jueves, 23 de mayo de 2013

Star Trek into darkness: Bodly go where we want to be.


Durante un par de días me he estado planteando como poder escribir estos comentarios sin necesidad de spoilear y contando lo menos posible. Reitero por enésima vez que la idea es la de no tanto hacer una crítica, como comentar lo que me sugieren las películas, los libros o lo que sea que tenga en mis manos en ese momento sin mala baba, intentando ser todo lo subjetivo que pueda, pero justo. La verdad es que esto se está haciendo más complicado cada día debido a que las tramas de las películas cada vez cuentan con menos calado, los personajes son más planos y se impone (desgraciadamente) la estructura. La maldita estructura. En este caso en concreto, los personajes no son problema y la historia es sencillita, pero aun tiene su gracia merced a un par de giros graciosos. Pero la estructura, amigos, la estructura....
Ante todo, debo de decir que voy a contar poco, muy poco del argumento, pues parte de la gracia de la película está en que se sepa lo menos posible de ella. Por suerte para mí, aquí se ha estrenado aun antes que en los USA, así que me he comido bien pocos spoilers. Spoilers (alguno imaginable o suponible) que se encuentran hasta en IMDB o la Wikipedia, ojo. Supongo que si estuviera en España, al llegar al cine, ya sabría demasiado... y es que en un mundo globalizado, no es de recibo que se tarde casi tres meses en estrenar una película como esta en el que aun es el 5ª mercado mundial del cine, España, a pesar de la piratería y todo. Después hay quejas y lamentos.

 Y después de la rabieta preceptiva, procedo al argumento: Pues resulta que la Enterprise está explorando la galaxia, como es su cometido, cuando descubren que hay una civilización muy primitiva que está al borde de la extinción debido a una inminente explosión volcánica. Así que el Capitán James Tiberius Kirk (Chris Pine) decide salvarles, interfiriendo y alterando el desarrollo de esa civilización: Dioses han bajado del cielo para salvarlos. Al llegar a San Francisco, la sede de la Flota Galáctica, lo degradan por saltarse las normas Federales de no intervención. Pero es entonces cuando hace aparición John Harrison (Benedict Cumberbatch), un terrorista que atenta contra la biblioteca de la Federación y la cúpula de la Federación y después se refugia en el Imperio Klingon. Hay que ir a buscarlo. Y, os recuerdo, de aquella los Klingon no estaban en la Federación. Y eran tan belicosos como siempre. Es decir, si la cosa no se hace bien y disimuladamente, la guerra Federación-Klingon es inevitable. Y hasta aquí puedo leer, como decía Mayra hace ya demasiados años: los 10 primeros minutos de película, así que tampoco chafo nada.

 Y, aun que no lo he medido por el reloj, apostaría que realmente lo que acabo de narrar ocurre en los 10 minutos de película, con un margen de 2 minutos arriba/ abajo. Y es que el principal defecto que le he encontrado a la película es que está constreñida por la estructura de guión que poco a poco se ha ido imponiendo en Hollywood y que mata totalmente la creatividad. En todo medio narrativo, la estructura se hace esencial. Y más cuando cada minuto te cuesta una pasta, como pasa con el cine. Pero poco a poco se ha ido imponiendo, más por parte de los productores y los supuestos “especialistas en guiones”, una estructura cada vez más férrea que acaba por asfixiar a los guionistas. Y, al final, a todos. Y es una pena, porque cuando cuentas con Roberto Orci y Alex Kurtzman a la pluma, desperdiciar su arte es un crimen. Incluso desperdiciar las habilidades de Damon Lindelof, el tercero de los libretistas. Damon Lindelof. Podemos criticarlos cuanto queramos, especialmente a Lindelof (ese “Prometheus”, el final de “Lost”) pero son muy muy buenos en lo que hacen. Y su capacidad inventiva es infinita. Y más comparada con la media.

Lo dicho, la película es rehén en todo momento de la estructura, lo que lastra el resultado de una película que se queda en buena, cuando podría haber sido muy buena. Pero vamos a dar algún ejemplo, para que no parezca que pontifico, como el Papa de Roma: lo que yo diga es dogma de fe: Una de las cosas a las que obliga esta estructura es que cada 10 minutos (unas 10 páginas de guión, con los standards “Final Draft”) hay que incluir algo para volver a centrar al espectador en la pantalla, que el muy idiota tiene déficit de atención. Esto provoca que las películas se llenen de set-pieces más o menos autoconclusivas que dificultan ver la película como un todo, ya que afecta a la estructura principal, la clásica y canónica, la de los tres actos, que se resiente por la dilución de los Plot Points o pinzas. Lo que marca los cambios de acto, vamos. En este caso, el problema es menor gracias a la habilidad de Orci, Kurtzman y Lindelof, que son muy buenos en lo que hacen (así cobran). Pero aun así, cuando la trama se divide en dos localizaciones con acciones simultáneas, falta coherencia, unidad, sobre todo en ciertos momentos. Parece que estemos viendo dos películas a la vez. Otro ejemplo es que ciertas cosas o eventos parecen metidos con calzador para que quepan, se desarrollen en su set piece correspondiente.

 Todo lo anterior debe de ser leído con prevención, ya que parece que estoy diciendo que el guión es terrible, que es un truño. No. En absoluto. Yo soy muy tiquismiquis con estas cosas. Y, sobre todo, me da mucha rabia que, cuando una película puede ser genial, se quede a medio camino por chorradas que son ajenas a ella, como la imposición de unos supuestos gurús de fórmulas mágicas que, lo único que hacen es dañar lo que supuestamente quieren salvar. Pero bueno, eso no ocurre solo en el cine. También en la economía. Y así nos va, haciendo estudios estadísticos con Excel.

También me gustaría decir, para acabar con las cosas malas, que encuentro en la película un par de ideas repetidas de la primera parte de estas precuelas que, si bien allí tenían cierta gracia, aquí tienen menos. Aunque he de decir que una de estas ideas es “reutilizada” en dos ocasiones y en una de ellas, muy sutil, hay que fijarse mucho, con enorme éxito. La otra vez que la usan, el resultado es, en mi opinión, nada satisfactorio.

 El resto de lo que podemos decir de la película es positivo. Muy positivo. La película es bonita. Muy bonita. El mundo de Star Trek siempre ha sido elegante, con formas puras y esterilizadas, rectas, circunferencias.... Colores primarios, elegancia y limpieza. El triunfo de la razón la técnica, frente a otras sagas donde las cosas son más... sucias. Y no me hagáis mencionar a que saga me estoy refiriendo. Lo sabéis perfectamente: JJ también va a dirigir la siguiente de las películas.

 Los efectos especiales están muy bien logrados. Son espectaculares pero, sobre todo, están al servicio de la historia. No buscan lucirse. Y eso que podrían. Y aun así, brillan. Podría decir que es el retorno de la ILM a la élite después de unos años un poco de vacas flacas frente a Digital Domain y, sobre todo Weta. Aunque ambas trabajan también en la película.

 Y ya que mencionamos a JJ, decir que ha ganado soltura en la dirección desde la primera parte. Y que sí, hay abundante efecto flare-lens. Es la firma de la casa. Pero que a mí no me molesta, ya que creo que le viene bien al ambiente de la saga. A ver en Star Wars... (mierda, la he mencionado...). En mi opinión, y después de “Super 8”, queda claro quien es el verdadero discípulo de Spielberg. He encontrado bastantes recursos narrativos del maestro de Cincinatti, pero “customizados” por el padre de “Armageddon” y “Perdidos”. Y actualizados con la incorporación de abundante uso de CGI. Si Spielberg no hubiera hecho Tintin, diría que Abrams es Spielberg 2.0. Pero es que resulta que el propio Spielberg puede ser su propia versión 2.0.

Hora de hablar del reparto. De la tripulación habitual del Enterprise, me quedo con un estupendo Zachary Quinto, que ha nacido para reinterpretar a Spock y con Zoe Saldaña, la más que estupenda Uhura, que gana protagonismo con respecto a la saga clásica. Y es normal, la carrocería que se gasta la Dominicana no se debe de desperdiciar. Y es que, además, es buena interprete. También me gustaría destacar a Simon Pegg y su Scotty, contrapunto cómico a la gravedad de la historia, sin perder los papeles, y el ceño fruncido de Karl Urban (“Bones” McCoy). El Neozelandés es uno de los que mejor fruncen el ceño de la historia del cine. Y transmite de forma muy convincente el fatalismo del personaje.

Pero si alguien destaca, es Cumberbatch. Que un tipo tan larguirucho, con pinta de cerilla, imponga tanto demuestra su excelencia. Aunque su tremenda voz ayuda mucho. Que conste que una de las cosas que más espero de las nuevas de “El Hobbit” es oír a ese Smaug con su voz. Y la nueva encarnación de Sauron, también a su cargo, antes de ser ese ojo en llamas en la cumbre de la Torre de Barad Dûr. El bueno de Benedict lo da todo con un personaje desagradable y que devendrá, en un futuro, en una de las figuras clave de la saga. Y ahí lo dejo.

 Y no puedo acabar estos comentarios sin mencionar a Michael Giacchino y su excelente banda sonora. Es uno de los mejores compositores del Hollywood actual y, además, un clásico. No sé si os habíais dado cuenta, pero desde Star Wars, en las películas de acción se había impuesto la música basada en los metales, el viento. Es la gran huella que deja John Williams en la historia del cine. Cosa curiosa, viniendo de un tipo que es violinista de formación. Pues llega Giacchino y basa sus bandas sonoras en la cuerda, como antaño. Solo hay que escuchar su trabajo en la Tv, especialmente Lost y Fringe, donde la música se basa en Violoncellos y violas. O en los “Medal of Honor”, estupenda saga de videojuegos bélicos con mejor música.

 En resumen, una buena película que merece ser vista en el cine, pero que, para mí, sinceramente, no llega hasta donde podría haber llegado. Yo la recomiendo. El cine de Hollywood, y especialmente el de acción o “blockbuster” está llegando a un nivel paupérrimo. Y esta película es excelente. Excelente de por sí y ya la bomba comparada con la media.

Por mi, mientras la saga se mantenga en estos registros, solo le puedo desear, ya sabéis: “Larga vida y prosperidad”


 Pd. Hago notar que no he hecho comparaciones con la anterior visita de Abrams a la Flota Estelar ni con la saga clásica. Está hecho a propósito.

1 comentario:

Ray Senda dijo...

Me alegra volver a leerte; haré caso de la crítica y me acercaré por el cine a verla... antes de que sea tarde ;)