miércoles, 27 de abril de 2011

Adaptación: ¿Una traición?



Una de las grandes polémicas que siempre ha habido en la historia del cine y la televisión es la de las adaptaciones de libros, relatos y/o cómics. El paso del papel a la pantalla, vamos. Siempre, sin excepción, hay alguien que dice: “Yo prefiero el libro”. Con el tiempo, el estudio y mucha meditación, me he dado cuenta de que este es un comentario estúpido. Para empezar no hay ninguna necesidad de comparar: Una vez que te propones adaptar algo, sabes desde el principio que es imposible ser 100% fiel. Y claro que te gusta más el libro. No eres objetivo. Sea como sea, te va a gustar más el libro por ser donde has conocido la historia y en donde te ha sido revelada la trama, has disfrutado de los twists, conocido a los personajes y sus intenciones. Al ver la adaptación, te anticipas por simple conocimiento de lo que va a suceder. Y no hay nada peor en cualquier tipo narrativa que el receptor del mensaje se anticipe al mismo. En realidad, en cualquier tipo de comunicación. Es una forma de ruido. Es que es de bobos planteárselo de otra manera. Los clásicos, que en muchos aspectos eran más maduros y racionales que mucha gente de hoy, que presume demasiado, lo tenían clarísimo, muchos años antes de que naciera Jesucristo y lo tenían más que asumido.

Y es que el lenguaje de los medios icónicos de masas es muy diferente al literario. Muchísimo más de lo que la mayoría de la gente cree. Por eso hay que “adaptar”. Además, está muchísimo más limitado, en tiempo y en espacio, por ejemplo, además de mucho más codificado, lo que obliga a hacer de aquello de “que menos es más” una norma que hay que cumplir férreamente.

Un narrador literario escribe con palabras. Los cineastas, escriben con escenas, que son unívocas y únicas: No existe modulación: se percibe lo que se percibe. En este aspecto, el cine se aproxima más a la realidad. Cuando tú ves a una persona entrar en una habitación, entra. Y eso es lo que ves. Si obtienes más información de esa acción, es porque la infieres tú como espectador de la misma. Como pasa en el cine. En realidad, en los medios de masas, hay varios narradores: el guionista que escribe la escena, el director que la descompone en planos significativos y nos los presenta en un orden concreto y con una intencionalidad definida y los actores que la interpretan para nosotros. Y todos nos están contando la historia: cada uno su pequeña porción.

Y es que aquí, conviene dejar un concepto claro: ¿Qué es lo que define a un actor como bueno o malo? Pues su capacidad interpretativa. “Interpretativa” es la palabra clave: La capacidad para transmitir información que han leído y asimilado de una forma natural sin proferir ni una sola palabra. Su capacidad de transmitir con el metalenguaje. Lo mismo pasa con el director. Dicen que escoger los planos es una cuestión moral. Y el director de fotografía. Y el de vestuario y… Y así un larguísimo grupo de gente que nos aporta gran cantidad de información en cada plano. Información que, si lo han hecho bien, absorbemos y asimilamos como un total de un modo inconsciente.

Y ya que hemos hablado de palabras; también conviene dejar claro en este punto, para el que no se ha dado cuenta, que los guionistas no escriben conversaciones, si no que diálogos, que no es lo mismo. Las diferencias son muchas. La principal es que estos últimos deben de estar llenos de significado, ser cortos, claros y concretos y, sobre todo, tener la apariencia de ser naturales sin serlos en absoluto. La divagación y la duda están más que prohibidas.

Después de lo presentado en estos dos últimos párrafos, ¿Qué necesidad hay de entrar en la cabeza del personaje como se hace en la las novelas? Una voz en off o un soliloquio Hamletiano suele quedar fatal en el cine y/o las series si no es estrictamente necesario, ya que alejan al espectador de lo que está viendo. Además de que puede demostrar una falta de pericia grande por parte de los artífices del producto. A medida que va evolucionando el leguaje visual de los medios icónicos de masas, estos recursos van desapareciendo sustituidos por otros recursos, muchos de ellos codificados. Los personajes se explican por sus actos, por sus acciones, por lo que se ve en pantalla. Un ejemplo: “Blade Runner “ganó mucho cuando eliminaron la voz en Off de Rick Deckard diciéndonos lo que ya estábamos viendo en pantalla. Era irritante y sobraba, especialmente, al final. Con esto no estoy diciendo que no se deba de utilizar voz en off o soliloquios. Solo que hay que saber cuando y como utilizarla. Es una herramienta como otra cualquiera. Y bien utilizada, da un gran provecho, como pasa en “Pussing Daisies”, por ejemplo. Sobre las voces en Off en las series ya he escrito un post en mayo del 2007.

Y quiero haceros notar que llevo todo el rato hablando de “Medios icónicos de masas”. Esto incluye cómics y videojuegos. Si nos fijemos en los cómics, podemos percibir perfectamente como han ido desapareciendo las cartelas y las burbujillas de los pensamientos, salvo excepciones donde la intencionalidad es importante. O en aquellos casos en los que ya sean marca de la casa, como Spiderman. ¿Qué sería del trepamuros sin esos largos soliloquios colgando de los edificios de la Gran Manzana?.

Bueno; así que, al hacer una adaptación, el material de origen debe de tomar la forma narrativa del nuevo medio y asumir sus normas y formas: Debe de cambiar el lenguaje y asumir como propias las limitaciones del nuevo continente. Pero el medio adaptador también tiene que ser el adecuado para el material de partida. No es posible hacer “El Señor de los Anillos” en una sola película de metraje normal de una manera cabal. El tamaño de la narración lo hace imposible. Pero ya hemos visto que en tres películas sí que es posible. O en una serie de televisión. Esto es tan evidente que creo que huelga seguir comentando nada al respecto.

Como último, pero no menos importante, punto de este post, me gustaría replicar a los fundamentalistas que claman por “la pureza” de la obra original. Cada vez que se estrena, por ejemplo, una película basada en un cómic (sobre todo, en estos casos), se leen en la web un montón de comentarios (criticas) absurdos de fans super-defraudados y, por ende, iracundos por los detalles más nimios en vez de valorar el conjunto, que es lo que debe de ser analizado. ¿Transmite el mismo mensaje? ¿Traiciona a los personajes o a su espíritu? ¿Realmente altera el producto base de esa manera tan grave? ¿No te estarás centrando en los puntos negativos? Además, no admiten la posibilidad de que la adaptación pueda mejorar al original. Y ya no digo en su totalidad, solo en partes. “El Padrino” es una novelilla. Sin embargo, la película es una obra maestra que ha pulido y sacado brillo a todos los personajes y sus hechos. ¿Y porqué no te sientas y disfrutas de la adaptación como un producto único y dejas de comparar? Se puede criticar. Yo lo hago. Constantemente veo las cosas que no me gustan o considero que se podrían haber hecho de otra manera. Quien lee este blog, se dará cuenta de ello. Pero hay que ser realistas e intentar ser objetivos.

Por otra parte, la adaptación de una novela a la pantalla es la materialización de lo imaginado, su concreción. Para muchos, si ese personaje o localización no es exactamente como se lo ha imaginado él, es una decepción y atacan con saña. Pues desengáñate, muchacho; si la adaptación es buena, lo que aparece en pantalla será mejor, mal que te pese. Aunque solo sea por una simple cuestión de sinergia: son muchos profesionales que saben mucho más que tú trabajando en conjunto y pensando en cosas muy concretas que a ti ni se te han pasado por la cabeza. De todos modos, siempre hay que perder algo para salir ganando. En este caso, perdemos el Legolas, el Eddard Stark o el Paul “Muad’dib” Atreides que nos hemos imaginado para asimilarlo al de la película. Es el precio que se paga.

Se me ha acabado el espacio que tengo disponible. Por supuesto, en todo momento he estado hablando de adaptaciones hechas con ganas de hacerlo bien, con profesionalidad y con intención artística, no aquellas que se limitan a ser simple exploit chapucero.

Si os interesa, puedo profundizar en el tema, que hay cosas que percibo que han quedado algo epidermicas y otras que me han quedado por decir. También podemos entrar a intentar diferenciar qué es lo que podemos considerar adaptación, qué lectura del original y qué un simple “basado en…” creo que los matices son importantes y pueden dar mucho juego. Querría haberlo discutido aquí, pero no hay espacio, tal como he dicho.

Creo que este es un tema candente, como se está viendo por la red con el estreno de “Juego de Tronos”, “Thor” y “Linterna Verde”. En los próximos meses, ese patio de marujas que es la web tocará mucho este tema. De hecho, ya lo está haciendo. Dios nos pille confesados…

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