sábado, 30 de junio de 2007

Blade Runner




El día 25 se han cumplido los 25 años del estreno americano de “Blade Runner”, basado en la novela de Philip K. Dick de 1968 “¿Sueñan los Androides con ovejas eléctricas?”. Creo que no es muy necesario insistir demasiado en el hecho de que es una de las mejores películas de la historia y, desde luego de la Ciencia ficción.
Ya he escrito un post sobre el autor, así que en el presente me centraré en la obra. Todos sabemos de que va: La “Retirada” (que no asesinato o ejecución) de cuatro replicantes (Guillermo Cabrera Infante, académico y cinefago reivindicaba que el termino correcto es “Replica”), hombres artificiales, por parte de un cazador, un “Blade Runner”. Su delito: haber abandonado las colonias para venir a la tierra, terreno prohibido para ellos después de una violenta rebelión, en busca de lo que todos buscamos: respuestas y esperanza.
Ya esta breve sinopsis tiene mucha enjundia, si lo pensamos fríamente. Pero es que la historia va más allá. Pronto cae en el existencialismo y el biologicismo. ¿Qué es lo que nos hace humanos? ¿En el fondo no son los recuerdos, la información? Desde el punto de vista del flujo de información, cada generación de una especia es solo una estación de paso en el viaje, en ese flujo, del ADN a lo largo de tiempo. Es decir, la misión última de los individuos es reproducirse y transmitir su información genética a la siguiente generación. Esta teoría era la que defendía el proyecto 2.501, más conocido como “The Master of Puppets” en Ghost in the Shell”, la obra maestra de Masamune Shirow.
En Blade Runner, esta idea se transmite en forma de recuerdos. Plantea que lo que nos hace humanos es la información, acumulada en forma de recuerdos a lo largo de la vida. Por eso, la primera imagen de la película es un ojo donde se refleja la futurista ciudad de Los Ángeles en el año 2019, el test de empatía para detectar a los replicantes (el Voigt-Kampf) estudia las reacciones del Iris y el dramático monólogo final de Roy Batty empieza con “He visto cosas que vosotros, la gente, no creeríais…”
Pero eso no es todo. Lo anteriormente mencionado se circunscribe en un ambiente deprimente, diríamos que post nuclear, aunque en la película, a diferencia de la novela, nunca se menciona. Un ambiente alienado, un ambiente muy poco humano. Leía hace poco a un crítico que opinaba que esta película era la tercera parte de una trilogía de películas que narraban el fin de la humanidad. Esa trilogía empezaba por “Días extraños” (título que, por cierto, se barajó para Blade Runner) de Catherine Bigelow (1995), donde se narra el comienzo de la decadencia de la humanidad, porque, precisamente es lo que se pierde, la humanidad. Continúa por “Hijos de los Hombres”(2006), de Alfonso Cuarón, donde el hombre es solo una parodia de sí mismo, una parodia que lo ha llevado a la esterilidad, tanto biológica como espiritual. Yo añado que, dándole la razón a Hobbes y sus afirmaciones “Bellum omnium contra omnes” (la guerra de todos contra todos) y “Homo homini lupus”(el hombre es un lobo para el hombre). En Blade Runner, finalmente, el hombre ya ha dejado de ser hombre. Ahora hasta las máquinas tienen más humanidad que los hombres en las postrimerías del fín.
Un ejemplo de ello es el propio Rick Deckard (Harrison Ford). No duda en disparar por la espalda a Zhora, replicante con aspiraciones artísticas. ¿Hay algo más específicamente humano que el arte?. En otro momento, narra a Rachel de una manera descarnada varios recuerdos incómodos de ella, algunos muy íntimos, como cuando su primo le tocaba el sexo jugando a los médicos, para demostrarle que eran implantados. Ella llora.
El bruto de León, por su parte, se aferra a sus fotografías como si fueran el ancla de su vida. Incluso pone su vida en peligro para recuperarlas. Prisa Stratton, replicante esquizoide y algo psicopata, en cambio acaba sintiendo verdadero cariño por Johan Sebastián, aquejado de un envejecimiento prematuro. Por último, Roy Batty busca explicaciones y se aferra a la esperanza. Además, cuando la pierde es cuando más humano se muestra, sabiendo salvar la vida a su perseguidor, mostrando una misericordia que ninguno de los humanos ha sabido jamás mostrar.
En cambio, el jefe de policía Bryant es un animal que llama a los replicantes “Pellejudos”, Gaff es cruel y calculador, Tyrell solo ve a los demás como objeto de estudio. El único humano que se salva es J.F. Sebastián, cuya extraña enfermedad mortal y la proximidad del fin lo convierten también a él en un extraño.
Ridley Scott, el director, anda haciendo el índio y ha decidido “remontar” la película para que quede claro, que Rick también es un replicante. Eso es imposible. Rick no puede ser un replicante y él es el primero que sabe que está haciendo el tonto y desvirtuando su propia obra. Lo que pasa es que cometió uno de los errores de continuidad más gordos de la historia del cine y esta es la única manera de justificarlo.
En su primer montaje, apenas había voz en Off. Y esta era la de aquellos momentos en los que Rick se mostraba más nihilista. Además, la película acababa mal, cuando Rick se encuentra con Rachel, después de la muerte de Roy Batty, y se meten en el ascensor. Se Interpreta que también retira a Rachel, de la que se había ¿enamorado?(es que en la supuesta escena de amor, casi la viola…)
En el segundo montaje, Rick se muestra más humano, es decir, más replicante, aparecen las escenas del unicornio y Gaff pasa por el piso de Rick para dejar su figurita de papiroflexia, en lo que yo interpreto como un gesto de extrema crueldad: disfruta, que a ella le queda poco. También incluye el monologo final en el coche volador exigido por los productores que se hizo con descartes de “El resplandor” que invita al optimismo y hace que el anterior gesto de Gaff sea infructuoso.
He dejado para el final lo que, a mi parecer, es lo mejor de la película; la persecución por la azotea y el monólogo final de Batty.
Roy Batty había perdido toda la esperanza de sobrevivir, había chocado con la frialdad técnica e inhumana de su creador. Se había dado cuenta de que, simplemente, no había respuesta para sus preguntas, su vida se había quedado casi vacía. Solo le quedaba su amor por Priss Stratton y esperar a que la muerte lo alcanzara. Entonces aparece Rick Deckard el pistolero y mata de dos tiros a Priss solo por querer vivir. Y hacerlo con dignidad. Ahora, Roy sí que lo ha perdido todo, excepto el tiempo de vida que le resta. Y el pistolero quiere arrebatárselo también, a lo que se niega. Se establece una persecución, al final de la cual, el pistolero queda colgando de la cornisa. Se va a estrellar contra la calle, muchos metros por debajo, cuando el replicante, la máquina, siente piedad por él y le salva la vida: “A ti aun te queda tiempo”, le dice con sus actos, “disfrútalo”. Es cuando le suelta el famoso monólogo. Y muere, dejando escapar una paloma blanca. ¿Su alma?. Pocas muertes hay en la narrativa (ya sea literaria, cinematográfica, etc) tan poéticas y sentidas como esta.

Un brindis por Blade Runner.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hace mucho que vi blade runner y no deja de ser una ensoñación un tanto confusa; me he puesto a ver algo más mmmmmmm en fin, Guardianes de la noche, por aquello de que hay Guardianes del día y Dusk guardians (o algo así me han dicho). Puede ser interesante si empeza a mejorar rápido xD