sábado, 30 de octubre de 2010

Crónica de un viaje


Os adjunto la crónica que me ha mandado un amigo de un viaje relámpago a la Capital del Reyno de España (La Y en ReYno está puesta a propósito, que os conozco):

Madrid, un viaje de ida y vuelta:


Muy buenas tardes

Si pensais que este correo es por mi estancia en Madrid de hace años, pues no, estais equivocados. Este correo es para explicaros mis experiencias en el viaje super-relámpago a Madrid realizado el jueves.

Esta historia comienza el martes, mi jefe me propone ir a Madrid a la feria que se organiza en el Ifema de energías renovables. Me dice "casi podriamos ir a Genera el jueves, salimos el miercoles por la tarde, así, a ultima hora (?) de la tarde, dormimos por el camino, vemos la feria y, a ultima hora de la tarde, ya estamos aqui de vuelta".

Claro, si lo pensais un poco (un par de décimas de segundo), podeis llegar a la conclusión de que el plan era una mierda pinchada en un palo, ya que, entre otras cosas, me jodia el partido de copa. Además de eso, la "ultima hora de la tarde" es un concepto demasiado amplio como para tener una idea clara.

Asimismo, sumamos que el miercoles queria el tio salir a las nueve y media de la noche pasada (si si, 21:30 horas en España, no me he equivocado), pues rematamos la jugada.

En ese momento, no sin poca sorna me suelta "Que, ¿arrancamos?", a lo cual le dije que no, que era un poco mejor el salir el jueves tempranito, 7 de la mañana, ver la feria, comer alli mismo, aprovechar el día, más o menos. Salimos de alla a eso de las 6-7 de la tarde y llegamos acá sobre las 12. Un plan que no es el mejor del mundo, pero que creo que es bastante adecuado.

La cosa queda así y me pongo el despertador a las 5:40 de la mañana. Me despierto, enciendo el movil y, sorpresa sorpresa, me llega un mensaje de este pajarraco en el que me dice "no te levantes temprano a no ser que te llame". Y me lo manda a las 00:20 de la madrugada. A ver como se come: nos tenemos que levantar con el gallo, poco más o menos, y se espera que esté viendo la tele esperando por su llamada.

Evidentemente no me llamo y , con la caraja que te produce el que "te corten la meada", me levanto y me preparo para ir al curro a la hora de siempre. La cosa va yendo como casi siempre, hasta que a las 11 recibimos una llamada del jefe: "tenemos que ir los tres (jarrrl) a Madrid. Arrancamos ahora" Los tres. Con la perra de su hija.

Y así transcurre la mañana, entre prisas y radares quemados (gracias a Dios, no por mi culpa, que yo no conducía) hasta que llegamos a Madrid. A las 17:30 de la tarde. Lo mejor ocurre en una estación de servicio a la entrada de Madrid, más concretamente, la de Cepsa de Collado Villalba. Repostamos y, sorpresa, los muy cucos se habian cogido ropa de repuesto (a mi no me dicen nada de eso, los muy cabrones) y, claro, el jefe se va al baño a cambiarse de ropa. La ordinaria de la hija, que iba con una falda tubo vaquera tan ceñida que las gomas de las bragas seguro le estaban gangrenando las piernas, se puso a ponerse los pantalones allí mismo, al lado del surtido prepago numero 3. La hostia.

Nos vamos al IFEMA y allí, logro despegarme de sus ilustrisimas y me paso la tarde paseando entre los stands y oteando a las chicas que allí pululaban (menudas ciervas, oye).

Lo gracioso es que, después de un par de horas paseando y haciendo el chorras, deciden irse. A las 20:30 de la tarde. Nos subimos al coche y de repente, el jefe suelta: "hoooostiiaaasss, no tengo las gafas". El muy mono se las dejó en la estación donde se cambiaron de ropa. Más concretamente, al lado del lavabo. Ya nos veis corriendo a la estación de servicio a por las putas gafas. Menos mal que tiene otra en el otro lado de la autopista y paramos alli. Ya la hija salió rauda y veloz a por las gafas de su queridismo padre. (no cruzó por el medio de la A6, hay un pasadizo inferior. MECACHIS!!!).

Al fnal, casi media hora perdida haciendo el gili por la A6 adelante. Y aún el jefe, a la altura de Adanero (23:30 de la noche), ¡¡¡queria cenar cochinillo!!!, que lo iban a tener preparado expresamente para él.

Solución, después de cinco horas largas, de aguantar los ronquidos del jefe, que la perra de la hija, por no escuchar el Larguero, puso "Radio Galega" con unos tipos que hablaban de viajes astrales (vamos, casi como los programas de deporte nocturno).....después de todo esto, llegamos a las 2:45 de la madrugada. Para no hacer nada de nada.

Esto es la hostia.

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