martes, 21 de septiembre de 2010

Adèle Blanc-Sec se pasa al cine



Adèle Blanc-Sec es una periodista y escritora parisina de ficción creada por el maestro de la Bande Dessinée Jacques Tardi en el año 1976. Hasta la fecha, existen 9 álbumes, de gran éxito en el mercado francófono, ambientados en París y alrededores entre los años 1912 y 1922. Las aventuras de la Señorita Blanc-Sec se recogen bajo el epígrafe de “Las extraordinarias aventuras de Adèle Blanc-Sec”. Porque, ciertamente, las aventuras de la joven son extraordinarias. A lo largo de sus páginas se mezclan Mad Doctors, sectas, momias y muertos redivivos con animales prehistóricos, conspiraciones y la ciencia, pseudociencia y corrientes filosóficas en boga a comienzos del siglo XX.
Adèle es un personaje curioso. Seria, arrogante y con bastante mal humor, no deja de buscarse problemas y granjearse enemigos en aras de satisfacer su, por momentos, insana curiosidad y ansia de conocimiento. Adèle es guapa y gusta a los hombres, que no vacilan en decirle que es atractiva. En cambio, despierta celos entre las mujeres. Sin embargo, y debido a su carácter más bien arisco, permanece soltera y vive sola. Viste siempre con elegancia, aunque algunos consideran a veces sus sombreros como ridículos.
En un principio, escribía novela policiaca, siempre a máquina, pero, posteriormente, se dedica a narrar sus propias aventuras. Sus obras fueron un gran éxito durante la Gran Guerra, lo que le permite vivir con cierto acomodo.
He considerado necesaria la introducción anterior para dar a conocer a los lectores del presente blog a uno de los mejores personajes del cómic europeo que, sin embargo, tiene poco reconocimiento en España fuera de los ambientes más culteranos en esto del cómic. Sin embargo, aparece citado en multitud de ocasiones por autores de reconocido prestigio, como Dan Barry, Will Eisner o Frank Miller, que reconoce una gran deuda de Tardi.
El presente post, ya os lo podéis imaginar, viene a cuento por el reciente estreno en los cines de una versión cinematográfica donde se adaptan cuatro de la aventuras de la escritora y que me dispongo a comentar.
Ante todo, lo debo de reconocer, no me he leído todos los álbumes de Adèle. Y los que he leído, los publicados en aquel momento, ha sido hace unos quince o veinte años. Triste, pero cierto: ¡como pasa el tiempo!. Por eso, evitaré hacer comparaciones entre la película y las obras gráficas más allá de cuestiones estéticas (esenciales en toda adaptación de este autor, como veremos) y/o coyunturales. Además, empiezo a pensar que no siempre es justo someter cualquier adaptación al severo juicio de una comparación. Y más con obras de cierto calado o enjundia, como es el caso.
En la película, Adèle recibe un adelanto de sus editores para ir a Perú a investigar la cultura maya. Sin embargo, ella gasta dicho anticipo en irse a Egipto a desenterrar a la momia del médico de Ramses II, ya que este era un reputado neurocirujano cuyo conocimiento de los males y accidentes que afligen al sistema nervioso no ha tenido rival en la historia de la Humanidad. Sus intereses para hacer esto son egoístas. Mientras, en París, el huevo fosilizado de un Pterodáctico se abre, liberando a la criaturita, que siembra el pánico en la villa.
Lo primero que llama la atención, y sobre todo, a los seguidores de Tardi, es la fiel traslación del universo gráfico del dibujante a la pantalla. El París algo idealizado, con sus calles de adoquín y noches oscuras. El desorden y la anarquía de muchos de los interiores, así como los personajes masculinos, sin cuello, de grandes y bulbosas narices y orejas, ojos pequeñitos y separados. Los bigotes y guedejas aparecen deshilachados. Los policías, como el paradigmático Comisario Caponi, por su parte, lucen leontina, trajes de chaqueta apretados y bombín. Y el cazador africano M. Justin de Saint Hubert va con salacot, rifle, sahariana y pantalones cortos por los Campos Elíseos y la Torre Eiffel. Las mujeres, en cambio, son etéreas y gráciles, de recargados trajes, grandes y expresivos ojos y, en el caso de Adèle, llamativos sombreros. Lograr llevar el grafismo de Tardi a la pantalla, es, desde mi punto de vista, todo un logro. La estética del autor es esencial, debido al fortísimo componente icónico que tiene. Dice mucho las diferentes situaciones y, sobre todo, de los personajes, su afiliación, su conducta…Este valor icónico que deviene en esencial, ha sido llevado a la pantalla con esa misma función. Basta con ver la presentación del Comisario Caponi o la del cazador Saint Hubert, para saber exactamente qué clase de personaje es, a qué se dedica, amplios rasgos de su personalidad y operancia y que se puede esperar de él. Esto conlleva un ahorro narrativo considerable, que se agradece en los tiempos en los que abundan los subrayados.
Reitero que también me ha parecido realmente interesante la reconstrucción de París, y, en especial, los alrededores del Louvre. La ciudad de París es un escenario particular, muy fotogénico, que constituye un marco muy interesante para distintos tipos de aventura. Es muy versátil. En este caso, se ha obtenido un París algo idealizado, como ya sucedía en Amèlie en su momento, que enmarca perfectamente lo extraordinario de lo narrado.
Reconozco que esta opción estética algo peculiar puede alejar a gente de las salas. Pero para mí, es esencial este punto de vista. Como he dicho, aporta mucho a la historia y conlleva mucha información metalingüística que deviene en importante. Sobre todo si, como pasa en esta película, después el guión hace aguas.
Y hace aguas porque sigue varias historias en paralelo que después no son unidas de forma demasiado convincente. Además, están descompensadas y su importancia específica, es muy diferente. Como también es diferente el peso de determinados personajes. Es evidente que esta película se ha hecho pensando en una posible continuación, por eso hay arcos argumentales que no se cierran convenientemente, quedando preparadas para la continuación. Además, en ocasiones, la película no encuentra el ritmo adecuado, lo que provoca que algunos pasajes se hagan algo pesados. Por otra parte, hay momentos en los que el Slapstick más radical, el del cine mudo, toma el control, dando lugar a situaciones muy divertidas, pero que en mi opinión, chirrían, afectando a la película como unidad. Estos defectos no hacen que la película sea mala. En absoluto. Es bastante entretenida, solo que no acaba de minan su ritmo y una unicidad que serían deseables y que dejan una sensación de inacabada o mal rematada. Esta sensación se agravada por el ya citado hecho de dejar líneas argumentales sin cerrar. Es posible que, con un nuevo paso por la moviola, este efecto pudiera corregirse o, almenos minimizarse.
De todos modos, el principal defecto, a mi entender, es que en algunos momentos, no hay identificación posible con el personaje de Adèle. Louise Bourgoin es francamente guapa, pero en un sentido actual. Me temo que en el año 1911 la considerarían esquelética. Además, le faltan las pecas que caracterizan el personaje. Pero lo peor es que el personaje, en el cómic es malhumorado y algo soberbio; un poco cascarrabias, pero entrañable. En cambio, en la película, muchas veces es directamente cargante y abofeteable, con tanto gritito y mohín.
Debo mencionar ciertas cuestiones argumentales que obligan a la suspensión de la incredulidad del espectador y que responden a la vocación pulp del periodo en el que se ambienta la historia. Estas cuestiones pueden alejar a ciertos espectadores de la historia, esos “amantes del realismo” que mencionaba Alfred Hitchcock. Me estoy refiriendo a todo aquello de la historia que tiene que ver con la hipnosis, el pterodáctilo resucitado y las momias. Es bastante delirante ver a las momias hablar en perfecto francés del siglo XX (español, si la ves doblada) y actuando como dandis, con cierta compostura british. A mi entender, estas cosas forman parte del juego que los autores (Tanto Tardi como Besson) establecen con los lectores/espectadores de sus obras. Estos pueden o no entrar al trapo, pero no pueden permanecer pasivos. Es una propuesta curiosa e hilarante y, en cierta medida, desafiante. Pero desde luego, en ningún momento irrespetuosa con el espectador.
En cuanto a otros aspectos meramente cinematográficos, destaca una fotografía interesante. Las escenas de noche tienen textura y resaltan ese París algo idealizado de Tardi. Las escenas diurnas son frías y despejadas, transmitiendo una potente sensación invernal, que contrasta con las escenas en Egipto, mucho más cálidas y soleadas, y los interiores, donde destaca el color borgoña, como en el cómic. Estos franceses no pierden comba para hacer patria.
La dirección de Besson es funcional. Desde luego, no es su mejor trabajo. Me da la sensación de que ha querido permanecer fiel a la composición de plano clásica de Tardi. Tal vez debería de haberse arriesgado algo y ser menos conservador. Si ha “traicionado” al original en otras cosas, hacerlo en este aspecto tampoco sería para tanto. Al fin y al cabo, es una adaptación. Y como tal se nos vende, frente a otras adaptaciones de cómics donde lo que se nos vende es una lectura del mismo. La lectura del mismo. No hace falta poner ejemplos. A destacar ciertas transiciones muy informativas y graciosas, que me han hecho gracia, como los planos del Sena con el Pterodáctilo volando, que dicen mucho de la paranoia de las autoridades y lo poco efectivas que son.
Debo decir que lamento que los efectos especiales canten tanto en varias escenas. Supongo que será por una cuestión pecuniaria. Como también lamento que el maquillaje de algunos personajes sea algo gran guiñolesco. La propia historia es ya bastante fantástica e increíble como para que elementos meramente cinematográficos nos dificulten su visualización y asimilación, entrar en la historia.
En fin, película entretenida sin más que tenía mimbres para ser mucho mejor de lo que ha sido. Una lástima, ya que es otra oportunidad perdida para hacer en Europa un cine distinto, más parecido al americano, pero con una impronta propia. De todos modos, hay que romper una lanza a favor de estas iniciativas. Si no se experimenta o no se intenta, se fracasa de entrada. Todo intento de hacer algo diferente, irreverente, desprejuiciado y entretenido, como en este caso, merece mi admiración y respeto y no puedo hacer más que aplaudirlo. Y desear que haya una próxima vez (una segunda parte, por ejemplo) y que sea mejor.
Llegados a este punto, y aprovechando la coyuntura, me veo obligado a preguntarme si realmente somos objetivos. ¿Somos menos tolerantes con los productos cercanos, ya sean españoles, como franceses o italianos, que con los americanos?. Es verdad que el grueso de nuestra cultura cinematográfica, y sería de cínicos no reconocerlo, proviene de los USA, y la manera de narrar de ellos nos determina en gran medida. Por eso, no sé si debemos de hacer un esfuerzo extra para tratar de ser objetivos con otras cinematografías y su manera de narrar, alejada, en ocasiones, del modelo americano. O, al menos, diferente. Esta prevención la deberíamos de tener en el más amplio sentido. Ni ser tan exigente con el cine europeo o latinoamericano ni tan indulgentes con el asiático. Todos sabemos de casos de autenticas porquerías que calificamos con un “está bien” algo piadoso, solo porque los actores tienen los ojos rasgados y gritan y gesticulan mucho, mientras que si hablan en francés, rajamos hasta extremos crueles. Solo pido algo de sentido común.
Y perdonad por este alegato final. ¡Que bien me he quedado!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Crítica de tu crítica:

Va a Perú a investigar sobre los incas, no los mayas.

Toda la crítica sobre el guión es una sucesión de adjetivos sin ninguna referencia explícita a la película. ¿qué situaciones son divertidas y chirrían? y así con todo ese párrafo...

Dark Arkane dijo...

Bueno,lo del perú y tal ha sido un despiste.
Lo de no citar explicitamente la película está hecho a propósito. Hay gente que no la ha visto y que me lee con asiduidad que NO quieren que haga eso. Me debo a mis lectores.Intento hacer unos comentarios algo profundos y elaborados mencionando lo menos posibles aspectos concretos de la película.
Es cierto que he mencionado a las momias british y alguna otra cosilla, pero es que eso ya se veía en el Trailer.
De todos modos, si te interesa saber cuales son las escenas que, en mi opinión, chirrían con el tono de la película, me estaba refiriendo en concreto a todas aquellas en las que la protagonista intentaba entrar en la carcel.O el final del cazador Saint Hubert. En mi opinión no casan con el conjunto.