viernes, 21 de noviembre de 2008

Tito & Tarantula


Cada vez que voy a un concierto me convenzo más de que es la manera natural de escuchar música. Esto lo he vuelto a comprobar el sábado 15 de noviembre cuando tuve el placer de disfrutar de concierto (conciertazo) de los chicanos Tito y Tarántula.
Fue en la Sala Breogain, un pequeño local donde los grupos que graban y ensayan en la productora adyacente pueden dar sus pequeños conciertos, grabar sus primeros directos. En fin, foguearse en el escenario.
En teoría, el concierto empezaba a las 23 horas, pero esa era la hora de apertura de puertas. Así que tras hacer cola un buen rato bajo el frío de la noche, nos permitieron pasar a la sala, con una capacidad de, como mucho, unas 200 personas. En una esquina, estaba el escenario, donde “The Soul Jacket”, el grupo telonero, estaba terminando de afinar sus equipos. Unos veinte minutos después, los vigueses, empezaron a dar caña. Ante nosotros desplegaron un buen show de rock clásico y soul con alma de blues que sonaba realmente bien. Canciones cortas y concisas, muy bien equilibradas y con un feeling sobresaliente. Gran presencia en el escenario, buen rollo… Me gustaron mucho. Ojala tengan suerte y los veamos triunfar. Sinceramente, creo que se lo merecen.

Tras la actuación de los teloneros, hubo una espera de unos 40 minutos hasta que las luces de la sala se apagaron y estalló la intro, una curiosa y divertida versión del Himno de la Alegría tocada con silbidos que acababa con una voz cavernosa que anunciaba, en spanglish, la aparición de los Pinches.

A escena salió Alfredo Ortiz, con sus melenas rizadas al viento. Tras colocarse como pudo detrás de los platos y los parches de su batería, nos dedicó unas palabras en el español de la frontera, mientras Caroline Rippy, con pinta de niña mala, cogía su bajo Gibson Y Steven Medina Hufsteter salía al escenario quitándose su gabardina de cuero. Cogió su Fender y estalló la música, cuyo apogeo llego cuando el Gran Tito Larriba tomó el centro del escenario.

Tengo que ser sincero: no me sé el nombre de la mayoría de las canciones que tocaron, aunque las conocía casi todas gracias a haberlas oído multitud de ocasiones en mi tiempo en Santiago (¿acaso creíais que solo oía mis discos, pinches cabrones?) Of course , las del nuevo disco “Back into the darkness” salido hace un mes y medio, no las conocía.

Tito se mostró agradable y habló bastante de lo bien que lo tratábamos en Galicia, haciendo mención a “los pescaditos pequeños, esa cosa de café tan rica y el cocido”, ocasión que aprovechó un asistente para decirle “Cocido sí que vas tú”. Todos, incluidos los de la banda estallaron en risas. Y es que se notaba que sí, algo de licor de café de más había tomado. Lo que no fue óbice para que hiciera un concierto impecable. Es un frontman formidable. Como formidable se mostró Steven moviéndose por el escenario como una iguana, mientras planchaba las canciones.

El sonido fue francamente bueno, una vez que solucionaron un problema de la batería: Tuvieron que suspender un par de minutos el concierto para arreglar un parche caprichoso, momento que aprovechó Tito para dar unas palabras. El sonido era limpio, no molestaba y estaba realmente bien ecualizado. Las guitarras no se mezclaban y la batería sonaba genial, incluidos los platos, bastante difíciles de sonorizar. El nítido sonido del bajo de Rippy nos permitió constatar su gran personalidad, haciendo fácil lo difícil con las cuatro cuerdas.

Por supuesto, el momento clave fueron las dos canciones de “Abierto hasta el amanecer”, sobretodo,”Alter Dark”, tocando una versión muy larga, con mucho sentimiento hasta que invitaron a una chica al escenario para que emulara a “Satánica Pandemonium”. Las chicas, al principio, eran reticentes a subir, ninguna quería emular a Salma. Hasta que la corista de “The soul Jacket” se atrevió a romper el hielo y empezó a cimbrearse sugerentemente como un bambú. Entonces, la gente, de ambos sexos, empezó a animarse y subir, para acabar la canción con el (pequeño) escenario lleno hasta los topes. Al acabar la canción hubo profusión de abrazos y saludos y siguieron con el concierto.

Otro gran momento, fue cuando tocaron la canción del Fake trailer “Machete”. Cojonudos. Y, por supuesto, este momento:











Después de dos horas y media largas, acabaron el concierto, dejándonos un sabor de boca mucho más que agradable.

Yo soy de los que opinan que los placeres sencillos son los que realmente valen. No hay nada como estar con los amigos, escuchando buena música, en un ambiente agradable, con buen rollo y good vibrations. Esa noche volvió a ser la demostración de eso.

Stay RocknrollerS!!!

2 comentarios:

Unknown dijo...

Eseeeeeeeeeeee
Por fin en Vigoooooooooooooo
Y nosotros allí. Valió la pena cada uno de los 17 euros. Si vuelven me apunto.

Anónimo dijo...

Ya estabas tardando en escribir la crónica, tronco... muy buena. A ver cuál es la próxima :P