lunes, 13 de abril de 2009

Mundos Imaginarios





Actualmente, nos encontramos ante la feliz circunstancia de que los artistas tiene la capacidad, por fin, de conseguir trasladar sus mundos imaginarios, eso con lo que soñaban, a la gran pantalla. Recientemente hemos visto el mundo de Tolkien o CS Lewis perfectamente reflejado en la pantalla. Pero también la ciudad del pecado o las Termópilas cinemascope de Frank Miller, el colorista y lisérgico mundo de carreras de “Speed Racer”, el fascinante planeta Mustafar de “Star Wars”, por no hablar de ese pesimista y paranoico año 1985 alternativo que Moore y Gibbons imaginaron para desesperación de los Vigilantes, “The Watchmen”.

A pesar de lo citado, creo que hoy en día, el lugar donde están los grandes creadores de mundos y atmósferas es en los videojuegos. Quien lo ponga en duda, que juegue un rato a “Silent Hill”. A “Gears of War”. A cualquier Final Fantasy, en especial los últimos. O, por qué no, al “Super Mario Galaxy”. Son todos juegos que te sumergen en mundos diametralmente diferentes al real, aunque se puedan basar en el mismo en mayor o menor medida. Te sumergen en una experiencia vital realmente distinta, exótica. Aunque sea una ciudad futurista destruida por una invasión alienígena. Es cierto que la interactividad de los videojuegos potencia y facilita de sobremanera esta sensación de inmersión, pero no por ello debemos de subestimar el poder que tiene la imaginería en estos productos.

Abrigo la esperanza de que pronto podamos tener de nuevo esa sensación en el cine, como era la tradición. La echo de menos. Y es que, según algunos, estamos asistiendo a la muerte de La Ciencia Ficción como se entendía. Esta está siendo sustituida por la mera fantasía, aunque pueda tener algún viso de realidad. En el fondo, es lógico: la propia realidad tiene bastante de ciencia ficción. ¿Habéis visto las fotos de Shinjuku de noche? Parecen Los Ángeles 2019 de “Blade Runner”, una pesadilla Cyber-Punk. De esto ya he hablado, poniendo el mismo ejemplo (si es que me repito) en el post de Wall-E. Pero es un tema en el que me gustaría profundizar.

El espectador, lector…ha perdido la capacidad de fascinarse por esa ciencia que puede hacer lo imposible y que radica en la base de la ciencia-ficción porque resulta que la ciencia real transmite la sensación de que realmente puede hacer lo imposible. Hace nada, no existía el Youtube o el Google Maps. Ahora puedes ver las series de la tele en streaming o el tejado de tu casa desde el espacio con una definición fantástica. A la vez, nos llegan noticias de que se clonan tejidos o se transplantan caras o manos ahí al lado, en un hospital de Murcia o Sevilla, no en una universidad de complicada pronunciación en un país allende los mares. De ahí, al Replicante Roy Batty metafísicamente perdido en Shinjuku, solo media un paso en nuestro imaginario personal. Vivimos en un mundo que es de ciencia ficción. Aunque no sea verdad, tenemos la sensación de que la realidad supera a la ficción. Pero el hombre no ha perdido su necesidad de fabulación, lo que lleva a que la narrativa, entendida en el sentido más amplio, tienda a una potenciación de los mundos imaginarios, más alejados de la realidad que los que postulaba la Ciencia Ficción digamos, clásica.

Por eso, considero que es una suerte de que sea ahora cuando los creadores tengan más herramientas que nunca para llevar esas fabulaciones fantásticas a la pantalla.

En breve, veremos el mundo de “Avalon” imaginado por el alucinado James Cameron o las carreras de “Motorball” de “Alita, Ángel de Combate”.

Podríamos decir que, por fin, el límite está en la imaginación y, porqué engañarse, en el presupuesto, no en la técnica.

Y ahí es donde precisamente falla el asunto: no hay imaginación. Si os fijáis, he hablado siempre de adaptaciones de otros medios a la gran pantalla. Es raro que una película rompa por su gran capacidad de generar imaginativos mundos imaginarios. Pero las hay. Ahora mismo, me acuerdo de “Dark City”, una pequeña película del egipcio Alex Proyas realmente inspirada que me recuerda poderosamente al “Momo” de Michael Ende o al 1984 de Orwell, pero con una curiosa vuelta de cuerda que la hacía realmente interesante y curiosa. Huelga decir que ni Dios se acuerda de ella.

El cine cuenta, además, con un handicap frente a los videojuegos u otros productos multimedia o interactivos y es que está limitado en el tiempo. Una película de más de 120 minutos ya se hace dura de roer, a diferencia de los videojuegos, que son muy cortos si duran menos de 10 horas y cortos si duran menos de 20 horas. Esto permite mucho más desarrollo, explicación y, aunque parezca que da más trabajo, facilita la narración y el desarrollo del argumento.

Detrás de todo esto, creo que subyace un cambio bastante radical en la narrativa, donde una película es solo una parte de la narración mayor constituida por la película, videojuegos, cómics, páginas web…etc. que van más allá del mero exploit para constituirse en otros puntales de la historia. Solo abracándolo todo, se puede conocer todo el pastel. Esto acerca la interactividad al cine (creo que más que las socorridas 3D) y es buen negocio, ya que nos solo se vende la entrada del cine, si no que también el comic, el DVD con los extras, el videojuego y la publicidad de la página web. La gente, hoy en día, es muy volátil, tan pronto notan algo que no les gusta, te deja en la tajada. Esta es una manera de atarla a tu producto. Pero se corre el riesgo de caer en el Hype, crear una expectativas imposibles de cumplir (¡Cuánto sucede esto en los videojuegos!) o en dispersar tanto la información que el espectador se sienta despistado o engañado, que pierda todo interés. Un ejemplo de esto es la saga “Matrix”. La segunda película la vio muchísima gente el primer fin de semana. Después, su taquilla se deshinchó como un globo. Y la tercera fue flojilla en taquilla, mantenida solo por los espectadores Hard, los devotos ya convencidos.

Por otra parte, es evidente que debes de cuidar, casi mimar, tu producto para darle ese valor extra que lo haga algo especial en lo que merezca la pena gastarse la pasta y no limitarse a bajar de la red.

Es posible que estemos en las puertas de una revolución que tendrá desconocidas consecuencias. Puede ser genial o un maldito desastre. El tiempo lo dirá. Pero yo me siento optimista, ya que creo que, frente a un pasado no muy lejano donde el que mandaba era el encorbatado ejecutivo, actualmente son los creativos los que están tomando el control en gran medida. “Heroes”, “30 Rock”, “Lost”, “The Watchmen” o Scott Pilgrim Vs. The World” son productos de creadores antes que de un estudio o un canal de televisión. Y esta puede haber sido la parte positiva de los famosa huelga de guionistas del año pasado.

Tendremos paciencia y esperaremos con interés lo que nos depara el futuro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

displayed unacceptably circumstance cardiology strangers amlani goldi relentlessly defeated paved regard
semelokertes marchimundui