Creo
que no digo ninguna tontería al afirmar que el supremo juez de la
calidad de las cosas es el tiempo. Muchas veces, el oropel y el
brillo, la novedad, puede nublar nuestros sentidos, alterar nuestro
buen juicio y hacernos caer en un error de criterio. ¡Cuantas veces
nos pasa con la tecnología, en este mundo tan hipertecnificado!.
También pasa en la cultura. De repente, se pone algo de moda, un
libro y parece que casi es obligatorio leerlo. Solo será con el
tiempo cuando puedas colocar ese libro en su correcto contexto. Por
supuesto, en el cine es moneda habitual. De hecho, parte del negocio
de Hollywood se basa en esto. Pero me gustaría saber que se opinará
dentro de... ¿20 años? de la película más taquillera a nivel
global de 2011: “Amanecer Parte 1.” ¿Podrá resistir la prueba
del tiempo? ¿Recordará la gente a Edward Cullen, Bella y los demás?
Y si lo hace,¿qué recuerdo guardarán?
Sherlock
Holmes y su mundo son de los que han superado de sobra la prueba del
tiempo. Y han demostrado ser lo suficientemente versátiles como para
haber resistido también múltiples y variada versiones y
reencarnaciones, tanto en novelas y/o cuentos, su formato original,
como cine, cómics y otros más originales. En mi opinión, es una
palpable demostración de su calidad intrínseca. De hecho, en los
últimos tiempos, estamos siendo testigos de dos de las más
atrevidas “adaptaciones” del personaje y sus andanzas. Ambas son
diametralmente opuestas, pero en cierta medida, son válidas. Y en
ambos casos, el personaje resiste la prueba. Me refiero a la serie de
la BBC “Sherlock”, que lo ha traído a la actualidad, y las
películas-espectáculo de Guy Ritchie de la que hoy nos toca
comentar la segunda.
Cuando
hace unos años se estrenó la primera película del ex-marido de
Madonna protagonizada por el detective del 221b de Baker Street,
muchos puristas pusieron el grito en el cielo, clamando por el
atrevimiento de haber hecho de “su detective” un tipo cínico,
saltarín y algo “actioner”. Sin embargo, en mi opinión, si bien
es discutible la fidelidad en la forma, no se podía negar que el
fondo era muy fiel al original. En mi humilde opinión, se había
cometido una operación de reinterpretación y actualización del
personaje. Si bien, en aquella ocasión, para mí, era más formal y
estilística (en el sentido amplio del concepto de estilo). Es decir,
en mi opinión, Ritchie y co. habían alterado el ritmo y potenciado
el espectáculo con el fin de reforzar el mito y los personajes, que
permanecen más o menos inalterados. Esto es lícito, se lleva
haciendo desde el periodo clásico, mientras que se sea fiel a “la
idea”, al concepto subyacente, lo que Aristóteles llamaba la
“diánoia”.
A
pesar de saltar, pelear y ser algo más simpático que en los libros,
Sherlock era Sherlock y la película narraba una historia de
investigación que se resolvía gracias al ingenio, la perspicacia y
las artes del detective. Y el núcleo de la historia, de la película,
estaba ahí: las piezas encajaban y tenían una funcionalidad. Era un
relato (algo ligero, es verdad) de Sherlock Holmes. La gente que se
quedó en las peleas y los brincos y por ello bramaba “traición”
no se estaba dando cuenta de que detrás de anodinas frases de los
relatos, del estilo de “Sherlock y yo los abatimos a puñetazos”
hay peleas...
Pero
héteme aquí que sale esta segunda parte. Y prima el espectáculo y
el ritmo, sacrificando, por ello, la diánoia. Lo que los puristas
habían criticado de la 1ª parte fue lo que más gustó a cierto
sector del público, que por razones que aun no me explico, se ha
elegido como público objetivo de la industria del cine mainstream
(así les va...) y por ello, lo han potenciado sacrificando el resto.
Pues bueno.
Es
decir, donde en la primera había una trama bien hilada, argumentada
y secuenciada que guiaba las movidas aventuras de Sherlock y Watson,
aquí es solo una excusa para introducir una serie de set-pieces
débilmente hiladas donde los personajes y la historia se diluyen en
aras del más vulgar y vacío espectáculo. Solo se puede calificar
como una película con un guión torpe: El planteamiento es
esquemático, el desarrollo, tanto de personajes como de hechos y/o
acciones, es errático y su estructura, débil, infantil y
terriblemente tosca. Es un guión que está claramente muy poco
trabajado. Se le notan todas las costuras. Y esto es mortal para un
personaje como Sherlock Holmes, que juega en la liga de las historias
potentes, llenas de contenido y milimétricamente estudiadas y
medidas. Es lo que pide el personaje y su entorno. Esto se convierte
en un lastre que acaba con toda posible pretensión de la película.
Podría
poner muchos ejemplos de lo que he citado en el párrafo anterior,
pero me estaría metiendo en el terreno del Spoiler y ya sabéis que
me lo he prohibido, salvo excepciones que se anuncian bien
claramente. Así que solo voy a citar lo absurdo del personaje de
Madame Simza (Noomi Rapace), su historia y la de su hermano. No tiene
sentido, trascendencia ni, en el fondo importancia, a pesar de que,
en bastantes ocasiones, funciona de McGuffin o motor de la historia.
Sin mencionar lo ridículo de algunas situaciones, como el baile en
Reichenbach... en fin.
A
nivel técnico y artístico, la película es excelente. Como no,
técnica sobra. Ritchie es un tipo curtido y con buenas ideas, además
de un director interesante. Pero ni los efectos especiales ni la
fotografía o los bonitos decorados y ropajes pueden ocultar que es
una película vacía e indigna.
Ni
tampoco el buen hacer de Jared Harris, que compone un James Moriarty
bien interesante y más que desaprovechado. Harris destaca entre
todos los actores de la película, si bien todos intentan defender a
sus personajes, aunque la mayoría son demasiado epidérmicos como
para poder hace demasiado con ellos. Esto incluye a un Robert Downey
Jr., más cerca de Tony Stark que de Sherlock. Lástima.
Creo
que me queda poco por decir. Es entretenida, está bien hecha, pero
es un cascarón vacío sin interés. Y no debería de haber sido eso.
No le estoy pidiendo imposibles, pero sí que sea lo que se supone
que debe de ser: un caso de Sherlock Holmes.
Tal
vez en la próxima.
2 comentarios:
¿y Watson? ¿no pones nada de Watson?... ¿ni que Mr. Pómulos afilados hasta con bigote hipnotiza...? pues lo digo yo,
ha!
¿Y tú no has ido a ver tu versión americana?
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