha sacado poco provecho de otras. Ya he citado el hecho de que muchos actores buenísimos tienen papeles testimoniales, lo que es una lástima.
Strormhold, a pesar de estar al otro lado del Muro, recuerda poderosísimamente a la Inglaterra del siglo XIX, por lo que podríamos decir que es una Inglaterra mitificada y mistificada, como lo era la Narnia de Lewis o la comarca de Tolkien. En mi opinión, hemos visto muy poco de esa Inglaterra mágica del otro lado del muro. Me han quedado ganas de ver más de las particularidades de Stormhold, que aparentan ser muchas. Me gustaría destacar aquí que, a la hora de diseñar ese mundo pseudofantástico, han logrado alejar la tentación de imitar a la Saga de los Anillos en el diseño de ropajes, vehículos, etc., lo que hubiera sido un fragrante error, tanto por falta de originalidad como por anacronismo. Es que ocurre mucho más de lo que parece…
Vaugh hace un buen trabajo detrás de la cámara, si bien es algo impersonal. Sus trabajos como productor de Guy Ritchie y su primera película “Layer Cake”(si no la has visto, ya estás tardando) eran más autorales. Lo que sí se nota es amor por sus actrices. Claire Danes y Sienna Miller aparecen divinas en todo momento. Michelle Pfeifer, por cuestiones obvias, no, pero se comprende. Y es que Mathew Vaugh tiene su propia estrella en casa, nada más y nada menos que a Claudia Schiffer, así que de estrellas, debe de saber un rato.
La conclusión es que es una película muy interesante, algo desaprovechada, pero muy entretenida. Desde luego, no aguanta la comparativa con otras obras, ya míticas, y en ocasiones más modestas, como “La Princesa Prometida”, a la que recuerda mucho. Pero cumple de sobra con su cometido de entretener y ofrecer algo un poco distinto de los caminos ya trilladísimos.
Debo hacer, antes de acabar, dos comentarios:
Neil Gaiman es también guionista de “Beowulf”, que recuerda lejanamente en detalles a este “Stardust”. A mí, personalmente, Beowulf me parece bastante superior como guión y como película formal, si bien ambas están empatadas en cuanto a entretenimiento.
He citado a Gaiman como exponente de la nueva ficción literaria inglesa. No es el único. Me gustaría recordar que Alan Moore también es inglés. Y novelista. Sin embargo, hay que destacar a Susanna Clarke, cuya obra es muy cercana a la de Gaiman (de hecho son amigos y colegas), su novela “Jonathan Strange y el Sr. Norrel” y el libro de relatos “Las Damas de Grace Adieu”, donde desarrolla una nueva variante de esta Magical England totalmente compatible con la ficción de Gaiman. También me gustaría decir que El Mundodisco de Terry Pratchet también es muy british.

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