Después del descanso veraniego, volvemos a la carga. Lamento la espera de los que me echaron de menos:
Ya hace algo así como un mes que me he leído el nuevo y último libro de Harry Potter;”Harry Potter and the Deadly Hallows”, lo que yo traduciría como “Harry Potter y las Bendiciones de la Muerte”, aunque es una traducción imperfecta. En esta ocasión, me gustaría dejar alguna reflexión sobre este libro en particular y la saga en general.
Pues allá vamos.
Pues allá vamos.
No todos habréis leído el anterior libro, el sexto, llamado “El misterio del Príncipe” (misterio, por cierto, que no ha sido resuelto…¿por qué ese personaje se autodenominaba “Príncipe”?¿Será porque es todo lo monárquico que no son los de “El Jueves”?), pero supondré que, al menos, habréis visto la película sobre el anterior; ”La Orden del Fénix”. Si no es así, podéis seguir leyendo. Aviso que si bien no hago Spoilers, emito opiniones que pueden ser interpretadas como tales. El que avisa no es traidor.
Lo primero que destaca del “Potter 7” es que no se desarrolla en Hogwarts, a diferencia de los anteriores, aunque sí que guarda la estructura de los anteriores libros; un primer trimestre, un interludio navideño y luego, el siguiente semestre, donde los hechos se abalanzan y pronto acaba el curso y, con él, el libro de turno. Aquí también hay descanso navideño. En anteriores casos estaba justificado. Aquí solo da una extraña y fastidiosa sensación de déjà-vu.
Lo siguiente que destaca es que es de los más aburridos. Después de unas cien páginas realmente animadas y entretenidas, que en el cine van a quedar genial en tanto en cuanto el director sea un poco hábil, el libro se vuelve realmente tedioso; no sucede nada de nada. Los personajes se dedican a vagar en una tienda de campaña y a divagar ad nauseam sobre lo que acontece sin llegar a ninguna conclusión. Ese trozo se me hizo francamente aburrido y es bastante largo. Se lo podrían haber ahorrado. O acortado, ya que lo único que realmente sacas en limpio es que los malos se han hecho con el control de todo, de facto, ya han ganado, aunque que la resistencia sigue luchando (¡Vive la Résistance, mon freres!).
A parte de para extraer esa brillante conclusión, el fragmento es bastante estéril. Esta situación de hastío ya la encontrábamos en otros libros, pero es que aquí es bastante más pronunciada. Y como en otros libros, es la intervención de otros personajes los que sacan del atolladero al chaval de la cicatriz y colegas. Otra vez esa sensación de que “Esto ya me lo han contado antes”
Después de ese bache, la historia cobra bríos, pero no llega a la altura del comienzo de la novela. La investigación y la acción se van acelerando y la cosa se va tornando más interesante, sí, pero es que la mecánica sigue recordando demasiado a otros libros de la saga.
El caso es que lentamente, la historia se acerca hacia su final, donde todo, siete libracos, se tendría que explicar y estallaría la “Batalla final”. Por supuesto, a este final se le pedían dos cosas:
1. Que fuera sorprendente: Las pistas, piezas, hechos, etc. dejadas a lo largo de los 7 libros tendrían que encajar como un reloj en un acto de suiza precisión y, reconozcámoslo, después de más de 4000 páginas, de genialidad.
2. La batalla final tendría que ser la madre de las batallas, con grandes bajas y sacrificios (conceptos, por otra parte, consustanciales a la saga) y muy enérgica y espectacular.
Pues no nos encontramos con ninguna de las dos cosas. Las piezas no encajan bien. Para empezar, la mayoría de los hechos realmente importantes de la saga o han sucedido antes de que esta comenzara o suceden en este último libro (alguna cosilla insignificante en el anterior). La mayoría de los datos importantes se dan en este libro: ¿para eso nos hemos tragado TANTAS páginas?
Es aquí, donde la Rowling utiliza a fondo un recurso literario llamado “La carabina de Chejov”, que consiste en darle su debida importancia (grande) a hechos u objetos que en su momento resultaban anodinos. Pero el problema es que, o bien resultaban TAN anodinos que hace difícil creérselo o eran tan evidentes que no sorprendían. La clave, como siempre, la tenía Dumbledore ¿Qué pasa con él?,¿como puede jugar así, de esa estúpida manera? Tan listo como se supone que era y aquí demuestra ser si no el culpable, parte esencial para que todo ocurriera como ocurrió, así de mal.
Por otra parte, la batalla final es una batallita. Vale, es cierto que todos los personajes pelean, y que mueren varios muy importantes, lo que se supone que demuestra lo “seria” que es la pelea. Pero es que en la mayoría de los casos ni se sabe como mueren, ni lo cuenta ni esas muertes transmiten nada más que pena porque el/la difunto/a probablemente te caía bien. O mal. O no te caía. Eso anula totalmente la épica de la batalla final. Cada combate, cada duelo, gane quien gane, tendría que transmitir tensión, emoción…no sé, transmitir algo. Misión incumplida. Hay otros momentos de la saga con más éxito en este particular.
Tampoco ayuda nada el hecho de que la batalla sea interrumpida en seco, a medias, por la “explicación final”, donde se suponen que las piezas tienen que encajar, la genialidad final del auteur. Supongo que se buscaba un anticlímax, como pasa en las pelis de “Star Wars” (esto se nota especialmente en “El retorno del Jedi”, donde el emperador, Luke y Darth Vader se limitan a hablar, mientras el resto de los personajes pelean por su vida), pero es que un anticlímax de más de treinta páginas seguidas, es garantía de gatillazo: ya no tenemos tiempo para alcanzar el esperado (y merecido) Orgasmo final que se supone que debe de ser el remate de toda saga.
Por ultimo, el esperado “Duelo final” es una filfa. Decepción suprema es muy suave para describirlo. Voldemort, el mítico Voldemort es solo un ególatra enfermo de soberbia que ocultaba con brutalidad su nulidad e inoperancia. Es un personaje que se desinfla, carece de más mínimo interés, no da nada de juego. Nada. Y todo por buscar un final, un happy-ending cursi a más no poder que deje en buen lugar a “los buenos”.
No sé, el libro es bastante decepcionante. Y es que creo que, sobre todo a partir del 5º libro, la propia épica de la historia pedía un mejor final para la saga, se crean demasiadas expectativas y no se cumplen ni de lejos.
No es que yo esperara mucho, la verdad. En el fondo, es una serie de novelillas para jóvenes. Pero es que por momentos, la autora se muestra grande y permitía hacerse ilusiones de un final espectacular a la saga. No ya eso, si no que de una mayor coherencia interna. Pero no cumple. No lo hace en absoluto.
Las tres primeras novelas son francamente entretenidas, pero solo son un divertimento. O tal vez es por eso. La cumbre se alcanza en el 3º, en mi opinión, el mejor de todos. Es a partir de la 4ª cuando la autora pierde un poco el control de su hijo, al volverse la cosa algo más seria, “más adulta”. Es también donde cae presa del gigantismo, los libros se vuelven mucho más largos y, teóricamente, más transcendentes, pero se vacían de contenido: El 5º es banal a más no poder. Si desapareciera, la saga no se resentiría demasiado. El sexto está realmente bien en muchos momentos, siendo el segundo mejor, en mi opinión, aunque a años luz del 3º (Además de establecer un par de conceptos esenciales para la consecución de la saga) y es donde realmente se ve la importancia de los malos y como se habían infiltrado y corrompido el sistema. Esto lo debéis de interpretar así: lo realmente importante de la saga ocurre en los dos últimos libros (sobre todo, el último), lo anterior, bueno, forma parte del Background. En mi opinión, en todos los libros tendría que pasar algo esencial para la saga. Pero no es así.
Y es que es lo que se puede decir de los personajes: La mayoría no importan y, detrás de todo el secretismo y misterio de muchos de ellos, solo hay la mayor de las nadas. Una pena.
Huelga decir que la saga me ha decepcionado bastante. Tenía buenas herramientas, pero no han sabido hacer un edificio sólido. Todo ha quedado en una pompa de jabón, un ejercicio de manierismo argumental fundamentado en la nada. Fallan los cimientos. La lastima es que se tarde 7 libros en saberlo. Más de 4.000 hojas.
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