domingo, 8 de junio de 2008

[REC]




Creo que ya he escrito en algún otro post que para muchos gurús de lo que se ha dado en llamar el cine de género, España se ha convertido en un lugar realmente interesante en cuanto al cine de terror.

La huelga de guionistas de Hollywood nos ha permitido darnos cuenta de que, en el cine, su falta tampoco se nota demasiado. Por eso, ya hace años que lo más satisfactorio del género proviene de Asia o de Europa. Primero, fueron los asiáticos como Hideo Nakata con sus “Rings” y “Dark Waters”. Pero el género de niñas con el pelo por la cara ( y no me refiero a los Emos) pronto se agotó, debido al uso y el abuso de unos recursos que, aunque en su momento se mostraron novedosos y efectivos, eran bastante limitados. No es ajeno a este fenómeno la gran cantidad de infames remakes que de dichas películas hicieron los americanos.

Después, hubo un revival procedente de Europa, del que aún sufrimos los últimos coletazos, de terror setentero. Películas como “Cabin Fever” de Eli Roth o las de Alexander Aja en su Francia natal, permitieron hacernos la ilusión de que los fanaticos del terror que habían crecido con Carpenter y Romero, iban a reivindicar a sus maestros en su obra. Pero al entrar en la maquinaria de Hollywood, esta ilusión se diluyó como el azúcar de un azucarillo. Ambos se han perdido; Roth, invitado por Quentin Tarantino, en un “Hostel” en Europa del este. (Ojala hiciera el “Thanksgiving “ de su fake-trailer para “Grindhouse”) y Aja en unas colinas, allá por los USA, que tienen ojos. Una lástima, ya que si logró que una belga rubita y pequeñita como Cecile DeFrance pareciera tan terrorífica en “Haute Tensión”, Aja podría hacer cosas muy muy buenas y limitarse a remakes de Wes Craven..

Y entonces llegamos a la Fantastic Factory, la fábrica de éxitos baratos, artesanales y humildemente realizados ubicada en Barcelona y pagada con dinero gallego. “Los sin nombre”, “Romasanta”, “Beyond Reanimador”, “Darkness” o “Dagon” son ejemplos de los productos de esta pequeña empresa que, poco a poco va creando escuela. Es evidente que sin la “Fantastic Factory”, “El orfanato” hubiera sido imposible, para empezar porque mucho del dinero que alimenta la hoy famosa ESCAC proviene del paisano Julio Fernández.

La película que hoy nos ocupa es la penúltima de las producidas en esta empresa. Es una humilde peli de terror en primera persona. Un equipo de TV, capitaneado por la ambiciosa periodista Ángela Vidal (Manuela Velasco), sigue a una dotación de bomberos a rescatar a una anciana en una casa de vecinos para encontrarse con una misteriosa epidemia…

La película está muy bien. Es ciertamente sencilla en su concepción y su guión es bastante tramposo, pero está muy bien realizada, magníficamente montada y excelentemente interpretada. Para mí, lo mejor es la falta total de ambiciones que tiene. Solo quieren hacer una buena película, entretenida. No te venden más, cosa muy de agradecer en estos tiempos que todo el mundo vende humo en bote de cristal. Me gusta esa verité que transmite: todos gritan, dicen tacos (barbaridades que no se suelen oír en el cine) y parecen realmente perdidos en medio de lo que sucede. Mis escenas favoritas son las entrevistas que tienen lugar en la tienda de los chinos. Transmiten realismo y sinceridad. Esto es merito de realización. Pero también de los actores, desconocidos, pero realmente solventes. A saber canto actorazo hay por ahí escondido para que tengamos que seguir aguantando a la Ana Obregón de turno.

Es realmente difícil hacer una película como esta, rodada por uno de los protagonistas. La logística es complicadísima, ya que exige la realización de mucho plano secuencia o pericia para que parezca que estos existen. El trabajo aquí en este sentido es impecable. Mejor incluso que en “Cloverfield”, película con la que, desgraciadamente, es imposible no comparar, a pesar de las grandes diferencias que entre ambas hay. La gran ventaja que REC tiene frente al resto de producciones de este estilo, es que llega un momento en que la propia historia exige que los personajes graben lo que pasa, más allá de esa intención de “que quede constancia de los que está pasando”. Esto es una ventaja, ya que justifica mejor el hecho por el cual, el tipo no manda la cámara a la porra y corre por su vida.

Los 25 últimos minutos son excelentes, y van in crecendo de tensión y calidad para acabar muy muy en alto, a pesar, reitero, de un par de trucos de guión algo arteros, si bien perdonables en aras de la narrativa.

La pega puede ser que marea un poco más que Cloverfield y está bastante más tiempo desenfocada, si bien, se supone que aquí la cámara es de televisión y en Cloverfield, de video. Otro punto a favor es que en REC pasa mucho tiempo entre toma y toma, lo que da agilidad y realismo a la cosa.

En fin. Recomendable. Certifica el hecho de que hay público y calidad de sobra en España para este tipo de proyectos. Es decir, que si el cine español está en crisis, es un poco porque quiere y otro poco por conformismo y falta de arrojo. Lo mismo pasa con la televisión. Pero eso lo hablaré en otro Post más adelante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menos mal que vuelves por tus fueros... Tendré que verla, entonces; la verdad es que no me tiraba mucho.

Esperando la crítica de la última del Dr. Jones...